TRANSGENICOS: PARA COMER SIN TEMOR
La aparición de los alimentos transgénicos, hace algunos años, ha generado una razonable expectativa entre los consumidores, a quienes todavía asaltan diversos interrogantes acerca de sus características, sus beneficios y sus eventuales riesgos.
Tanto desde el ámbito oficial como desde instituciones privadas se están desarrollando diversos programas tendientes a informar con claridad sobre el particular y convencer al público que consumir dichos productos no encierra riesgo alguno. Por el contrario, sólo pueden esperarse beneficios.
En el auditorio de la Bolsa y Cámara Arbitral de Cereales, se realizó anteayer una jornada de carácter didáctico en el marco de las actividades de educación del Consejo Argentino para la Información y Desarrollo de la Biotecnología (ArgenBio), programada junto con ILSI Argentina (International Life Sciences Institute) y la Bolsa local.
En una primera charla, destinada a docentes, se ilustró acerca de la elaboración de los alimentos genéticamente modificados; por la tarde, la audiencia estuvo constituida mayoritariamente por estudiantes, además de otras personas interesadas por la novedad.
Las exposiciones estuvieron a cargo de la doctora en Ciencias Biológicas Gabriela Levitus, directora ejecutiva de ArgenBio, y de la doctora Clara Rubinstein, coordinadora del Comité de Biotecnología de ILSI Argentina.
Levitus, al cabo de la primera parte de su actividad, soportó las consecuencias de una profunda disfonía. "La Nueva Provincia" dialogó con la doctora Rubinstein, quien definió, en primera instancia, que un transgénico es, básicamente, un organismo en el que se utilizaron ciertas técnicas de laboratorio para transferirle un gen que puede ser de la misma especie o de otra.
Los beneficios pueden ser variados, según los casos. Así, por ejemplo, si se habla de un cultivo, es factible lograr avances agronómicos, como resistencia a enfermedades o plagas; que se incremente la producción y tenga mejor calidad nutricional.
En cuanto a las prevenciones todavía existentes entre la comunidad, dijo que la mejor herramienta es la información.
"Tanto en la secretaría de Agricultura, que ya dio charlas en Bahía Blanca, como en las entidades que trabajan en el sector, estamos informando al público cómo se aprueban los transgénicos, que estudios y análisis se llevan a cabo para asegurarse de que sean inocuos y tan seguros y nutritivos como los alimentos convencionales", indicó.
Por el momento, la Argentina es el segundo país del mundo en la adopción de productos transgénicos. De hecho, casi la totalidad de la soja que se cosecha en nuestro país responde a aquellos procedimientos.
Las perspectivas --dijo la doctora Rubinstein-- son las de seguir avanzando en este terreno, incorporando otros cultivos.
Por el momento, en nuestro país sólo han sido genéticamente modificados la soja, el maíz y el algodón. Hay otros cultivos sobre los cuales se están haciendo las investigaciones pertinentes a los efectos de mejorarlos, entre ellos las hortalizas, pero habrá que aguardar todavía algunos años para que estén disponibles.
Consultada con respecto al conocimiento que tiene el público sobre el consumo de un transgénico, dijo que "lo sabe por la información general que recibe".
"O sea que se puede recibir algún ingrediente derivado de soja y de maíz en la alimentación diaria, debiéndose hacer notar que aquéllos son idénticos a los de los cultivos tradicionales. Está modificado en cuanto a sus características agronómicas, pero su aptitud nutricional y su composición alimentaria es la misma", sostuvo.
A modo de ejemplo, dijo que cuando alguien consume una milanesa de soja, lo más factible es que se trate de un producto modificado, salvo cuando se indique expresamente en el envase. "Hay una franja del mercado que utiliza soja orgánica, y no transgénica", hizo notar.
En su encuentro con docentes, las expertas visitantes escucharon inquietudes comunes de un consumidor o de una madre de familia: cómo está compuesto el producto, si es perjudicial, si tiene efectos, etc.
"Si bien todavía subsiste cierta prevención entre el común de la gente, esto se supera solamente con información obtenida en fuentes responsables", destacó.
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CONCEPTOS FUNDAMENTALES
¿Qué es la biotecnología? Se trata de la utilización de microorganismos y de células vegetales y animales para producir alimentos, medicamentos y productos químicos útiles a la humanidad.
¿Cuáles son sus beneficios? Permite producir alimentos de mejor calidad, en forma más eficiente y segura para la salud y el medio ambiente.
¿Cómo se diferencia la biotecnología de las técnicas tradicionales de cruzamiento? Las técnicas tradicionales de hibridación mezclaron durante varios años miles y miles de genes y muchas generaciones de plantas con el fin de obtener una característica deseada. La biotecnología es un método científico de mejoramiento vegetal que permite tomar solamente los genes deseados de una planta, logrando así los resultados propuestos en un solo paso.
¿Qué cultivos transgénicos hay en la Argentina? Solamente soja, maíz y algodón.
Los cultivos genéticamente modificados ¿benefician al medio ambiente? Los cultivos mejorados por esta técnica ayudan a disminuir la necesidad de aplicaciones repetidas y combinaciones tóxicas de plaguicidas y herbicidas para controlar las malezas, plagas y enfermedades de las plantas.
¿Son seguros para el consumo los Organismos Genéticamente Modificados (OGM)? No hay ninguna evidencia científica que sugiera que los alimentos genéticamente modificados sean más riesgosos para la salud humana que el resto de los alimentos.
¿Quién y cómo los aprueba? Para lograr la aprobación en la Argentina de los cultivos transgénicos, la primera instancia es Conabia (Comisión Nacional de Biotecnología Agropecuaria). Esta comisión surge por la necesidad de la secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de crear un apoyo técnico en la formulación e implementación de normas reguladoras para la introducción y liberación al ambiente de los OGM.
Fuente: http://www.porquebiotecnologia.com.ar
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SI BORLAUG LO DICE...
"La naturaleza, desde siempre, provocó modificaciones genéticas en los suelos. Lo que permite la biotecnología es facilitar ese mejoramiento", dijo hace unos años Norman Borlaug, Premio Nobel de la Paz 1970, quien se hizo acreedor a este reconocimiento en virtud de haber sido el creador de
nuevas variedades de trigo que permitieron incrementar significativamente la producción. Esta obra, identificada como La Revolución Verde, hizo posible salvar la vida de millones de personas.
Borlaug rechazó los cuestionamientos provenientes de grupos ecologistas y sostuvo que responden "más bien al proteccionismo europeo, que quiere tener la palanca para decidir qué puede ingresar en su mercado y qué no".
"El etiquetado de los organismos genéticamente modificados es costoso e innecesario", dijo, ya que "no hay que temerle al progreso. Sería como desconocer hoy la fuerza y la importancia de Internet".
"No existe ninguna evidencia que indique que los alimentos provenientes de organismos genéticamente modificados puedan dañar la salud humana o el medio ambiente", precisó.
Dijo que la incorporación de genes en distintas especies agrícolas "no representa un mecanismo perverso" y recordó que el trigo candeal, utilizado para elaborar pastas, se creó "naturalmente hace cientos de años, mediante el cruzamiento de siete genes diferentes".
Ya en época de los romanos, el producto "se cruzó en forma natural con otras plantas silvestres" y, hoy, "casi el 90% de los genes del pan que consumimos proviene de aquella época".
Borlaug --quien en marzo cumplió 90 años-- destacó que la biotecnología "es la mejor herramienta con que contamos los científicos para mejorar las especies que nos interesan acelerando los tiempos de la naturaleza". También señaló que en los cultivos actuales y desde hace varios años, tanto en soja como en maíz, su uso permite que "no se apliquen miles y miles de litros de agroquímicos --ya que las semillas son más resistentes a plagas--, que sí contaminan el medio ambiente".
"La gente debe entender los avances de la ciencia y perder el temor al progreso", enfatizó.
Aclaró que el consumo de alimentos genéticamente modificados "no representa ningún riesgo para la salud", debido a que "no existe ningún dato ni antecedente sobre ello".
"Los seres humanos tenemos la obligación y la necesidad de servirnos de la tecnología y la ciencia para vivir más y mejorar nuestra calidad de vida", alertó.
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SEBASTIAN CORTES-LNP
Doctoras Clara Rubinstein y Gabriela Levitus.