Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Especialistas reconstruyen detalles de sacrificios aztecas

Especialistas de Méjico y Argentina estudian los restos óseos de 200 individuos encontrados en la última década en el subsuelo de la Catedral Metropolitana para conocer cómo se realizaban los sacrificios humanos en la civilización azteca. Los sacrificios en la cosmogonía azteca eran todo un honor para los hombres, niños, bebés, mujeres y ancianos que eran llevados hasta los altares de sus dioses para arrancarles el corazón, morir desollados o desmembrados.


 MEJICO (EFE) -- Especialistas de Méjico y Argentina estudian los restos óseos de 200 individuos encontrados en la última década en el subsuelo de la Catedral Metropolitana para conocer cómo se realizaban los sacrificios humanos en la civilización azteca.


 Los sacrificios en la cosmogonía azteca eran todo un honor para los hombres, niños, bebés, mujeres y ancianos que eran llevados hasta los altares de sus dioses para arrancarles el corazón, morir desollados o desmembrados.


 El paleontólogo mejicano José Manuel Salinas y la arqueóloga argentina Ana Solaris expresaron que los huesos de doscientos individuos encontrados en perforaciones realizadas en el subsuelo de la catedral (para evitar su hundimiento) han permitido dar nuevas luces de la forma en que los prisioneros y los pobladores aztecas eran sacrificados para agradar a sus dioses.


 Los especialistas, que forman parte del equipo de investigadores del Museo del Templo Mayor, trabajan diariamente con cráneos y huesos que les dan detalles de los sacrificios a través de las lesiones, marcas y perforaciones sobre cómo perdieron la vida.


 Salinas explicó que los prisioneros de las "Guerras Floridas" (enfrentamientos bélicos de carácter místico), no eran los únicos a los que se les quitaba la vida, también se sacrificaba a niños y mujeres del pueblo con la finalidad de pedirle algo a sus dioses o como agradecimiento, pero también para evitar que hubiera exceso, por ejemplo, de lluvia o de sol.

El gran honor




 Mencionó que muchos de los niños eran comprados en el mercado de Tlatelolco o a sus familiares y recordó que "para los mexicas era un gran honor ser sacrificados".


 Agregó que los sacrificios no eran sólo en honor de Tlaloc sino también a Huizichilopochtli (dios del sol y de la guerra), para quien había dos meses dedicados a rendirle tributo, el segundo y el quinceavo mes.


 "En el segundo mes eran sacrificados los esclavos y los prisioneros capturados en las 'Guerras Floridas'".


 Salinas también comentó que no todos los guerreros morían al extraerles el corazón y que "los nobles capturados eran destinados a morir en el sacrificio gladiatorio, en los que tenían que enfrentarse con cuatro guerreros". Así fueran vencedores no se les perdonaba la vida".


 La arqueóloga Solaris dijo que muchos de los individuos que eran sacrificados, "por lo menos sus cráneos", terminaban en los tzompantlis, que eran unas estructuras con basamento de piedras y troncos de madera con pilotes donde se colocaban para exhibirlos.


 Además de ser un rito religioso, "ellos querían demostrar que eran muy belicosos y esta exposición tenía que ver con su forma de vincularse con sus vecinos; demostraban su poderío, su poder de conquista y no por nada eran un imperio".


 La investigadora recordó que durante la llegada de los españoles, éstos se impresionaron mucho al ver los tzompantlis, aunque dijo que "hay crónicas muy exageradas que decían que había miles y miles, pero eso tenía que ver con su justificación de la conquista".


 Los investigadores comentaron que los resultados que se desprendan de estas investigaciones darán como resultado dos publicaciones que serán su aporte al Museo del Templo Mayor.

Un calendario para morir




 El especialista indicó que los aztecas se regían por su calendario de 18 meses de 29 días y de acuerdo al mes se hacían los sacrificios.


 En el caso del dios Tlaloc, los sacrificios se hacían en los primeros cuatro meses del calendario Azteca.


 "Tlaloc era el dios de la lluvia y se le rendía tributo especialmente con niños, ya que le daban energía y fuerza para las lluvias", precisó.


 Explicó que "había distintas formas de sacrificarlos" como por inanición, encerrados en cuevas, o ahogados. "Como era una zona de lagos había grandes remolinos y los llevaban en canoas y eran hundidos", observó.