Sigue el maratón electoral
El fin de semana activó las campañas electorales. En Provincia, Hilda Duhalde y Felipe Solá instruyeron a unos trescientos "referentes" del conurbano porteño. En la Capital Federal, Mauricio Macri se reunió con más gobernadores peronistas, a la espera de poder entrevistar a Eduardo Duhalde, que "se le hace repeluz".
Dicen que el presidente de Boca daría varias de sus empresas por una foto con Duhalde, quien no quiere, de todos modos, salir demasiado violentamente contra Aníbal Ibarra, declarado candidato de Néstor Kirchner.
Viejo zorro, Duhalde planteó en Posadas (Misiones), durante la semana pasada, su disidencia con el santacruceño mediante un llamado a la unidad del PJ. Dijo que "cuando las papas quemen, Néstor, mirando hacia atrás, verá al peronismo encolumnado junto a él, mientras que a sus cortesanos de hoy, los verá tratando de hacerle una zancadilla".
La disidencia Kirchner-Duhalde estaba en la naturaleza de las cosas, si, como parece normal, el presidente busca su reelección en 2007 y Duhalde tratara de recuperar el poder. Estaba, además, en la lógica de las sucesiones argentinas, en que el heredero quiere alzarse con santo y limosna, y el caudillo original tiende a "patearlo" (como ocurrió con Derqui y Urquiza, con Juárez y Roca, con Cámpora y Perón).
Precisamente, que Kirchner recurriera, en este caso, al personal "camporista" histórico (Bonasso, Bárbaro) fue una poderosa señal contraria, en filas salidas del "punterismo" barrial, o de los sindicatos, como las que componen el "duhaldismo".
Concedido: el actual presidente surgió de una posición de extrema debilidad (sólo el 22% de los empadronados lo votó) y necesitaba esta arremetida, que se ha dado en llamar estilo "K" para ganar poder político. Lo que el duhaldismo no le perdona es que lo haga afuera de los propios márgenes, promoviendo sus favoritos en cada distrito, o presionando a los caudillos locales para que se los acepten en cada lista...
A su vez, los kirchnerianos retrucan que son los únicos recién llegados de estos últimos gobiernos, que no pueden alegar la "pesada herencia" recibida aun cuando el desbarajuste económico duhaldista sea una herencia bien pesada...
El tema concreto es, ¿con quiénes va a contar el presidente para promover sus leyes reformistas, luego de diciembre 10, cuando comience, definitivamente, a gobernar de veras?
Ese fango hondo de la "socialdemocracia" no puede proveerle, dicen los duhaldistas, de un soporte sólido. Al revés, dicen los kirchnerianos, ¿cómo podíamos confiar en Carlos Ruckauf para sustentar la nueva política?
La controversia se puso al rojo vivo cuando el actual oficialismo exigió que se abran las listas del PJ en Provincia, cosa que la "Chiche" se negó a hacer. De contragolpe, se lanzó la ofensiva desde la Casa Rosada, ya comentada aquí por tema seguridad, acusando a los policías corruptos de ser socios de los "punteros" políticos que no pueden ser otros que duhaldistas.
Pero, de pronto, vemos que el conflicto abarca todo el país: ¿quiénes, en suma, serán los intérpretes de Kirchner en el futuro Congreso? Los diputados del ala de Federico Ramón Puerta, no. Tampoco los de Jorge Sobisch, los del salteño Juan C. Romero o del pampeano Rubén Marín. Falta ver que lo hagan los de José de la Sota, los de Carlos Juárez, Adolfo Rodríguez Saá y Angel Maza o Carlos Reutemann.
El propio Eduardo Fellner --ubicado en la Comisión de Acción Política (CAP) del PJ con anuencia presidencial-- admite que el quiebre existe entre las listas normales y las que "van por afuera" del PJ con el respaldo más o menos visible de Kirchner, como la de Carlos Rovira en Misiones, que armó un pacto con sectores radicales; o la de Ibarra en Capital, por casos más notorios.
Existía la amenaza de que algo parecido suceda en el Chubut, en Río Negro, en la jungla de la ley de Lemas santafesina y, acaso, en Provincia.
¿Es cierto que hubo un conato de hacer votar por el piquetero Luis D'Elía, en contra de Solá? La verdad es que Solá se acogió a iglesia y se lamentó de la lista de diputados que lleva el PJ, al decir que él estuvo en contra de la redacción duhaldista.
Carlos Raimundi, candidato del ARI, que tironea en contra, sostiene que el presidente es prisionero del duhaldismo en Provincia, y que sus simpatizantes no se equivocan pues votarán al ARI para apoyar (a K). ¡Ojo que las elecciones parciales se dan vuelta! como las de Tierra del Fuego, donde venció, en la segunda vuelta, el radical Jorge Colazo.
Tan temprano como el día en que la jueza Servini de Cubría autorizó al PJ a concurrir a las presidenciales con tres fórmulas distintas, sostuvimos aquí que, en verdad, se trataba de tres partidos diferentes; vemos, ahora, que nos estábamos quedando cortos: hay dos o tres partidos peronistas por distrito, y la CAP es sólo el "club de la copa de leche" de los gobernadores incumbentes, que han gobernado durante el duhaldismo como el Senado partidario, pero que, de ningún modo, tienen el cetro unánime y, sobre tales disidencias, es que la Casa Rosada intenta captar para forjar un Partido Kirchnerista.
Señalemos, de paso, que en los veinte comicios del maratón electoral, ocho candidatos (Solá, Sobisch, Insfrán, Romero, Rovira, Lizurume, Manfredotti y Maza) buscan, o han buscado, la reelección.
Sergio Acevedo, que consolidó lista única para suceder a Kirchner en Santa Cruz, vale por una reelección más.
A la chita callando en Formosa han consagrado también este mes, en su convención llamada expresamente para el caso, la reelección perpetua de Gildo Insfrán. Así, seis provincias ya tienen gobernador perpetuo: Santa Cruz, San Luis, Catamarca, La Rioja, Salta y Formosa.
Ahora bien, ¿por qué este reeleccionismo perpetuo si nada menos que quince de los veinticuatro distritos son insolventes (de los otros diez, sólo cinco tienen finanzas saneadas; el resto son provincias petroleras, verdaderos emiratos árabes)? Allí plata no hay. Nada más que para succionar dinero a la Nación, es decir al Litoral, porque las provincias, en total, sólo recaudan el 20% de todos los fondos; el 7%, las comunas y, nada menos, que 73% la Nación.
Nuestros sátrapas perpetuos son verdaderas sanguijuelas prendidas a la renta de la soja pampeana y quienes los apoyan lo hacen por idénticos motivos, de allí la búsqueda frenética de la eternidad.
El "que se vayan todos", en suma, quedó en la nada, aunque "todos contentos tomando Toddy" porque el presi es progre, pero, en verdad, aquí nada ha cambiado. La única y verdadera incógnita es cuántos diputados sacarán los radicales al concluir el maratón, porque, hasta hoy, las pocas leyes que obtuvo Kirchner en el Parlamento, salieron gracias a la colaboración (¿desinteresada?), de esos 49 diputados y 11 senadores que se suponen residuales, lo cual no es del todo evidente.
Si los radicales vuelven con los viejos laureles, y reúnen un bloque apenas modesto, ¿lo harán a fin de sostener gratis al gobierno, como hasta ahora, o tornarán a serle independientes? Preguntas que sólo quedarán contestadas en diciembre 10. Por ahora, todas las justas parciales se resumen en las de Capital, 24 de agosto, + Provincia, 14 de septiembre. En el resto, se sabe, el presidente ha buscado introducir a sus favoritos en las listas ya consagradas --lo logró en Entre Ríos, Santa Fe, Formosa y, obviamente, en Santa Cruz, y Tierra del Fuego, tratando de repetirlo en el Neuquén, Río Negro y Mendoza.
Si bien en Mendoza ha renunciado a avalar la lista peronista independiente de Roberto Roitman, que iba por "afuera", sostiene a Guillermo Amstutz, por consejo de González Gaviola contra el adolfista Martínez Baca (interna 26 de octubre). En San Juan apoya al postulante ortodoxo José Luis Gioja, así como en Entre Ríos renunció a sostener a Martínez Garbino, tal vez para evitar un quiebre más grave del PJ. En Neuquén activó al senador Sergio Galia, para que se lo tope a Sobisch y en el Chaco deja solo a Jorge Capitanich, quien se queja de no sentir el apoyo oficial.
En Provincia, el tema es muy claro, con la boleta que llaman el "tren nocturno", como oficial del PJ, van a surgir varias pulsiones a votar por el ARI, o socialismo de Jorge Rivas, y con el aval o el pretexto de que ellas "verdaderamente" representan a la línea de la Casa Rosada.
En Capital Federal, el paisaje es más complejo. El apoyo de Kirchner a Ibarra --a cambio de elementos como Daniel Filmus, o Miguel Pesce para Hacienda-- generó la estampida casi total de la izquierda.
Téngase en cuenta que Ibarra lleva en su lista a Aníbal Piciano, del sector de Gustavo Beliz, que lo había denunciado judicialmente por corrupción. Peor aun: el vicepresidente Daniel Scioli --un hombre proveniente de la actividad comercial-- apoya a Ibarra. El ex comunista Ibarra precisa agenciarse un votante básicamente de clase media, tarea nada sencilla. Ainda mais, para injertar a candidatos kirchnerianos, bajaron a Alfredo Puig, el único socialista con votos que les restaba al sexto puesto de diputado condenándolo a no salir, mientras el kirchnerista Bonasso (director de la revista El Montonero que publicara la crónica, en 1973, de cómo asesinaron a Pedro E. Aramburu), Jorge Giorno, Silvina Guidice y los radicales tienen lista separada, aunque todas, "colgadas" del lema Ibarra-Telerman.
Tras la hégira de Luis Zamora --que se lleva buena parte de los votos de la izquierda histórica-- figura la rivalidad de dos añejos izquierdistas que van a sacarle votos a Ibarra: Patricia Bullrich y su novio de antaño, Dante Gullo, la parejita de oro de los '70.
Por el lado de Macri, la cosa no es más liviana, sobre el apoyo que, a gatas, logró Jorge Argüello de la CAP, para darles cabida a los postulantes peronistas, tuvieron que desplazar a demócratas y a demócratas progresistas, que tienen un electorado declinante en Capital, pero estable, y siempre aportaban algo.
Mientras Alberto Fernández, el jefe de Gabinete, apoya, verbalmente, a Ibarra (y antes era concejal opositor), Macri pide a Kirchner que sea prescindente, ilusión argentina, y a Duhalde, que se exhiba con él en algún lado...
Como voten los "progre" en la Capital y los sectores anti y proseguridad en Provincia, puede decidir la integración del futuro Parlamento y, con tal, la suerte del gobierno Kirchner. En esos estrechos márgenes se juega la suerte de la decisión política en "democracia". Mucha fatiga, 26 elecciones desde febrero a diciembre, para tan exiguo resultado.