Reivindicación de Atila
HACE MUCHOS, muchos años, el achinado actor norteamericano Jack Palance, que ya amenazaba a la notable Joan Crawford compartiendo la pantalla de Hollywood, se aventuró a tomar el rol de Atila, rey de los hunos. Lo perseguía una versión errada de ese caudillo.
TODO QUEDO así y ambos intérpretes pasaron al cajón del olvido.
Sólo que en estos últimos años aparecieron investigaciones mucho menos esperadas, trayendo a un Atila notablemente menos bárbaro y, para colmo, más cercano al estadista y menos amigo de la guerra.
ASI PUES, Atila supo que la destrucción debía ser mínima, pues una política de tierra arrasada (como la de George Walker Pierce Bush en Irak) tenía que ser mínima, a fin de que los vencidos pudieran pagar puntualmente sus gruesos impuestos.
El CHOQUE CON Roma derivó de su encandilamiento con Honoria, hermana del emperador Valentiniano III. De lo cual el huno sacó, ignorando algunas diabluras de su presunta novia, que ella le pedía matrimonio enviándole un hermoso anillo de compromiso.
FALLADA LA presunción de Atila por la negativa de Valentiniano al enlace (era racista), el rey de los hunos plantó campamento cerca de Roma, donde recibió enigmáticas promesas del Papa León I.
Así, el llamado Azote de Dios pudo morirse en paz de un resfrío.