Bahía Blanca | Jueves, 17 de julio

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El contraataque de Israel en Gaza dio ayer un duro alerta

Veintitrés palestinos y tres israelíes murieron ayer, el día más sangriento en Gaza en más de dos años, cuando el ejército de Israel contraatacó después de que un cohete "mató a dos niños judíos en un pueblo fronterizo". En el incidente más atroz de la actual espiral de violencia, el proyectil de un vehículo blindado israelí "eliminó a siete palestinos cerca de una escuela" de Jabalya, el mayor campamento de refugiados de Gaza, mientras las fuerzas oficiales penetraban en el bastión de los extremistas.


 JABALYA -- Veintitrés palestinos y tres israelíes murieron ayer, el día más sangriento en Gaza en más de dos años, cuando el ejército de Israel contraatacó después de que un cohete "mató a dos niños judíos en un pueblo fronterizo".


 En el incidente más atroz de la actual espiral de violencia, el proyectil de un vehículo blindado israelí "eliminó a siete palestinos cerca de una escuela" de Jabalya, el mayor campamento de refugiados de Gaza, mientras las fuerzas oficiales penetraban en el bastión de los extremistas.


 Testigos palestinos exteriorizaron que los difuntos producidos por la deflagración del proyectil del tanque "eran todos adolescentes", y que no tenían relación con los fuertes combates que se desataron en el campo de lucha.


 "La explosión fue tan tremenda que desparramó partes de cuerpos humanos hasta las casas cercanas", particularizó un médico del área.


 Si bien lamentó las bajas civiles, un comandante israelí dijo que un tanque había disparado contra hombres armados después de que ellos detonaron una bomba que hirió a varios efectivos, y "lanzaron un cohete antitanque contra fuerzas hebreas que estaban operando cercanamente".


 El jueves, más temprano, sicarios mataron a dos soldados israelíes y a una mujer que había salido a correr, y las tropas oficiales que incursionaron en el norte de Gaza fulminaron a 16 personas, incluyendo a extremistas y transeúntes.


 La ofensiva del ejército en Jabalya tiene lugar luego de que el primer ministro israelí, Ariel Sharon, ordenara a las tropas que utilizaran "todos los medios necesarios" para poner fin al lanzamiento de misiles domésticos Kassam, que siguió pese a las reiteradas incursiones y ataques aéreos judíos.


 Un ataque del grupo palestino Hamás con un cohete Kassam contra el pueblo de Sderot, en el sur, mató el miércoles a "dos criaturas israelíes de 2 y 4 años" que visitaban a sus abuelos en vísperas de la festividad judía de Sucot.


 El último ciclo de derrames de sangre impulsó a que Sharon adoptase medidas para contrarrestar a los "críticos de ultraderecha", quienes sostienen que su plan de retirar tropas y colonos de Gaza en 2005 envalentonó a los impulsivos, deseosos de proporcionar "la imagen de que Israel está siendo expulsado".


 El ejército del primer ministro y general retirado de la Guerra de los Seis Días parece determinado a eliminar a los grupos radicalizados antes de replegarse, y los palestinos, a ejecutar la mayor cantidad de ataques posibles.


 "La fórmula está clara: sangre por sangre, bombardeo por bombardeo", dijo en Jabalya un elemento armado de Hamás. En ese sitio, de 100.000 habitantes, los testigos revelaban que los buldózers blindados bajaron casas para abrir una ruta.


 La harto bien dotada fuerza terrestre de Israel manifestó verse obligada a abrirse paso bajo fuego, a través de calles "donde había bombas ocultas".


 Fue la incursión más profunda entre los estrechos callejones de Jabalya en cuatro años de conflicto, una medida que el ejército previamente había evitado por temor a que tropas y blindados pudieran quedar en una situación demasiado vulnerable.


 El criterioso premier Sharon tenía previsto reunirse con su gabinete de seguridad para considerar una ampliación de la estrategia. Lo hizo, y "aprobó una gran ofensiva al norte de Gaza", acaso con apoyo de reservistas.


 Fustigando la actividad militar de Israel, que ya llevaba dos jornadas, Nabil Abu Rdainah, un asesor del presidente palestino Yasser Arafat, disparó: "Este es un indicador peligroso que conducirá a un fracaso".


 David Baker, funcionario sharonista, dijo: "Nuestra actividad castrense busca permitir que los israelíes tengan vidas normales en sus lugares, y está diseñada para eludir la descarga diaria de morteros y cohetes Kassam".


 Ocultos en la densa neblina, dos sicarios armados de Hamás, una facción responsable de una campaña de atentados suicidas y que juró eliminar a Israel, batieron una posición del ejército cerca de Jabalya cerca del amanecer.


 Un efectivo sucumbió antes de que las tropas liquidaran a los extremistas.


 Horas más tarde, elementos hamasitas eliminaron a una mujer israelí que había salido a correr por la mañana cerca de unos asentamientos judíos, y luego mataron a un médico militar que fue para ayudarla. Los agresores ya no viven.
(EFE, NA y Reuters)