Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

Gracias a Dios viven en Palihue

Se trata de un grupo de ingleses y australianos que profesan un culto sin nombre. Más de 20 llegaron en el último año y medio. Siete familias compraron casas en el barrio y algunos vecinos, en lugar de ver sólo costumbres diferentes, sospecharon que eran miembros de una secta. Ellos no quieren hablar de su religión. Básicamente son comerciantes y dicen que han invertido en la ciudad unos dos millones de dólares.

Por Abel Escudero Zadrayec [email protected]

     El inglés actuó según el manual: llegó a la hora convenida a la inmobiliaria y pagó cortésmente el monto que le habían pedido por una amplia casa en el barrio Palihue.
     Lo primero que hizo fue tapar la pileta.
     El operario del martillo neumático no entendía por qué, pero le daban buena plata por ese trabajo y tampoco estaba contratado para hacer preguntas. Y además, cuando las hizo recibió dos educadas negativas: a fumar afuera y no, no puede tomar mate.
     Así que... racatacatacataca... racatacatacataca... y al poco tiempo, donde solía haber una carísima piscina de 12 metros por 6 que requería 100 mil litros, quedó la continuidad del parque.
     "Más que una casa con pileta, es una pileta con casa -dice el dueño anterior-. Bueno, era."

     A partir de 2002, al menos 20 ciudadanos británicos y tres australianos se incorporaron a la comunidad bahiense y a un grupo de medio centenar de extranjeros establecido desde hace unas tres décadas, practicantes todos de una fe sin nombre formal que plantea estrictas costumbres, inusuales para esta parte del globo. Como no usar piletas o no vivir donde haya medianeras.
     Por eso, y por el cambio favorable tras la áspera devaluación argentina, la mayoría de ellos se instaló en Palihue. Compraron siete casas y por supuesto religiosamente las reformaron. También adquirieron tres terrenos; en uno de ellos, ubicado en Santa Margarita, construyen otro templo.
     En total, de acuerdo con fuentes relacionadas con los bienes raíces, para echar raíces acá desembolsaron en esos 10 bienes unos dos millones de dólares.
     Quienes los trataron dicen que es gente amable y trabajadora. Que pagan sus impuestos. Que dan empleo a bahienses. Que se dedican especialmente a la industria y al comercio (por ejemplo, fabrican sillas y ofrecen máquinas en alquiler). Que no vinieron a ver qué pasaba: "Ellos se asumen inversores y se autoexcluyen de la corriente inmigratoria", explica un vocero de la Dirección Nacional de Migraciones.
     Pero también dicen que son raros. Que fuera de las labores cotidianas hacen un culto de la reserva. Que se recluyen y sólo entre ellos. Que estacionan sus lujosísimos autos, se encierran en el templo sin identificación de Darregueira al 600, están un rato y se van sin hablar con nadie. Que en el barrio casi ni se los ve de día, siempre las persianas bajas: "Como si no viviera nadie", cuenta un vecino de los que no se alteraron.
     Porque hubo otros, tradicionales de Palihue, que cuchichearon inquietud.
     "Mire: parecían de una secta -confía una mujer que algo veía (y ve) desde su casa-. Me dijeron que no usan las piletas porque para ellos es impuro andar con el torso desnudo y que todos tienen lazos sanguíneos. Actuaban con mucho misterio. A mí me preocupó, qué quiere que le diga. Eso sí: las chicas, casi todas rubias, visten polleras largas y usan unos pañuelitos en la cabeza que les quedan re-lindos."
     Ella y al menos otros cinco apellidos históricos del barrio se anotaron para que la Sociedad de Fomento buscara explicaciones.
     "Algunos vecinos se enteraron de que un grupo de extranjeros había comprado propiedades acá y creyeron ver muchas cosas -comenta Julio Dittrich, presidente de la comisión hasta octubre último-. Pensaron situaciones extrañas; hasta esoterismo y magia negra. Y sí, recordaron el problema con la secta Niños de Dios."

     El 9 de noviembre de 1989 la policía local detuvo a un vendedor ambulante en la esquina de avenida Colón y Chiclana. Ofrecía casetes y folletería de un grupo llamado Niños de Dios.
     Al día siguiente, el juez federal Alcindo Álvarez Canale dispuso allanar la casa ubicada en Rodríguez 1.787 del barrio Palihue. Encontraron varios menores de distintas nacionalidades, videocaseteras, computadoras, chequeras norteamericanas, monedas de oro, una camioneta con patente diplomática, hojas de coca y pastillas.
     Tres personas fueron detenidas por los presuntos delitos de contrabando y tráfico de drogas, pero el 11 de noviembre, luego de prestar declaración indagatoria, recuperaron la libertad.
     Cuatro días más tarde hubo otro procedimiento y el 20 de noviembre la Policía Federal arrestó al ciudadano norteamericano nacionalizado argentino Brian Edward Pickus, de 40 años. Registraba pedido de captura de Interpol, emitido en 1980 por el secuestro de sus dos hijos menores. Uno de ellos, Christopher Joseph, estaba en Bahía Blanca y en 1989 tenía 17 años.
     Según el subcomisario de la Federal Horacio Vergez, Pickus era el líder local de un grupo denominado Amor en Acción, desprendimiento de la secta Niños de Dios que había sido prohibida en 1977 por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación.
     David Berg, un ex pastor evangélico, fundó Niños de Dios en 1968 en los Estados Unidos. Desde 1972, básicamente por corrupción de menores, drogas y prostitución, el grupo comenzó a tener problemas con la justicia en todos los países y pasó a la clandestinidad.
     Mientras esperaba la extradición de Pickus, Interpol informó que Amor en Acción alentaba la práctica sexual entre niños y adultos, inducía a la mendicidad pública y tenía "recelo paranoide" hacia la policía.
     El licenciado José María Baamonde, presidente del Servicio para el Esclarecimiento en Sectas (SPES), añadió a este diario que en la secta lavaban el cerebro con videos pornográficos y casetes donde pregonaban el amor libre.
     Una fianza de siete millones de australes devolvió a Pickus la libertad. En el fuero federal había dos causas en su contra:
     * La Nº 386 de 1989, relacionada con la ley de drogas 23.737. Fue imputado por tenencia y contrabando, pero resultó sobreseído el 23 de mayo de 1990.
     * La Nº 197 de 1990, a raíz del pedido de extradición del gobierno de los Estados Unidos por robo de persona. El 3 de agosto de 2000 la embajada norteamericana informó que desistía de la acción judicial "por antigüedad".
     Entre los vinculados a las causas, nadie sabe hoy qué es de la vida de Pickus.
     El 15 de octubre de 1992 el licenciado Baamonde vino, vio y dijo: "Los Niños de Dios nunca abandonaron Bahía Blanca y siguen actuando en esta ciudad como punto de partida hacia el sur del país". Y agregó: "Cuando los descubren cambian la denominación".
     Hoy están vigentes bajo el nombre La Familia. En su página oficial en Internet (www.lafamilia.org) anuncian que su principal misión es pregonar la buena nueva del amor de Dios. "Pero nos hace falta respaldo material y económico. ¿Podemos contar con el suyo?", preguntan.
     Durante tres semanas "La Nueva Provincia" consultó a la organización por correo electrónico para determinar si operaba actualmente en Bahía. Nadie respondió.
     "Hay que tener mucho cuidado", recomienda desde Rosario Eduardo Lause, ex pastor de Niños de Dios y creador de la Secretaría de Ayuda a Personas Afectadas por Sectas (SAPAS). Su crudísimo testimonio está en la red junto con otras informaciones: www.geocities.com/RainForest/Andes/3129.htm. "Todavía siguen -afirma Lause-, no tengas la menor duda."

     A mediados de 2003, Julio Dittrich trasladó a la policía la preocupación de aquellos vecinos que veían los fantasmas de Niños de Dios por el barrio.
     "Hicimos averiguaciones y no pudimos establecer si se trataba de una secta o no, pero nada indicó la posibilidad de delito. Al contrario: vimos que era gente normal", dice el oficial principal Aldo Caminada, a cargo del destacamento Palihue de la Policía Bonaerense.
     Un par de vecinos no quedó conforme e incluso acercó el tema a oídos del entonces intendente Jaime Linares.
     El tiempo calmó ánimos. Y cajoneó sospechas.
     "¡Respetemos la libertad de culto!", pide, convencidísimo, alguien que festeja más los negocios que cerró con ellos que el artículo 20 de la Constitución Nacional.
     De hecho, el grupo de británicos y australianos asentó su fe como corresponde en la Dirección General del Registro Nacional de Cultos. Fue el 10 de marzo de 1980 y no les quedó otra que ponerle algún nombre: eligieron el vago "Reuniones Evangélicas" y recibieron el reconocimiento oficial con el número 278.
     En el texto de la presentación hay alguna pista sobre sus creencias: "El testimonio del anuncio de la palabra de Dios y la celebración de la cena del Señor Jesús ha tenido comienzo hace unos 100 años en este país, por personas en su mayoría de origen europeo, continuando hasta el día con las reuniones en nuestras salas y la predicación del Evangelio en el aire libre. Esta congregación religiosa, en cuanto a su organización, es horizontal y los grupos están compuestos de acuerdo con las edades de los integrantes: junior, senior y sabios consejeros".
     Según el pastor metodista Carlos García, son de corte muy piadoso: "No fundamentalistas, pero sí congregacionistas. Puritanos, diría. Los he visto y me han sorprendido por la alegría con la que llevaban el Evangelio en la mano".
     En cambio, una mujer que pertenece a la Iglesia Anglicana, la religión oficial en Inglaterra, reta: "Yo mucho no sé de ellos porque son muy misteriosos. No se dan. Y para mí eso está mal; es peligroso. Cuando alguien evita a los demás es porque tiene algo que ocultar".

     Ninguno de los integrantes del movimiento religioso que fueron consultados por "La Nueva Provincia" quiso hablar oficialmente. En todos los casos, la respuesta (casi siempre en inglés) fue la misma: "No tenemos líder ni vocero, pero póngase en contacto con el señor Guillermo Lewis".
     Y después de una decena de llamados telefónicos, el señor Guillermo Lewis, empresario, dijo:
     -No nos interesa decir nada. Nosotros no molestamos a nadie.
     -Y nadie dijo que molestaran, señor Lewis. Simplemente la idea es conocer las pautas del culto, a título informativo, como se conocen las de cualquier religión.
     -No tienen por qué saber.
     -Pero ustedes pertenecen a una comunidad. La gente de Bahía los ha visto y tiene en muchos casos curiosidad y en otros, sospechas por ciertas costumbres. Quizá podría aclarar...
     -... no hay nada que aclarar. No nos preocupa que la gente sospeche: comentarios va a haber siempre. Y lo que hace cada uno dentro de su casa es cosa de cada uno.
     Por supuesto a regañadientes, y mayormente en inglés, una joven del grupo comentó algo más:
     -Pertenecemos a una religión, pero no tenemos nombre. Nuestra iglesia no es abierta como las demás. Somos evangelistas, nos regimos por la Biblia y creemos en Nuestro Señor Jesucristo. Vivimos una vida separada del resto del mundo... el mundo no es hoy el mejor lugar para vivir, ¿no?

Otros vecinos religiosos
     En el barrio Palihue también tienen una casa desde 1979 los mormones de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
     "Queda en Cerrito 555 y ahí vive el presidente de la misión local, coordinador de los 180 jóvenes de camisas blancas que trabajan en la región. Rota cada tres años: hoy es Luis Wajchman", informa Adalberto Mansilla, responsable de la estaca (zona) "Bahía Blanca" de la iglesia, con 2.700 miembros. El otro sector, llamado "Villa Mitre", está a cargo de Jorge Cizek. En la ciudad hay unos 5.000 mormones.
     El arquero de Olimpo Jorge Vivaldo, reconocido evangelista, también reside en Palihue. El club le alquila una vivienda, pero él preferiría comprar en el barrio y radicarse: "Bahía me encanta para quedarme a vivir -dijo hace poco-. Es la idea que también tiene mi señora. Ella pretende empezar a trabajar acá y que mis hijos empiecen a ser bahienses. Lo vamos a definir recién en junio".

Las partes británicas de la bahía
     "En Bahía Blanca la colectividad británica, pese a su restringido número, ha tenido una destacada participación en todos los ámbitos de su quehacer económico, social, religioso, cultural y deportivo", introduce Gustavo Monacci, actual dirigente de la Biblioteca Rivadavia, en su libro La colectividad británica en Bahía Blanca (Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca, 1979, página 11).
     "Este reducido grupo inmigratorio se caracteriza por una innata tendencia al aislamiento -agrega-. [...] la inglesa es una de las colectividades extranjeras más celosas de sus costumbres, su idioma y su tradición" (página 21).
     Un británico criticó a sus paisanos: "Es necesario confesar y lamentar que los modales de los ingleses resultan un tanto desagradables. Algunos pretenden contemplar despectivamente a los nativos, con un aire de superioridad, y parecen esperar que estos, a su vez, con correspondiente humildad, los contemplen como superiores" (Mac Cann, William, Viaje a caballo por las provincias argentinas, 1847, Solar Hachette, Buenos Aires, 1969, página 273).
     Bahía Blanca está ligada a los ingleses desde su nacimiento. Incluso, podría decirse que se lo debe a un inglés: el marino Henry Jones, uno de los pioneros en la navegación austral, fue quien transportó parte del material que el coronel Ramón Estomba usó en la fundación de la ciudad en 1828.
     Entre otros, tres hombres de raíz británica han dejado sus huellas: Jorge Moore (1857-1929): Fue concejal por la Unión Cívica y cinco veces intendente; William Harding Green (1855-1937): dirigió el ferrocarril, fue vicecónsul y participó en casi todas las instituciones británicas de la ciudad; Ernesto Pilling (1877-1954): en 1916 creo la segunda agrupación scout del país en Ingeniero White.
     Los británicos que creyeron en la ciudad establecieron sus creencias:
     * Anglicanos: en 1910 los fieles de la religión oficial inglesas (entonces predominante en Bahía) se agruparon en la Sociedad Británica. En 1911 iniciaron en la esquina de Gorriti y Almafuerte el Templo de San Pablo, que hoy mantiene la Diócesis Anglicana de Argentina. Actualmente hay medio centenar de anglicanos en la ciudad.
     * Metodistas: culto fundado por los anglicanos disidentes John y Charles Wesley en Inglaterra en 1738, arrancó acá en 1895 con la llegada del pastor escocés John Thompson. En 1906 construyeron el templo que la Iglesia Evangélica Metodista Central aún conserva en Belgrano 355. También hicieron capillas en Tiro Federal (1911), Villa Rosas (1928) e Ingeniero White (1924). En estos días los metodistas bahienses suman alrededor de 200.
     * Ejército de Salvación: institución religiosa y benéfica creada por el metodista William Booth en Inglaterra en 1865. Pisó Bahía por primera vez en 1892. En 1909 inauguró la sede de Moreno 763, en la que todavía sigue su labor.
     * Presbiterianos: movimiento originado en Escocia, en 1910 se afincó en Villarino 30. Cuando no tenían pastor concurrían a las ceremonias anglicanas. Desde fines de los 50 funciona ahí la Iglesia Evangélica Valdense.
     * Evangélicos: la Iglesia Cristiana Evangélica se radicó en 1936. Edificó el primer templo en Donado 580; luego se trasladó a la sede actual de Donado 533. Tienen unos 200 seguidores.
     "Estas instituciones, si bien establecidas por la iniciativa inglesa, pronto recibirían el concurso y participación de los bahienses", anota Monacci (op. cit., página 26). Y pese "al aislamiento, a su orgullo insular y a sus fríos modales", concluye que "la colectividad británica nos ha legado un valioso patrimonio".
     En el deporte, por ejemplo, en 1896 fundaron Pacífico (el club más antiguo), introdujeron el fútbol, el cricket, el tenis y la natación, y en 1917, el ingeniero Roberto Clegg creó la Liga Bahiense de Básquetbol, primera en el país.
     "Bahía Blanca, como de todas las ciudades del interior, puede decirse que no halló su propio destino hasta que este fue alumbrado por el faro de tope de las locomotoras, echadas a rodar por el capital inglés", resumió "La Nueva Provincia" en la página 728 del libro editado por el centenario de la ciudad.