Bahía Blanca | Sabado, 05 de julio

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Primera película de terror de una directora argentina

Paula Pollacchi, la autora de Baño de sangre, que es probablemente el primer largometraje argentino de terror realizado íntegramente por una mujer, expresó las razones que la acercaron al género hace más de 10 años y afirmó que se trata de un espacio de expresión ideal para muchísimas mujeres que tienen historias muy fuertes para contar.


 BUENOS AIRES (Télam) -- Paula Pollacchi, la autora de Baño de sangre, que es probablemente el primer largometraje argentino de terror realizado íntegramente por una mujer, expresó las razones que la acercaron al género hace más de 10 años y afirmó que se trata de un espacio de expresión ideal para muchísimas mujeres que tienen historias muy fuertes para contar.


 "Me da un poco de bronca ser la única directora que hizo un largo de terror en el país, porque las chicas tenemos historias muy fuertes, pero estamos un poco caratuladas y nos pusieron en el lugar de hacer dramas familiares o películas más intimistas", se quejó Pollacchi.


 Además de atreverse a tratar temas espantosos y a mostrar los síntomas de peligrosas manías autodestructivas, cuchilladas, crímenes bestiales y mucha --muchísima-- sangre, debió sortear innumerables obstáculos para concretar su opera prima y tuvo que desempeñarse no sólo como directora, sino también como guionista, productora, fotógrafa, camarógrafa y montajista del filme.


 Película urgente y de bajo presupuesto, realizada de manera casi unipersonal por la directora, que sólo estuvo acompañada por un asistente y sus actores, Baño de sangre aborda la progresiva locura de una joven con problemas mentales y tendencias suicidas, que goza cortándose el cuerpo y termina convirtiéndose en una asesina.


 "Su patología es la autoflagelación, ella siente la necesidad impulsiva de cortarse la piel, y lo que me atrae más del personaje es lo normal que parece superficialmente y el desastre que se hace en el cuerpo", señaló Pollacchi, que había incursionado en el género con sus cortos El cuarto de Alicia (1999) y En mi tumba (2001), que participó en festivales en Inglaterra, Japón y Estados Unidos.


 "En mi película todos los personajes enloquecen juntos y van hacia una demencia final totalmente inesperada", dijo Pollacchi, una de las pocas mujeres que, junto a las cortometrajistas Mariana Anghileri (Rara como encendida) y María Meira (Prótesis), hacen o hicieron cine de terror en el país.


 Especialista en montaje egresada de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (Enerc) y editora de comerciales y videoclips, escribió el guión y filmó su película entre diciembre de 2002 y febrero de 2003, limitada "a las cosas que tenía a mano", y la presentó luego en el Festival Buenos Aires Rojo Sangre y en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

Poe, Stephen King y otros. "Mi gusto por el terror nació desde que era muy chiquita, a partir de todos los libros que leí y las películas que veía", recordó la cineasta, que todavía admira a escritores como Edgar Allan Poe y Sthephen King, y a directores como Darío Argento (Suspiria), Brian De Palma (Carrie) y Tobe Hooper (El loco de la motosierra).




 "El terror es un terreno muy amplio en el cual vos podés hacer convivir un montón de otros géneros, desde la comedia, el drama, el policial y el suspenso. Es un género que te abre un abanico de posibilidades para las cuales otros estilos están un poco más limitados", agregó Pollacchi, que prepara para julio el rodaje de un nuevo largo llamado Bloody Mary.


 Para la realizadora, que sigue el ejemplo de directoras como Mary Lambert, Katheryn Bigelow y Marina Sergenti, el terror apela directamente a las sensaciones, trabaja sobre un nivel que no es el intelectual.


 "Apunta a sentimientos muy primitivos y así permite canalizar y exorcizar las frustraciones y las angustias de los espectadores.


 "Es un género muy subversivo, que habla de temas importantes y denuncia deficiencias sociales pero dentro de una atmósfera de extrañeza que se relaciona con pesadillas, horrores inconscientes y visiones oníricas y muy simbólicas", concluyó.

Miedo japonés. Según Pollacchi, los mejores exponentes del cine de terror actual provienen de Japón. "Los japoneses nos están dando vuelta la cabeza y nos están mostrando otro tipo de terror, mucho más espantoso e irracional. Películas como La llamada, Dark Water y Audition poseen historias muy densas y tienen finales retorcidos y delirantes que no existen en casi ningún otro cine", aseguró.