Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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"Yo debía haber ido a vivir a Bahía"

El 31 de enero el "Gigante" Jorge González cumplió 40 años. Y dice haber evolucionado en su salud. Aunque es consciente que de por vida deberá seguir inyectándose insulina diariamente, para así controlar la diabetes que lo aqueja, todo dentro de un cuadro de gigantodromegalia que lo mantiene en 2m30 de altura.
"Yo debía haber ido a vivir a Bahía". Deportes. La Nueva. Bahía Blanca


 El 31 de enero el "Gigante" Jorge González cumplió 40 años. Y dice haber evolucionado en su salud.


 Aunque es consciente que de por vida deberá seguir inyectándose insulina diariamente, para así controlar la diabetes que lo aqueja, todo dentro de un cuadro de gigantodromegalia que lo mantiene en 2m30 de altura.


 Siempre refugiado en su casa de El Colorado, el pueblo formoseño de algo más de 9 mil habitantes y distante a 150 kilómetros de la capital, el ex basquetbolista permanece desocupado. Observa el paso de los días sentado en una silla especial, pero de todas maneras se las ingenia para caminar apoyado en otra con ruedas. Y ello, a pesar de sus incesantes dolores de cintura.


 Si bien reconoció una mejoría en la enfermedad, González mantiene una vida sedentaria y está harto de que los medios lo busquen para que cuente cómo convive con ello. Jorge siente devoción por el básquetbol y se inclina por conversar más sobre ese tema. Allí sí las palabras le salen a borbotones.


 Pero lo primero, es lo primero...


 --¿Cómo estás hoy por hoy?


 --Bien. De salud estoy muy bien, bastante mejor.


 --¿De qué manera tomaste la llegada a los cuarenta años?


 --Y... no es lindo. Pero, bueno, es un número, nomás. Depende de cómo uno se sienta.


 --¿Y cómo te sentís?


 --Me siento bien. Tengo cuarenta años y me siento bastante bien.


 --Bueno, todavía sos una persona joven.


 --Sí, pero tampoco soy un pibe, ¿viste? No hay que engañarse.


 --¿Cómo es hoy por hoy tu vida?


 --Tranquila, la tomo con calma. Dejo que fluyan los días. No quiero hacerme más problemas por nada. Acá hace mucho calor y no tengo ganas de andar preocupándome por pequeñeces.


 --¿Cómo imaginás tu futuro?


 --Nunca pienso en el futuro. Es absurdo hacerlo. Hay que vivir el presente y mejorar todos los días. Cuando amanece hay que tener fe que ese día va a ser mejor que el de ayer. No puedo pensar en el futuro porque no sé qué va a pasar.


 --¿Estás recibiendo alguna ayuda económica?


 --No.


 --¿Eso te produce enojo para con aquellos que podrían darte una mano?


 --No. ¿Por qué voy a enojarme? En absoluto. No me enojo con nadie porque no hay ninguna obligación de ellos hacia mí como para ayudarme. Eso pasa por el propio sentimiento y el corazón.


 --¿Te sentís como abandonado?


 --No, pero no quiero contar más la historia de vida porque no tiene sentido. Absolutamente nadie se solidariza, habiendo tanta gente que podría hacerlo. Ya no quiero pensar en lo que perdí en el pasado. Ahora prefiero informarme del deporte y nada más que eso.

"Ginóbili es como Maradona"




 --¿Seguiste de cerca todo lo que consiguió Emanuel Ginóbili en el último tiempo?


 --Para mí lo que hace Ginóbili no tiene palabras. Es lo máximo que uno puede pedir como argentino y como jugador. Seguramente pasarán cuarenta años para que aparezca otro como él.


 --Si es que aparece alguien.


 --Sí, es cierto. Para mí forma de ver y para mí gusto, aclarándote que no soy simpatizante de San Antonio Spurs, Ginóbili es como Maradona. Y da la casualidad que es zurdo también.


 --Y hay que cuidarlo también, algo que quizás, salvando las distancias, faltó hacer con vos.


 --Estos son otros tiempos. En mi época no se manejaban las cifras que se manejan hoy y no se andaba de traje y corbata. Hoy en día los jugadores tienen otra educación, otro manejo de su vida, tanto en lo personal como en lo deportivo. Estamos hablando de quince años de diferencia. En la década del `80 era otra cosa.


 --Estamos viviendo una etapa del básquetbol nacional increíble, ¿no? Con el título olímpico y cuatro jugadores en la NBA.


 --Es irrepetible. Esto hay que disfrutarlo y grabar todo ahora porque van a pasar muchos años hasta que se repita. No digo porque no haya talentos, sino porque en la Selección hay tanto talento...


 "Nocioni está haciendo muy bien las cosas en su segundo año en Chicago. Y a Delfino no le dan minutos, no le dan la pelota y cuando tira y erra, ya lo sacan. Aparte, en Detroit tiene una base de 7-8 jugadores que no te dejan tirar. Y él, que es jovencito, ¿qué le va a decir a Wallace? No tira más y listo... A Oberto también le faltan minutos, porque todos sabemos la capacidad que tiene. Pero con Duncan adelante es imposible también. Pero estamos bien. Creo que Scola y algún otro más podrían entrar también.


 --¿Tuviste comunicación con "Manu"?


 --Jamás hablé con él. No lo conozco. En la época que yo me retiré del básquet él todavía no había entrado.


 --Pensé que tal vez podrían haber tenido algún contacto una vez que él saltó a la fama definitivamente.


 --Lo que pasa es que él es una súperestrella. Y cuando alguien llega a ser una súperestrella es muy difícil acceder a una simple charla. Porque ya te van filtrando las llamadas, hay intermediarios... Si no te llama él personalmente, es difícil que si lo llego a llamar yo me atienda. Pero está bien. Está en su mejor momento y ojalá que le sigan muchos otros. "Manu" le abrió la puerta a mucha gente.


 --¿Qué temas tocarías de charlar con Ginóbili?


 --No, nada. Como colegas, porque me siento colega de él, quiero que cuando venga a la Argentina disfrute de su familia, porque supongo que al llegar acá no querrá ni tocar el tema básquetbol. ¡Me pasaba a mí cuando jugaba a nivel nacional, imagináte él que juega 82 partidos en la NBA! Es una locura.


 --Pensar que podrías haber sido el primer argentino NBA...


 --Sí, pero fui el primer argentino elegido en el draft. Ya con eso está bien.


 --En 1988, cuando fuiste reclutado por Atlanta Hawks, ¿ya era otro mundo la NBA?


 --El planeta NBA siempre fue otra cosa. Ahí no entra cualquiera. Excepcionalmente caen algunos "quesos", pero esos ni juegan.

"El básquetbol se me metió en la sangre"




 --¿Extrañás el básquetbol?


 --(Risas) Y, bueno... Creo que de por vida lo voy a extrañar. El básquetbol se me metió en la sangre. Yo nunca pensé que me iba a gustar tanto.


 --Más allá de lo de "Manu", ¿seguís lo que es la Liga o la actividad en Formosa?


 --El drama es que acá no tenemos TyC Sports, entonces tengo que esperar que algún noticiero pase algún resultado o sino ver algún diario. Sí tengo ESPN, pero nada más pasa NBA una o dos veces por semana.


 --Quizás te haría falta también una computadora, ¿no?


 --¿Vos sabés que la semana pasada tuve la suerte que me regalaron una? Lo que me faltaría ahora serían los accesorios, como una impresora para tener la información que me interese.


 --¿Tenés internet?


 --Sí, me vinieron a instalar todo. Todavía no lo sé manejar, pero le meto tres horas del día haciendo pruebas y errores para ir aprendiendo.

Nacer en el lugar equivocado




 --¿Cómo está el básquetbol en Formosa?


 --En mi pueblo directamente no hay básquetbol. Hay dos canchas de más o menos 104 años cada una, pero no tienen techo, no tienen piso, los aros no tienen redes... Acá, el fútbol es el número uno.


 --Como en la mayoría de los lugares, excepto Bahía.


 --No, de Bahía salieron todos. Sin dudas es la Capital. Allá sienten y viven el básquetbol de manera distinta que cualquier otra persona. Ahí hay clubes cada dos cuadras y los chicos nacen con una pelota de básquet en la mano.


 --Entonces, ¿tu ciudad ideal sería Bahía Blanca por cómo vivís el básquetbol?


 --Yo debía haber ido a vivir a Bahía. En este momento tendría que estar en Bahía. Ahí hubiese tenido otras oportunidades y otro tipo de salidas laborales. Me retiré hace 10 años ya y quizás podría haber tenido algún lugarcito en Bahía seguramente.


 --Acá hay veinte clubes.


 --¡Sí! Aparte, seguramente habrá campeonatos locales muy competitivos...


 --Son muy fuertes los torneos locales y juegan al básquetbol alrededor de 3 mil chicos.


 --¡Uhh, eso es casi el 1% de la población!


 --Exacto. Así que uno o dos cada tanto tendrían que salir buenos, ¿no?


 --Pero, ¿qué te parece? No, pero ustedes sacaron mucho: Montecchia, Ginóbili... Incontables.


 --Te esperamos por acá, entonces.


 --Algún día. ¿Quién sabe?


 --¿Es difícil que a esta altura te radiques en otro lado que no sea El Colorado?


 --Sí. Ahora, como estoy físicamente y viviendo en silla de ruedas, es complicado.


 --Jorge, ¿creés que si hubieras nacido en otro lugar, como Buenos Aires o mismo Bahía, estarías mejor?


 --No tengas ninguna duda. Querramos o no, es así. La mentalidad con la que uno nace en Buenos Aires es totalmente distinta a la del interior del país. Sobre todo en un pueblito como el mío o cualquier otro. Y en Bahía ni hablemos. Porque de haber sido bahiense empezaba a jugar al básquet a los 6 años y a los 16 quizá ya estaba en Europa... Lo que pasa es que yo arranqué tarde y me hicieron jugador de básquet. No es que nací jugador de básquet.


 Jorge González le pone el pecho a lo que le toca vivir. Atrás quedaron sus años como basquetbolista y su paso por la lucha libre y la actuación.


 Ahora, de vez en cuando, hace una "vaquita" con sus amigos para comer un asadito, sin sal, porque tiene la presión alta, la sangre pesada y debe cuidarse.


 Así trata de hacer llevadera su vida. Día a día.

Su pasado como basquetbolista




 González debutó en 1983 el Argentino juvenil disputado en Catamarca y luego lo reclutó Gimnasia y Esgrima La Plata.


 Dos años después León Najnudel lo llamó al seleccionado, el cual se presentó en Guantánamo (Cuba) y posteriormente actuó en dos Sudamericanos y un Preolímpico.


 * Su aparición oficial en la Liga Nacional se produjo el 27 de marzo de 1987 con la casaca de Sport Club (Cañada de Gómez), frente a River Plate. Perdieron por 105 a 100 y señaló 7 unidades.


 * El 28 de julio de 1988 Atlanta Hawks lo escogió en la tercera ronda del draft (Nº 54) de la NBA. Pero ese sueño no se cumplió y optó por pasar a hacer lucha libre en los Estados Unidos, el cual lo llevó a participar de un capítulo de "Baywatch", junto a la impactante Pamela Anderson.

Luciano Mutti/Especial para "La Nueva Provincia"