Con la suerte de una verdadera principiante
BUENOS AIRES (Télam) -- Una oleada de frescura pop, con arreglos de muy buen gusto, cierto aire a hip hop, una voz novedosa y diferente a los tonos comunes de las féminas rockeras locales.
El cóctel tiene nombre simple: Flor, y es el disco debut de Florencia Caserta, que tuvo producción de Gustavo Santaolalla y Pablo Romero de Arbol y le permitió a la joven conseguir dos nominaciones a los premios Carlos Gardel: en el rubro artista pop femenina y álbum revelación, en la misma categoría.
A caballo de canciones como Las cosas son así; Girar; La respuesta; Jazmín; No, nada e Igual, empujadas por una producción simple pero reluciente, Caserta marcó diferencias.
Florencia Caserta pertenece a esa cofradía que forman los artistas que viven en la zona comprendida por El Palomar, Haedo, Castelar, Hurlingham y Ramos Mejía y en donde han surgido desde Sumo y su descendencia --Las Pelotas y Divididos--, a los Piojos, Caballeros de la Quema, Arbol, entre otros.
Un motivo por el cual se charló mucho en torno al disco fue por la onda que Romero quería darle, ya que pretendía un sonido pop, fresco y liviano, pero vinculado a ciertas formas del hip hop como Missy Elliot, Erikah Badu y The Roots.
"Yo vengo del palo rockero, en mi casa escucha La Renga, Los Redondos y Divididos y cuando Pablo me propuso lo del sonido pop, le aclaré que yo no sería la Britney Spears argentina: "no me hagan hacer una coreografía porque no va", citó.
"Todo el mundo dice que el disco suena fresco y eso me gusta porque la idea era no sonar parecido a nada. Todas las canciones surgieron con la guitarra y algo de máquinas de ritmos, no más artilugios", explicó.
Otra particularidad es que su voz no suena parecida a la de Fabiana Cantilo o Hilda Lizarazu, que tanta influencia han tenido sobre otras cantantes.
"Pero tiene que ver con el tono y el color de voz. Además yo no escuchaba mucho rock de mujeres, escuchaba más al Chizzo de la Renga", señaló.
El sello de "el padrino"
"Flor" aseguró: "nunca pensé que iba a sonar así".
A los 17 años --a fines de 2002--, apenas egresada del secundario Florencia Caserta conoció a Pablo Romero, de Arbol, quien le propuso grabar algunas canciones.
Dos años después un disco completo cayó en manos de Santaolalla, que fichó a la joven para su escudería Surco, por lo que Florencia decidió retirar el disco de las calles.
Santaolalla se llevó el máster a Los Angeles y le hizo una segunda producción.
"Gustavo nos pidió que regrabáramos las voces en dos temas, y después él le dio más cuerpo, metió más coros, muchas cuerdas, violas, teclados, avivó algunos temas que habían quedado demasiado tranquilitos", añadió.
Y desde esos días, Caserta es la benjamina de la factoría de Santaolalla, al punto tal que la semana pasada se puso muy colorada cuando Meme y Quique Rangel, de Café Tacuba, se acercaron a decirle que el disco les había gustado mucho.
El encuentro entre Caserta y dos de los miembros de la banda más importante de la escudería de Universal se produjo en Palermo cuando los Tacuba vinieron a Buenos Aires a rendirle homenaje a Santaolalla.
Todo por Guillermina
Pero en su principio esta historia une a Florencia con Gabriel y Gerardo Berisso, líderes de Guillermina, una de las bandas del oeste del conurbano bonaerense, con quienes la cantante tomaba clases de guitarra.
"Yo tomaba clases de guitarra con los chicos de Guillermina, que son amigos de Pablo Romero, y un día mientras yo tomaba clases y cantaba con uno de los chicos, el otro le hizo escuchar mi voz a Pablo", precisó la cantante.
Según el relato, Romero entró a la sala de ensayo, felicitó a "Flor" por su voz y la invitó a grabar un cover de Mañana en el Abasto, el clásico de Sumo, en su casa.
"Hasta ese momento yo no había estado nunca sobre el escenario, ni siquiera en un acto del colegio. Sí lo hacía en mi casa como lo hacemos todos, pero no tenía experiencia.
Con el correr de los ensayos, Romero la invitó a grabar un disco que resultó ser "un proyecto que no tuviera muchas urgencias". Por eso se concretó a fines de 2002 y se terminó recién en 2004, aunque el lapso Florencia armó una banda y comenzó a presentarse en la zona oeste.
"Me junté con Nicolás Martín que es el guitarrista de Nuca y que ahora también toca la guitarra en mi banda, y con quien compusimos varias de las canciones del disco", afirmó.
Miradas y mujeres
Su contrato con Surco significó que Universal la tutelara y por eso "Flor" teloneó a Juanes el año pasado, y luego actuó en el Gesell y el Cosquín Rock, tras dos años de recorrer pubs y bares del conurbano.
"Para mí es más relajante un escenario con varios miles que con 100 personas, porque a las 100 personas las ves, y como yo soy medio chicata, no veo a los miles, sólo a unas caritas de la primera fila.
"Igualmente, lo de Juanes me sorprendió porque la gente se prendió mucho en el show, inclusive las chicas que normalmente son de decirte: `bajáte de ahí que lo quiero ver a Fulano'. Son mujeres, y siempre hay choques entre nosotras".