Bahía Blanca | Viernes, 04 de julio

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La realidad argentina, desde la óptica de Solanas

El ensayo social es una de las variantes del cine documental. Es válido, pero se suele caminar sobre la corniza y correr el riesgo de caer en el panfleto político. Entre quienes lo ejercitaron, se puede mencionar al holandés Joris Ivens y al cubano Santiago Alvarez. En los últimos años se sumó el norteamericano Michael Moore.




 El ensayo social es una de las variantes del cine documental. Es válido, pero se suele caminar sobre la corniza y correr el riesgo de caer en el panfleto político. Entre quienes lo ejercitaron, se puede mencionar al holandés Joris Ivens y al cubano Santiago Alvarez. En los últimos años se sumó el norteamericano Michael Moore.


 En el listado también aparece Fernando "Pino" Solanas. Ejerció el cine-ensayo hace 40 años en La hora de los hornos, en la que registró la realidad desde su óptica e incitó a la lucha armada.


 Con Memoria del saqueo retoma esa variante expresiva, "trabaja" la historia del país comprendida entre los años 1976 y 2001, y si bien no alienta la violencia armada, sí reivindica las distintas formas de resistencia popular.


 El filme nació al calor de los sucesos del 19 y 20 de diciembre de 2001. Solanas salió a la calle para filmar los "cacerolazos", y allí concibió un proyecto con la idea de convertirlo en un alegato contra el neoliberalismo en su versión nativa y sus secuelas.


 Combinando lo didáctico con lo emocional, propone una reflexión sobre causas de la degradación que sufrió el país durante el período evocado y sobre los orígenes de la deuda externa, a la que considera una forma de opresión, una espada de Damocles que pende sobre todos los argentinos y una "bomba de tiempo".


 Para ello recurre a material de archivo, a entrevistas realizadas por el propio Solanas, a imágenes de los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre y hechos ocurridos durante las semanas subsiguientes.


 En cuanto a su estructura, el filme se divide en diez capítulos. El inicial se titula "La deuda eterna" --en términos cinematográficos es el mejor logrado-- y en él Solanas afirma que "en casi dos siglos de vida independiente, la deuda externa argentina ha sido una de las causas del emprobrecimiento y la corrupción".


 La cámara recorre oficinas del Banco Central y el Ministerio de Economía y se detiene sobre un busto de bronce. "Es todo un símbolo --comenta-- que en el Salón de los Acuerdos luzca una estatuilla de Canning, regalada por el gobierno de su majestad británica en 1857, por el reconocimiento de la deuda". Se refiere a la deuda contraída por Rivadavia en 1924 con la banca inglesa Baring Brothers.


 El mismo sarcasmo se cuela en algunos de los otros capítulos. Por caso en "La degradación republicana" (referida al Congreso), "Remate del petróleo", "Las privatizaciones", "Corporativismo y mafiocracia", que incluye imágenes de Lorenzo Miguel besándose con Moyano y Daer.


 El último capítulo es "El genocidio social", que muestra la miseria, el hambre y la desnutrición infantil.


 Solanas sostiene que "el patrimonio público ahorrado por varias generaciones de argentinos fue saqueado de una manera salvaje, por delincuentes travestidos de dirigentes políticos". Ataca la compra venta de leyes en el Congreso, al modelo neoliberal y la corrupción.


 El director apela al contraste (por ejemplo, confronta imágenes de rascacielos con gente revolviendo las bolsas de basura), entrevista a personas cuya ideología es afín al suyo y practica una interpretación de los hechos para decir "su" verdad. Lo hace en primera persona --voz en off--, desde un punto de vista militante y sometiendo las imágenes a su discurso político.


 Incluye abundantes datos estadísticos, expresa muchas verdades y oculta otras. Por caso, nunca menciona a -Eduardo Duhalde. Quizás lo haga en la continuidad de este filme, que tentativamente llevará por título Cantos de la Argentina latente, en la que piensa abordar los sucesos ocurridos entre el 20 de diciembre de 2001 y la llegada de Kirchner.


 El filme es una coproducción con Suiza, pero también tuvo apoyo de Francia, Finlandia y Alemania. La banda sonora orquestada por Gandini es irregular, pero las imágenes registran una buena factura técnica.