Tan grande como siempre
Vital, alegre, seductora. Ella tiene su propia fórmula para mostrarse a pleno, aun más allá de los 50. Por eso, trabajar en el día de su cumpleaños para Valeria Lynch significó una fiesta extra a la que se celebraba el último sábado en Puan.
Su participación en el escenario principal de la XX Fiesta de la Cebada Cervecera la mantuvo radiante y vigente con sus canciones de siempre y las nuevas letras que conforman su último disco, el que llamó Nosotras..., un trabajo producido por Robert Livy y Rudy Pérez y que en noviembre presentó en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires.
Dueña de una rutilante trayectoria internacional, sostenida por una importante seguidilla de premios y distinciones, Valeria registra más de cuatro millones de placas vendidas y 40 discos de oro y platino.
Es uno de los máximos exponentes de la música argentina y resultó elegida, en 2002, por el New York Times como una de las cinco mejores cantantes del mundo.
Semejante curriculum aparte, de las claves que la mantienen en el corazón de la gente, señala a su costumbre de mostrarse tal cual es: humana y alcanzable.
"Soy una artista, no una estrella --sostuvo--. Soy una laburante del espectáculo y cuando subo al escenario me presento exactamente igual a como me ven fuera de él".
Sin poses, Valeria también dijo que está llena de proyectos y que cuando no actúa o graba se dedica a la producción de Víctor Victoria, la comedia musical cuyos derechos obtuvo a fines de 2004, que le lleva buena parte de su energía y que estrenará el otoño que viene.
"Acabo de firmar el contrato para protagonizar ese musical que con tanto éxito hizo Julie Andrews, en Broadway. Será un placer enorme ponerme en la piel de este personaje tan querido y anhelado".
Anticipó que subirá a escena en el Teatro Nacional, con producción de Alejandro Romay y de su hijo Diego, como parte de los festejos por los cien años de esa sala. Además, comentó que volverá a compartir una tarea con Raúl Lavié, después de la experiencia conjunta realizada en la anterior temporada estival de Mar del Plata, en el music-hall que produjo Nito Artaza.
"La pasé muy bien. Fue una vivencia diferente. Claro que no volvería a la revista. Prefiero lo que hago, mi shows personales y las comedias".
Tras bambalinas, Valeria dirige siete escuelas de canto, baile y actuación que se encuentran diseminadas por el país.
De la música vive y con ella convive, porque también sus dos hijos se dedican a este arte. Por eso, quizás, significa para ella mucho más que un trabajo.
Claro que además de su vigencia artística hay otra gran razón para este momento de esplendor: está muy enamorada de Leonardo, un psicólogo alejado del ambiente artístico al que define como un ser maravilloso que le `abrió la cabeza'.
* Los sueños no se pierden
"Hay Valeria para rato, y tengo mucho por hacer", repitió, enfática, entre grandes sonrisas.
En una carrera con tantos éxitos es muy difícil elegir una canción, pero Piensa en mí, del Paz Martínez, resulta su "caballito de batalla"
"Es una letra optimista que le canta a la vida y que la gente pide por esa razón. Me encanta ofrecerla".
"La negra" Mercedes Sosa ("cantante con mayúscula") y Sandro ("ídolo total"), son sus principales referentes.
* El renacer nacional
Valeria cree que todos los argentinos son sobrevivientes y que el país está renaciendo después de atravesar una de sus peores crisis.
"El espectáculo, cuando la gente no tiene plata para llegar a fin de mes, se convierte en un lujo. Pero este año que pasó hubo un repunte muy grande. Pude hacer muchísimos shows y me encontré con colegas durante los viajes. Veo que todo se activa. Sigo creyendo en mi país".
* La última vez por aquí
En agosto de 2003, con la obra Monólogos de la vagina, en el Rossini Teatro Bar, se registró la última actuación en Valeria en Bahía Blanca. Antes, sus grandes convocatorias habían sido para los multitudinarios recitales que ofreció en el estadio del Club Estudiantes, entre los años '80 y '90.