Susu Pecoraro, ocho años después
BUENOS AIRES (Télam) -- Después de rodar Historias clandestinas en La Habana (1996), Susú Pecoraro no dejó de recibir propuestas para hacer cine pero ninguna la sedujo como sí lo logró Roma, que debe su título al nombre del personaje que compone Pecoraro y que la muestra en una nueva faceta.
La actriz, que se desempeñó en filmes como Camila, Tacos altos, Los amores de Kafka y Sur, comentó que su decisión de volver al cine radicó sobre todo en el guión que Aristarain escribió junto a Mario Camus y Kathy Saavedra.
"Nunca había recibido un libro así. El mío era un personaje bien escrito y como me gusta contar algo a través del personaje, vi que éste me posibilitaba transmitir muchas cosas", explicó.
En Roma, un escritor argentino (encarnado por José Sacristán en la madurez y Juan Diego Botto en la juventud) radicado en España emprende la revisión de su pasado, volviendo a su infancia en los 50 y a su juventud en los 60 y comienzos de los 70.
Pero la narración de su vida no sólo atraviesa la historia del país sino que termina haciendo hincapié en el vínculo afectivo entre una madre (Roma Di Toro) y un hijo (Joaquín Góñez).
Cuestión de sentimiento
-- ¿Cómo interpretó a esta madre incondicional?
--A través del sentimiento. Yo tenía que actuar lo que no se dice. Lo que se dice es cómo guía a este hijo, cómo lo ama, cómo le da alas. Lo que no se dice es el dolor que siente ella desde la muerte de su marido, la conexión que tiene con su música y su piano.
-- ¿Qué sensación tuvo cuando se vio en la película?
--Me hizo acordar mucho a mi madre porque es muy parecida, pero también vi cosas de mi abuela paterna, aunque en ningún momento pensé en ellas para armar el personaje.
-- ¿Siendo que en muchos casos compuso a una mujer deseable, le costó interpretar a una madre de la que no se subrayan esos atributos?
--Era una oportunidad de hacer algo diferente. Se buscó que esta mujer no fuera atractiva, con el peinado y el maquillaje que menos me favorecían, la luz de costado que marca la cara y las arrugas. Todo para que no fuese especialmente atractiva, sino una mujer a la que se le pudiera ver lo que le pasa y no su belleza. Si yo pudiera cambiar en todas las películas y aparecer con un cuerpo diferente lo haría, sería lo ideal para un actor.
-- ¿Cómo fue su vida a fines de los 60 y principios de los 70? ¿Siente que coincide con la mirada que posa la película sobre esa época en Buenos Aires?
-- Soy de una generación anterior: nací a fines de 1952, viví más intensamente los 70. Yo estudiaba en el Conservatorio y así como Joaquín Góñez (su hijo en el filme) tenía la escritura, que es lo que lo moviliza, lo mío eran el teatro y el cine, los lugares donde me desarrollé y crecí. La diferencia con ese escritor es que no me fui al exterior, me quedé a trabajar acá y estoy muy entera.
-- Siendo "Roma" una coproducción con España, ¿siente que se puede abrir más las puertas para desarrollar su carrera allá?
-- El cine tiene eso. La película va a todos lados y uno ni siquiera debe viajar para que la gente te conozca. Tuve la suerte de trabajar con directores que pegaron mucho en Europa y Estados Unidos; entonces me conoce gente en lugares insólitos. Pero mi interés no está puesto en el exterior; sino ya estaría afuera. Mi intención no es trabajar en España ni vivir allá.
-- Por primera vez trabajó con Adolfo Aristarain, ¿cómo fue la experiencia?
-- De entrada la relación fue muy linda. El se dio cuenta de que yo había entendido el personaje. Una vez que lo internalicé, me dio libertad y eso fue fundamental, porque me permitió ahondar más en Roma. Sentía que él estaba cómodo y contento de que yo hiciera esa Roma. Con el tuve una comunión grande en la filmación.
El cine como forma de expresión
-- ¿Cómo ve el panorama del cine nacional?
-- No tenemos una verdadera industria de cine. Me gustaría que Aristarain y todos los directores pudieran filmar al menos una vez por año. El cine es embajador de un país y sabiendo cómo funciona el cine argentino, debería ser una de las cosas que más se apoye. En la Argentina pasan cosas muy fuertes: hay mucha sensibilidad, somos un pueblo muy extraño con nuestra manera de comunicar. Hay algo de nuestra idiosincrasia que tiene que ver con la expresión que sería interesante que ocupara un lugar más importante.
-- ¿Cómo cree que se inserta "Roma" en un cine argentino con mayoría de directores jóvenes con otras estéticas?
-- Yo no compararía entre un cine de antes y de ahora. Creo que hay buen cine y mal cine. Y Roma es una buena película. No me gustan las divisiones. En todas las épocas hubo gente que filmó mal, aprovechó la moda y filmó pavadas y en este momento también hay gente que filma mal, aprovecha la moda y filma pavadas.
-- ¿Tiene proyectos para televisión, teatro o cine?
-- En este momento quiero acompañar a la película, traté de dejar todo abierto porque sé que vamos a viajar. Tengo proyectos para más adelante. Me gusta mucho el teatro, así que la idea es dedicarme en el futuro al teatro.