Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Recordando a Fermín Chávez

Por Alberto González Arzac.


 El pasado 28 de mayo falleció en Buenos Aires el escritor, historiador y pensador político Fermín Chávez. Fue velado con todos los honores en la Legislatura porteña y sus restos llevados al Jardín de la Paz de Pilar, despedidos por amigos y admiradores de aquel lúcido exponente de la cultura nacional.




 Murió cuando estaba por cumplir 82 años, pródigos en producción de obras y ricos en luchas políticas. Nació en El Pueblito (Entre Ríos), cerca de Nogoyá, el 13 de julio de 1924 y el nombre de bautismo era Benito Enrique Chávez, aunque firmó como Fermín Chávez sus principales trabajos literarios e históricos.




 Estudió en el Colegio Apostólico de los Dominicos, realizando en aquella ciudad estudios de Humanidades y cursando lecciones de dibujo con el premiado pintor Fray Guillermo Butler. Luego estudió filosofía en Buenos Aires y Teología en Cuzco (Perú). En 1941, publicó su primer poema en el diario "Crisol" (Buenos Aires), evocativo de su lugar natal: Paisaje del pueblito. Después, su dimensión cultural abarcó todos los rincones de la Nación a través de inagotable labor de literato, periodista y erudito en la Historia Argentina. Reiteradamente ilustró con dibujos propios sus trabajos e hizo también algunas incursiones por el folklore, como su cantata Barranca Yaco, con música del celebrado Horacio Malvicino (1974), estrenada bajo la dirección de Ariel Keller.




 Los poemas de Chávez están reflejados en numerosas obras: Poema con fusilados y proscriptos (1964); 55 poemas (1991); 45 poemas paleoperonistas (1977); Poemas con matreros y matreras (1998), entre otros. Fue un estudioso de la poesía argentina, habiendo escrito obras importantes en la materia: Las cien mejores poesías líricas argentinas (1953), en colaboración con el padre Leonardo Castellani; Poesía rioplatense en estilo gaucho (1962); Aquí me pongo a cantar (1993). En ese rubro, su principal obra es Historia de la poesía gauchesca (2004), género que Chávez también cultivó y sobre el cual fue erudito. El 20 de agosto de 1986, cuando el historiador José María Rosa cumplió 80 años, le dedicó versos que tituló El gaucho Fermín, de la Parroquia de la Concepción, a su paisano el gaucho Pepe, de la Parroquia Catedral al Norte.




 En materia literaria, fue muy extensa la labor de Chávez, que en 1952 escribió Un árbol para subir al cielo, pieza estrenada con la dirección de la recordada actriz Lola Membrives en el teatro Enrique Santos Discépolo. También escribió textos narrativos y el cuento policial La muerte empaquetada (1950).




 Una cuidadosa formación le permitió abordar temas filosóficos, como su ensayo sobre Histrionismo e iluminismo en la cultura argentina (1977), o sintetizar momentos de la formación cultural del país, como su trabajo La cultura en la época de Rosas (1973). Ha tenido a cargo cátedras en las Universidades de Buenos Aires, La Plata y Lomas de Zamora.




 La actividad más conocida de Fermín Chávez pertenece al campo de la Historia, donde, junto a José María Rosa y otros conocidos autores, fue principalísimo exponente del "revisionismo", enrolándose en el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas desde su creación, en 1938, actuando en sus comisiones directiva, dando cursos y conferencias, dirigiendo la colección "Estrella Federal" y escribiendo en la revista de esa institución, donde era presidente honorario al momento de fallecer, habiendo sido miembro del Cuerpo Académico de ese Instituto Nacional de Investigaciones Históricas, dependiente de la secretaría de Cultura de la Nación y de la Presidencia, desde 1997, cuando por decreto 940 se designó a los miembros de dicho cuerpo. La reivindicación de la figura de Rosas y la llegada al país de sus restos no fue el único corolario de esa acción de años, sino que también se logró imponer una nueva visión de la Historia Argentina, la revalorización de los caudillos federales y una interpretación de los acontecimientos políticos, económicos y culturales diferente de los de la corriente histórica liberal. A fines de la década de los años '60, Chávez integró el grupo de historiadores que auspiciaron la difusión de episodios e investigaciones al gran público, a través de la revista "Todo es Historia", que desde entonces dirige Félix Luna.




 Frecuentador de archivos, bibliotecas, museos y fuentes documentales, los libros sobre temas históricos de Fermín Chávez son numerosísimos, invariablemente ceñidos a métodos e investigaciones científicas e inspirados por su pasión nacional: Civilización y barbarie (1956), biografías del poeta José Hernández, los caudillos Chacho Peñaloza y López Jordán, Historia del país de los argentinos (1980), entre varias decenas de trabajos, donde se encuentran los tomos 14 a 17 de la Historia Argentina de José María Rosa, que Chávez completó tras su muerte con la colaboración de un grupo de historiadores.




 El tema de Perón, Evita y el peronismo tuvo en Fermín Chávez a su máximo historiador. Sobre ellos también dio a conocer numerosas obras, formando parte del Instituto Nacional que lleva el nombre del ex presidente de la Nación, a quien conoció conversando con Fray Pedro Errecart el 20 de junio de 1943, en la vereda de la calle Victoria (ahora Hipólito Yrigoyen) al 300 de Buenos Aires; poco después, publicó en Nogoyá un artículo sobre Perón y el Derecho de Gentes y en Buenos Aires Perón y la humanización del capital. Esa adhesión política, cuando aún Perón no había accedido a la Presidencia, quedó confirmada a través del trato frecuente y afectivo que poco después recibió de Evita (con quien colaboró); ella hizo editar cuidadosamente los versos de Chávez titulados Dos elogios y dos comentarios (1950). En años de exilio, Juan Domingo Perón distinguió a Chávez remitiéndole cartas personales que atesoró en su nutrido epistolario e invitándolo a acompañarlo en el vuelo de retorno a la Argentina.




 La caída del gobierno peronista, en 1955, lo convirtió en proscripto político, sumándose a la resistencia contra el régimen militar. Ya había incursionado en el periodismo, pero en esas condiciones Fermín Chávez asumió la lucha política sin claudicaciones a través de la prensa clandestina, como lo hicieron sus amigos Alejandro Olmos, Fernando García della Costa, Enrique Oliva y tantos otros.




 Entre 1941 y 2001, fue asiduo colaborador de diarios, periódicos y revistas. Dirigió la revista "Movimiento" y compartió la dirección de la revista "Línea", expresiones políticas de notable circulación. Conocedor como fue de toda la intelectualidad que se acercó al peronismo, en el año 2003 fue autor de un diccionario de "peronistas de la cultura", con biografías y semblanzas de conocidas personalidades, en dos tomos que tituló Alpargatas y Libros.




 No buscó cargos ni honores. Su vida fue austera y modesta. En oportunidad de recibir reconocimientos, como la declaración de Ciudadano Ilustre, los aceptó con la humildad que caracterizaba todos sus actos. Fue amigo cálido de quienes lo rodearon y maestro desinteresado de quienes lo admiraron.




 En los últimos años, redobló el esfuerzo para dar a conocer trabajos que tenía en preparación, algunos de los cuales están aún inéditos. Dirigió las obras Diccionario Histórico Argentino y Reseña de acontecimientos históricos (1553-2003), con la colaboración de otros historiadores, editada en 2005. Se comunicaba con sus amigos a través de una sencilla hoja mensual que tituló La morcona del zanjón, mecanografiada, diagramada e ilustrada por él mismo, que en fotocopias remitía por correspondencia. Desde allí estaba organizando para el 20 de agosto próximo una conmemoración del centenario del nacimiento de José María Rosa.




 Nos ha dejado a todos los argentinos un rico patrimonio cultural que debemos aprovechar y ha mantenido encendida la llama de nuestra nacionalidad, que es su legado a las nuevas generaciones.

Alberto González Arzac