Bahía Blanca | Domingo, 10 de agosto

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¿Adicción al sol y al bronceado?

A mediados de este año la revista de la Academia Americana de Dermatología daba a conocer un estudio científico que revelaba que la exposición a la luz ultravioleta (UV), uno de los componentes de los rayos solares, provoca cierta habilidad para estimular el humor. "Quienes experimentan el placer de los rayos ultravioletas quieren sentirlo más a menudo", explicaba la doctora Rebeca Rubinson, coordinadora de la Campaña Nacional de Prevención del Cáncer de Piel y miembro de la American Academy of Dermatology, y agregaba, refiriéndose a ese deseo de más que "esta adicción tiene relación con el verse y sentirse bien".


 A mediados de este año la revista de la Academia Americana de Dermatología daba a conocer un estudio científico que revelaba que la exposición a la luz ultravioleta (UV), uno de los componentes de los rayos solares, provoca cierta habilidad para estimular el humor.


 "Quienes experimentan el placer de los rayos ultravioletas quieren sentirlo más a menudo", explicaba la doctora Rebeca Rubinson, coordinadora de la Campaña Nacional de Prevención del Cáncer de Piel y miembro de la American Academy of Dermatology, y agregaba, refiriéndose a ese deseo de más que "esta adicción tiene relación con el verse y sentirse bien".


 Una de las explicaciones plausibles desde lo orgánico para este efecto es la liberación de endorfinas, agentes químicos emitidos por el cerebro cuando el cuerpo realiza ejercicio, que dan una sensación de bienestar.


 Esta sensación puede darse también cuando el cuerpo está expuesto a los rayos ultravioletas.


 Previo a las conclusiones del estudio de la academia americana, los análisis de laboratorio ya habían demostrado la liberación de endorfinas con la exposición a los rayos ultravioletas.


 En la investigación, Steven Feldman, profesor en Dermatología, Patología y Ciencias de la Salud Pública de la Escuela de Medicina de la Universidad de Wake Forest, evaluó a 14 personas (1 hombre y 13 mujeres) entre 18 y 45 años, que asistían a sesiones de lámpara UV por lo menos dos veces a la semana.


 Se los puso en observación y dividieron el tiempo de la misma manera entre las camas que emitían rayos UV y las que no, mientras que antes y después de la exposición se "medía" el humor de todos ellos.


 En efecto, más exposición a los ultravioletas, mejor humor, lo que, en opinión de los científicos que realizaron el estudio, no dejaba dudas: tomar sol produce una especie de adicción.

Una cuestión compulsiva




 Aunque estos recientes estudios intentan demostrar que cierta adicción al sol pasa por lo físico, lo que sí parece seguro y corroborado por la práctica de los profesionales en la materia es que en muchos casos hay adicción psicológica.


 Estar bronceado constantemente, sentirse más atractivo y vital, parecen ser algunas de las cualidades más buscadas por las personas que, esencialmente en esta época del año, encuentran en el sol (o en sus sustitutos, como la cama solar) una herramienta estética.


 "Muchos aseguran que les otorga una sensación de energía", explica la doctora María Antonia Barquín, médica dermatóloga del Hospital Francés de buenos Aires y co-coordinadora del Programa Nacional de Prevención del Cáncer de Piel, puesto en marcha por la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD).


 Sin embargo, esto por sí solo no tendría nada de malo.


 "El conflicto --advierte la especialista-- comienza cuando deja de hacerse con precaución, sin respetar ciertas medidas".


 En este momento es cuando pasa de ser algo placentero para volverse un perjuicio.


 Es frecuente encontrar personas con tumores de piel a causa de la sobreexposición al sol.


 El carcinoma vasocelular, que es el más común de ellos, aparece en el 99 por ciento de los casos en zonas expuestas directamente a los rayos ultravioletas.


 En muchas ocasiones el tumor puede parecer pequeño superficialmente, pero es común, que se desarrolle debajo de la piel, por lo que es de suma importancia detectarlo y tratarlo en forma precoz, generalmente mediante cirugía, advierte la doctora Barquin.


 
Adicciones y adicciones



 La profesional acota que no sólo sufre una adicción aquella persona que depende de drogas ilegales, sino que también existen otros tipos de adictos; al trabajo, a las dietas, al cigarrillo.


 Hay grupos de personas, principalmente mujeres, que son muy dependientes del sol, reconoce.


 Las camas solares constituyen otro de los problemas habituales en las personas que buscan un bronceado parejo durante todo el año.


 Es por esto que producen una cierta dependencia, opina la doctora.


 Según explica la profesional, el sol posee dos tipos de rayos ultravioletas: B y A, mientras que la cama solar los tiene solamente del último tipo.


 Lo que sucede es que con la acumulación de los rayos de la cama solar potencian los que vienen de parte del sol, con lo que, según la especialista, no hay manera de tomar cama solar sin que pase nada.


 Aunque los dermatólogos nunca recomiendan este tipo de prácticas, la doctora Barquin aclara que si se hace esporádicamente, es decir hasta diez sesiones al año, puede no ser perjudicial.


 Sin embargo, hay que tener siempre en cuenta las particularidades de cada persona, ya sea por el color de la piel (si es moreno o muy rubio) o por antecedentes familiares de cáncer.


 La única utilización "aconsejada" de lámparas de rayos ultravioletas es en el tratamiento de algunas patologías específicas, pero siempre de manera medicinal, no estética.


 
Sol, verano y después...



 Exponerse al sol no significa sólo cuidarse durante los días de vacaciones del verano, sino que es necesario tener en cuenta algunas recomendaciones para aplicarlas a lo largo de todo el año. Veamos:


 * Tomar solo por la mañana o por la tarde, evitando el centro del día, ya que es cuando se acumula mayor radicación.


 * Utilizar protector solar siempre, preferentemente resistente al agua. Aplicarlo media hora antes de exponerse al sol y reponerlo cada dos horas.


 * Usar gorros y remeras.


 * Cuidar especialmente a chicos y adolescentes. Evitar una sobreexposición antes de los 18 años previene la tendencia a desarrollar tumores en el futuro.


 * No es conveniente exponer a los bebés directamente al sol hasta los seis meses, cuando ya se le puede aplicar algún tipo de protección.


 * Controlar anualmente los lunares y las manchas en la piel ayuda a prevenir futuras complicaciones.

Todo el año




 Usted, probablemente, esté habituado a llevar pantalla solar para un día en la playa o en la pileta.


 No obstante, no debe olvidar que el sol está ahí arriba los 365 días del año y usted necesita protección la mayoría de ese tiempo para reducir la exposición solar de toda su vida.


 Esto cuenta. Usted no necesita estar bronceándose a propósito para tener una dosis dañina de sol.


 
No es el calor...



 La temperatura no es un buen indicador para saber cuán dañino es el sol.


 Usted puede tener una poderosa dosis de radiación ultravioleta cuando los signos usuales de "calor" son débiles. Veamos:

A. Nubes y niebla. A pesar de que las nubes mantienen mucho calor del sol fuera del alcance de la tierra, solamente detienen el 20 por ciento de la dañina radiación ultravioleta.




 Cualquiera que haya tenido una quemadura de sol en un día de niebla puede atestiguarlo.


 Si usted planea estar al aire libre en un día nublado, cúbrase y aplíquese pantalla solar.

B. Latitud. Cuanto más cerca esté del Ecuador más potentes son los rayos del sol.




 Esto ocurre porque llegan más directamente durante gran parte del año.


 Esto cuenta para tener una mayor proporción de cáncer de piel en el llamado "cinturón del sol".


 La gente que vive o pasa sus vacaciones cerca de la zona ecuatorial debe estar especialmente precavida acerca de la necesidad de la protección solar.

C. Altura. La radiación ultravioleta se incrementa de un 4 a un 5 por ciento cada 300 metros sobre el nivel del mar.




 Esquiadores, excursionistas y aquellos que vivan en zonas elevadas necesitan protección cada vez que estén al aire libre.

D. Reflexión. La arena, el cemento y la nieve son superficies sumamente reflectoras, devolviendo hasta el 90 por ciento de la luz del sol, tanto hacia arriba como hacia los laterales.