Una chica pura velocidad
"Desde chica supe que estaría ligada al automovilismo y que los fierros podrían llegar a abrirme un futuro", avisa, de movida, Ianina Zanazzi. Para ella, todo comenzó el día en que su padre, ya resignado a no tener el hijo varón que cumpliera su frustrado sueño de ser piloto de competición, estaba probando el karting de su propiedad, junto a un grupo de amigos.
"Le insistí tanto para subir, que le gané por cansancio y, al cabo de cuatro vueltas, ya le había bajado el tiempo a todos los hombres", señala y ensaya la primera sonrisa que ilumina la tarde bahiense.
Después llegaría el esperado debut en karting y, tras anotarse en la escuela de pilotos que funciona en el autódromo de Buenos Aires, casi sin darse cuenta, como ella misma asegura, empezó a correr en la Fórmula Hyundai, exclusiva para mujeres.
"El automovilismo es muy competitivo y, en lo personal, prefiero correr con hombres. La única experiencia que tuve con las mujeres no fue buena. Llegaba del colegio con el uniforme, me ponía el casco y salía a clasificar, aunque después me encontraba con algunas que frenaban en las rectas o, directamente, te tocaban a propósito", añade.
La búsqueda de mayores desafíos la llevó a probar con los monoplazas, vehículos esencialmente construidos para competir.
"El manejo es exigente y, por tal motivo, debe ser preciso. Además, la potencia se siente, casi tanto como la velocidad que se alcanza a la hora de doblar", explica.
Ianina reconoce no ser de las personas que realizan las cosas a medias.
"Soy exigente conmigo y también con quienes conforman el equipo de competición, aunque tengo bien en claro el enorme sacrificio que realizan los mecánicos, dejando la familia de lado, pasando frío en los circuitos y durmiendo muy poco para satisfacer las necesidades del auto".
También admite que para encarar esta actividad con profesionalismo, hay que dedicarle tiempo y por eso se dejan muchas cosas de lado, porque no todo pasa por correr durante un fin de semana.
"Es necesario probar, conseguir cosas para el auto, estar detrás de los auspiciantes", indica.
En tal sentido, dice que en el automovilismo se depende mucho del apoyo económico que pueda conseguirse y ese fue el motivo que le hizo "pegar la vuelta", tras tentar suerte en el extranjero, poco antes de que explotara la crisis.
"Estando en Europa no podía entender cómo siendo una mujer que estaba logrando buenos resultados, nadie me tendía una mano. Después advertí que no hay que hacerse tantas preguntas, ni buscar explicaciones, sino ponerle garra y tratar de dar lo mejor para salir adelante".
La "vuelta al pago" no resultó, en principio, tan alentadora como esta talentosa chacabuquense esperaba y la razón bien podría encontrarse en su total desconocimiento de los circuitos nacionales, habida cuenta la meteórica carrera que la catapultó más allá de nuestras fronteras.
"Este año estoy en una categoría muy complicada. Hay toques por todos lados y es un año difícil, pero ninguno de los pasos que me tocó dar en esta carrera deportiva han sido sencillos. De todas formas, no me puedo haber olvidado de manejar de un día para otro, por lo que tengo que hacer un gran esfuerzo para estar adelante, en medio de muchos pilotos que tienen más experiencia y que conocen todos los circuitos a la perfección", subraya.
Más allá de todo, se empeña en afirmar que no toda su vida se canaliza en los autos.
"Me gusta estar en familia, ir a recitales, estudiar, trabajar y disfrutar todo lo que se pueda de las pequeñas cosas de la vida".
También admite apretar el acelerador con moderación cuando conduce en el tránsito urbano, "porque la velocidad prefiero dejarla para los circuitos, que es donde tengo que demostrar lo que sé".
"A la hora de manejar, el hombre no tiene tantas preocupaciones y, por ahí, lo hace más tranquilo. La mujer debe pensar en qué cocinar, en buscar los chicos al colegio, en hacer las compras y debo reconocer que a muchas de nosotras nos cuesta hacer más de dos cosas al mismo tiempo", sostiene.
Antes de acceder sin reparos a la producción fotográfica, Ianina resalta que desde que se fue a vivir con su novio, pasó a encargarse de todos los quehaceres domésticos.
"Además, estudio Licenciatura en Márketing, trabajo en una concesionaria de automóviles y doy cursos de manejo en el autódromo para futuros pilotos. Estoy siempre a las corridas, con los libros arriba del auto, pero no me quejo, porque hago todo lo que me gusta", señala y vuelve a sonreir.
Una piloto por diez
1. "Cuando iba a la secundaria y llegaba el fin de semana, mis compañeras hacían planes para ir a bailar mientras yo me iba a correr a un circuito. Nunca logré que me entendieran, pero no me sentí mal por eso, porque siempre estuve segura de lo que estaba haciendo".
2. "Afuera nadie te conoce y el lógico nacionalismo hace que en cada país, el dinero lo inviertan en sus propios pilotos".
3. "Una mujer que se acerque a una pista puede despertar algún suspiro la primera vez, pero después seguro que nadie la perdona y todos tratan de ganarle como sea".
4. "Me gusta correr con hombres, porque de ellos aprendo y resultan un buen parámetro para medirme".
5. "La mujer le sirve al automovilismo porque es un producto raro, pero nada se sustenta sin buenos resultados. Sé que en los circuitos llamo la atención y lo tengo claro, pero no pierdo de vista que mi objetivo es trascender por lo que pueda llegar a realizar arriba del auto".
6. "No es tan fácil darle una indicación a un mecánico. Siento que aún hoy estoy a prueba y reconozco que cuesta imponer mi criterio. Una vez, corriendo en karting, se rompió el eje trasero y después que lo cambiaron, el auto no volvió a ser el mismo. Cuando lo hice notar me dijeron que el problema era yo, pero recién cuando le pasó lo mismo a un compañero de equipo, se dieron cuenta de que el inconveniente radicaba en el material en que estaba construido el eje y no en el manejo del piloto".
7. "Este es un país donde no siempre se encuentran las respuestas que uno espera. Es muy difícil cambiar las cosas, por lo que lo mejor es concentrarse en tratar de buscar los mejores resultados".
8. "Cuando las cosas no salen, en esta actividad es habitual echarle la culpa al otro. En mi caso, primero trato de ver los errores propios y recién después lo que le pasa al auto. No hay que mentirse a uno mismo".
9. "Viajar al límite requiere de un gran estado físico, por lo que hago complemento de pesas y mucho trabajo aeróbico. Dentro del auto hay poco aire y en los monopostos hay que respirar según las curvas. La posición de manejo no es del todo cómoda y debe expulsarse el aire para poder doblar con mayor comodidad".
10. "Desde chica aprendí a manejar en autódromos, así que cuando salía a la calle pasaba unos cuantos semáforos en rojo por la falta de costumbre. También me costaba bastante estacionar y eso hizo que me resultara más fácil conseguir la licencia de competición que sacar el carnet de conductor".
Muy personal
* Ianina nació en Chacabuco, una de las ciudades más "fierreras" de la provincia de Buenos Aires, y hoy vive en la Capital Federal, junto a Jorge, su novio. A los 22 años es la mayor de las cuatro hermanas Zanazzi, familia que también integran Dámaris (19), Melanie (13) y Delma (8).
* Debutó en el automovilismo con un karting, a los 15 años, y el 20 de junio de 1999, a los 17, cuando triunfó en la competencia que la Fórmula Súper Renault desarrolló en Río Cuarto, se convirtió en la primera mujer argentina en ganar en una categoría de monoplazas.
* También corrió en las fórmulas Hyundai (reservada sólo para mujeres), Honda, Renault y 3 Sudamericana clase Light, categoría en la que logró otra victoria en Olavarría, antes de probar suerte en los Estados Unidos en la Fórmula Atlantic y en Europa, en la Fórmula 3 Española y en la Nissan.
* Actualmente compite en la Clase 2 de la categoría Turismo, una de las más ásperas del país.
* A la hora de elegir el piloto argentino más completo se queda con Guillermo Ortelli y a nivel internacional no duda en escoger a Michael Schumacher, "por lejos el mejor de todos", dice.
* Considera al ambiente automovilístico como muy difícil y no duda en calificarlo como un deporte en el que "no hay palabra y donde primero te palmean la espalda y después, si pueden, te pasan por arriba".
Ni fiesta ni viaje
Del extenso diálogo mantenido con Ianina quedan dos anécdotas que la pintan de cuerpo entero.
"Cuando cumplí los 15, en vez de una fiesta le pedí a mi papá que me comprara un chasis nuevo para el karting. Es el día de hoy que no me arrepiento, porque todo surgió a partir del total convencimiento que tenía acerca del camino que había elegido", sostiene.
Años más tarde, llegaría el momento de compartir el viaje de egresados con los compañeros de estudio.
"El sur argentino me encanta, pero me gusta disfrutarlo en su total dimensión y eso no implica conocer solamente los boliches de Bariloche y su vida nocturna. Por esa razón, deseché ese viaje y con la plata que tenía me fui a Australia, para ver una carrera de la categoría CART".
Sergio Gabriel Alcalá/"La Nueva Provincia"