Bahía Blanca | Martes, 08 de julio

Bahía Blanca | Martes, 08 de julio

Bahía Blanca | Martes, 08 de julio

La doncella de hierro llenó de música al estadio de Vélez

Unas 30 mil personas reunió la primera gran visita internacional del año. Pese a que la banda tiene disco nuevo, basó su show en los temas clásicos de su carrera. Luis Digiano/ Agencia Télam BUENOS AIRES -- Iron Maiden inició la presentación sudamericana de su último álbum Dance of death (Danza de la muerte), el domingo por la noche en un multitudinario y potente concierto, frente a unas 30 mil personas, en el estadio de Vélez Sarsfield, dentro del Dance of death tour, que incluirá Brasil y Chile.

Unas 30 mil personas reunió la primera gran visita internacional del año. Pese a que la banda tiene disco nuevo, basó su show en los temas clásicos de su carrera.

Luis Digiano/
Agencia Télam







 BUENOS AIRES -- Iron Maiden inició la presentación sudamericana de su último álbum Dance of death (Danza de la muerte), el domingo por la noche en un multitudinario y potente concierto, frente a unas 30 mil personas, en el estadio de Vélez Sarsfield, dentro del Dance of death tour, que incluirá Brasil y Chile.


 Por espacio de dos horas y con una escenografía acorde al estilo de Maiden (una especie de caverna que cambiaba de figuras simbolizando a la muerte en todo momento), la banda inglesa mostró su vigencia de casi 30 años de carrera y el permanente romance que comulga con las huestes metaleras argentinas.


 Si bien el motivo del concierto era la presentación de su nuevo disco, sólo interpretaron tres composiciones de éste, que fueron muy bien recibidas por sus seguidores como la canción que da título a la placa, además de No more lies (que estuvo entre los bises) y, con guitarras acústicas, Wildest dreams.


 Con esta flamante producción de estudio, los Maiden redoblaron su apuesta con la música y demuestran que, pese a los años, su fuerza se mantiene viva.


 Pero el plato fuerte de la noche estuvo marcado por los clásicos que mantuvieron en vilo a los fanáticos. Por ejemplo, Run to the hills, Brave new world (coreada por todo el estadio), Iron Maiden, Sanctuary y The mercenary, entre otras.


 Aunque la fiesta no podía ser completa sin la interpretación de su caballito de batalla por excelencia, The number of the beast (El número de la bestia), que fue acompañado por la presencia en el escenario del séptimo Maiden, Eddie Hunter, un muñeco de más de tres metros disfrazado de parca que quería llevarse a los músicos.

Todo potencia. Otro de los puntos altos fue el despliegue escénico del vocalista Bruce Dickinson, admirable, no sólo por el potencial de su voz (uno de los mejores vocalistas del género), sino también por la sapiencia con que manejó al público y sus constantes correrías por el escenario.




 Junto a Dickinson, no se quedan atrás los otros integrantes del combo metalero como Dave Murray, Adrian Smith y Janick Gers en guitarras, Steve Harris en bajo y Nicko McBrain en batería, quien asumió en el nuevo álbum, un mayor protagonismo en la composición.


 Cuando parecía que todo había terminado, las luces volvieron a encenderse, La Doncella de Hierro volvió al escenario y Powerslave, otro clásico vibró y los fanáticos agradecidos, despidieron a sus ídolos que aunque pasen los años siguen tan vigentes y potentes como al principio promediando los '70.


 Iron Maiden pasó nuevamente por Argentina con toda su fuerza y experiencia a cuestas, erguida en cada uno de sus temas y demostrando una vez más que más allá de las modas del metal, el rock duro vive en la propuesta de esta agrupación que como el whisky, cuanto más añejo, mejor.

----