Bahía Blanca | Martes, 22 de julio

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La leyenda de "Diablo Negro"

Hace poco más de una semana, una de las máximas figuras que tuvo nuestro Speedway pasó a ser leyenda: la leyenda de "Diablo Negro". Todo aquel que peine alguna cana ya --le guste o no el motociclismo--, seguramente oyó hablar de ese enigmático piloto ataviado todo de negro, que impresionó con su garra y velocidad en las inolvidables noches de la Pista Roja.


 Hace poco más de una semana, una de las máximas figuras que tuvo nuestro Speedway pasó a ser leyenda: la leyenda de "Diablo Negro".


 Todo aquel que peine alguna cana ya --le guste o no el motociclismo--, seguramente oyó hablar de ese enigmático piloto ataviado todo de negro, que impresionó con su garra y velocidad en las inolvidables noches de la Pista Roja.


 Acaso ese personaje, que se cansó de ganar en el óvalo de la Avenida Alem, haya eclipsado al joven y callado piloto de ascendencia británica que se puso su piel.


 Hijo de padre argentino descendiente de inglés y madre de ese origen (dominaba a la perfección el idioma de Shakespeare), Peter William Francis Moore había nacido en nuestra ciudad el 20 de junio de 1931.

Con una Puch 125




 Debutó en el Speedway a los 25 años y su boleta de inscripción en el Bahía Blanca Automóvil Club (por entonces organizador) fechada en diciembre de 1956, reza como anotado --con su nombre verdadero-- en la categoría 150 cc con una moto Puch de 125 cc.


 Pese a que su familia se oponía, Peter decidió correr igual, ocultando su identidad tras un seudónimo que en los años siguientes haría famoso: "Diablo Negro".


 El personaje que asumió en el Speedway lo protagonizó en todo momento, pues acordó su apariencia al nombre de ficción, adoptando equipo de cuero, botas, casco (cruzado por tres tiras blancas) y pañuelo facial totalmente negros, con una pechera que mostraba un escudo identificatorio con el seudónimo.


 Y para dar una imagen aún más enigmática (y por supuesto en el afán de evitar que trascendiera su verdadera identidad), "El Inglés" --como se lo conocía en el ambiente-- jamás se mostraba fuera de los boxes ni se dejaba fotografiar sin su enmascaramiento.

Exitoso palmarés




 Así, del '56 al '59 compitió en 150 cc, alzándose con su primer título en el '57; mientras que en su último año en esta cilindrada participó en tres fechas (fue 4º, 3º y 2º) de un certamen Sudamericano disputado en Cipolleti.


 Comenzada la década del '60 ascendió a la categoría 175 cc, en la que compitió con una Gilera preparada por Romeo Casalini, ganando de entrada el campeonato '60 y luego el '61 y '62, siendo subcampeón en el '63 y recuperando la corona en el '65, su último año en la divisional.


 De esa etapa de su trayectoria deportiva se destacaron notables contrincantes como Gelindo Vuccili, Orlando Denari, Julio Zecchi, Eduardo Muñoz, Edgar Castellano, Raúl Colella y un jovencísimo Juan Carlos Curzio, entre otros.


 En 1966 adquirió una JAP de 500 cc a Antonio Miranda, con la que debutó en la categoría máxima del Speedway, que por entonces era conocida por la marca (inglesa) de las motos que se utilizaban, y que los criollos pronunciaban "yap".


 En su primera temporada fue subcampeón y al año siguiente conquistó finalmente el título mayor, siempre en la Pista Roja de Liniers.


 El mismo estilo aguerrido pero a la vez parejo, que le "abría" todo sobre el puño derecho, enseñoró a "Diablo Negro" sobre la superficie colorada polvorienta, encaramándolo en lo más alto de la preferencia popular. Entre sus máximos rivales se recuerda a Héctor Santos Ilacqua, Antonio y Eusebio Miranda y por supuesto Curzio.

También en el asfalto




 El misterioso personaje de negro (aunque ya había dejado de ser secreto para sus padres) también supo incursionar en el motociclismo de velocidad (con Gilera), siendo protagonista de memorables porfías en el ya desaparecido autódromo de Villa Bordeu.


 Sobre aquel "riñón" asfaltado, se las tuvo que ver con notables y recordados corredores como Carlos J. Martín, Antonio Valerio, Eros Onorati, Paulino Scaletta, Julio Dorini, Ruggiero Ostano, Mario Benedetti, Curzio y Jorge Alonso, entre otros.


 Con el Speedway dividido --al igual que el Midget-- entre la Pista Roja y el Círculo Rojo de Villa Mitre y la década del '70 a la vista, con seis títulos en su vitrina e innumerables victorias, "Diablo Negro" decidió que su exitoso ciclo como piloto había terminado.


 Más de 20 años después se lo vería otra vez en los boxes, pero de la pista de Tiro Federal, acompañando a su hijo Ricardo, que incursionó por un par de temporadas en 500 cc, también con una JAP.


 En esa época era común verlo sobre una camioneta de la Municipalidad (donde trabajaba), con una larga escalera en la caja, reparando y haciendo mantenimiento de los semáforos de la ciudad, siempre portando su aparato especial de audición por la pronunciada sordera que padecía.


 Dos veranos atrás, ya muy enfermo y postrado, Peter Moore no faltó al homenaje realizado en la pista "Héctor Evaristo Plano" que la Asociación Corredores de Speedway brindó a los pioneros sobrevivientes de la actividad.


 Sería su última aparición pública. El pasado domingo 25 de junio, a los 75 años, Peter Moore pegó su acelerada final en este mundo. Pero nos dejó para siempre la leyenda de "Diablo Negro".

Marcelo Quaglia/"La Nueva Provincia"