Fue beatificada la monja que dio su vida por los niños enfermos
BUENOS AIRES (DyN) -- La religiosa de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, Sor María Ludovica de Angelis, fue beatificada ayer por el Papa Juan Pablo II, durante una multitudinaria celebración cumplida en la Plaza de San Pedro.
Una nutrida delegación argentina, encabezada por el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer --quien presentó ante el Pontífice la "gracia" de la beatificación, participó de la emotiva ceremonia.
Sor María Ludovica ejerció una destacada tarea humanitaria en el Hospital de Niños de la Plata, nosocomio que hoy lleva su nombre.
"Lo que le dio grandeza fue su pequeñez. Desde su pequeñez humana respondió con fidelidad a la gracia de Dios. Llegó a ser una mujer magnánima, capaz de grandes empresas", destacó el prelado platense.
También estuvo presente Antonella Cristelli, quien se recuperó milagrosamente de un cáncer por intercesión de la nueva beata. Se trata de una curación "científicamente inexplicable" de esta joven platense que nació 1988 con espina bífida, las vías urinarias, vejiga y un riñón deteriorados, y las piernas inmovilizados.
Ante este cuadro, los padres llevaron a la niña hasta el panteón del cementerio local, donde se encuentran los restos mortales de la religiosa y, tras colocarla junto al féretro, comenzaron a rezarle. De repente, la enferma se apoyó en el ataúd y se puso de pie. A los 20 meses, caminó normalmente, su vejiga y riñón sanaron y no fue necesaria la intervención quirúrgica que había sido programada.
Con la beatificación, la religiosa dio un importante paso en el proceso de canonización, dado que restará que se apruebe un segundo milagro por su intercesión para ser declarada "santa".
"Conforme y emocionado" se manifestó el secretario de Culto de la Nación, Guillermo Oliveri, tras la ceremonia de beatificación de sor Ludovica De Angelis.
Oliveri destacó que durante su visita a El Vaticano, el Sumo Pontífice recibió en pleno a la delegación Argentina y que le agradeció su viaje.
Entre los presentes había, además, una delegación de 150 platenses con banderas argentinas, entre los que se encontraban médicos y pacientes del hospital que la religiosa administró durante 54 años.
Los otros beatos
Además de María Ludovica de Angelis, el Papa beatificó ayer a Carlos I de Habsburgo, último emperador de Austria; la mística alemana Anna Katharina Emmerick, y los religiosos franceses Pierre Vigne y Joseph Marie Cassant.
Sobre Carlos I, el Papa dijo que fue un amigo de la paz.
"A sus ojos, la guerra era algo espantoso; en medio de la borrasca de la Primera Guerra Mundial llegó al gobierno e intentó continuar con las iniciativas de paz de mi predecesor Benedicto XV".
Pierre Vigne (1670-1740) fue el fundador de la Congregación de las Hermanas del Santísimo Sacramento.
"Un auténtico discípulo y misionero fiel de la Iglesia", según destacó la homilía papal.
De Joseph Marie Cassant (1878-1903), monje de la orden cisterciense, indicó que puso siempre su confianza en Dios, en la contemplación del misterio de la Pasión y en la unión con Cristo presente en la Eucaristía.
La alemana Anna Katharina Emmerick (1774-1824) fue conocida por sus estigmas y sus visiones. "Tuvo siempre la paciencia para soportar la debilidad del cuerpo acompañada de una gran firmeza en la fe", señaló el Papa.
En lista de espera
La Iglesia argentina tiene un santo --Héctor Valdivieso Sáenz-- y más de un centenar de causas en distintas instancias. Las más avanzadas son las del religioso salesiano Artémides Zatti, la niña Laura Vicuña y las religiosas María del Tránsito Cabanillas y María Ignacia March Mesa. Todos ellos en condición de beatos.
Un escalón más abajo, ya declarados "venerables", aparecen el cura Brochero, Ceferino Namuncurá, Catalina de María Rodríguez, Leonor López de Maturana, Fray León Torres y María Crescencia Pérez.
¿Quién fue Antonina?
Antonina de Angelis --tal su nombre de bautismo-- nació en San Gregorio, provincia de L'Acquila, la madrugada del 24 de octubre de 1880, en el seno de una familia de humildes labradores. Fue la primogénita de ocho hermanos del matrimonio compuesto por Ludovico De Angelis y Santa Colaiani.
A pesar de la oposición de sus padres, ingresó al noviciado de las Hijas de la Misericordia en Savona y tras sus votos, fue enviada a la Argentina, donde durante 54 años trabajó en el Hospital de Niños de La Plata, logrando que se convirtiera en una institución modelo, además de realizar una importante tarea evangelizadora en la comunidad.