El Abuelo de todos, mito del rock nacional
"Los Abuelos... son una fuerza cósmica que existen desde siempre y existirán para siempre más allá de los nombres. Incluso hasta quizás no esté yo y la música seguirá viva", presagió Miguel Abuelo en una conferencia de prensa de 1986, cuando presentaba lo que sería al fin y al cabo su último CD, Cosas mías.
Y no se equivocó, excepto por el hecho de que el nombre del grupo que inventó a fines de los '60 quedó eternamente ligado a su propia imagen.
"Algún día tendré que llamarlo a usted, Padre de los Piojos y Abuelo de la Nada", escribió Leopoldo Marechal en su libro El banquete de Severo Arcángelo, sin imaginar que ese joven desgarbado y de rulos, nacido como Miguel Peralta, tomaría uno de esos nombres para darle forma a la que luego se convertiría en una de las bandas pioneras del rock nacional.
Los Abuelos de la Nada surgió de una mentira piadosa de Miguel, quien en compañía del periodista Pipo Lernoud, se presentó al productor artístico Ben Molar en las oficinas de la discográfica Fermata, cuando ese género musical, cantado en castellano empezaba a ser negocio para algunos empresarios.
"Pibe, ¿vos tenés un grupo?", preguntó Molar al muchacho que todavía no había cambiado su nombre original por el de Miguel Abuelo. "Sí, se llama Los Abuelos de la Nada", contestó él, para recibir la noticia de que su banda --que todavía no había sido formado-- tendría hora de grabación en tres meses.
Sin posibilidad de retorno, Peralta y Lernoud fueron directamente a la Plaza Francia, a la caza de los músicos que la integrarían.
Claudio Gabis, Kubero Díaz, Pappo, Miguel Cantilo y Jorge Pinchevsky, entre otros, fueron pasando por ella durante los primeros tiempos, cuando las grabaciones registradas en un sello independiente no tuvieron mayor difusión.
En 1969, Miguel Abuelo editó su primer álbum solista, en el que incluyó temas como Mariposas de madera, Oye niño y Levemente o triste. Dos años más tarde viajó a Europa y el proyecto de armar la banda propia quedó diferido.
Luego de un extenso período en el que transitó por Bélgica, Inglaterra, España y Holanda, "el Abuelo" conoció a Cachorro López, un bajista argentino que tocaba en un grupo jamaiquino de reggae, Jah Warriors, y con él reflotó la idea de reclutar a Los Abuelos de la Nada.
Para los '80, el conjunto se había completado con el guitarrista Gustavo Bazterrica (ex La Máquina de Hacer Pájaros), el baterista Polo Corbella (ex Bubu), el saxofonista Daniel Melingo y el tecladista Andrés Calamaro (ex Raíces).
Casi de inmediato llegó la etapa más conocida de la agrupación, con la salida del primer álbum homónimo (1982) y la difusión radial de temas como No te enamores nunca de un marinero bengalí, Sin gamulán o Tristeza de la ciudad.
Vasos y besos (1983), Himno de mi corazón (1984), Los Abuelos en el Opera (1985), Cosas mías (1986) marcaron luego el idilio entre la banda y el público que continuó hasta la última presentación en vivo, en septiembre de 1987, en el teatro Opera.
"Yo soy el rock"
"Yo soy el rock", señaló Miguel en una oportunidad, y la frase lejos de ser pretenciosa, se convirtió en un símbolo de la leyenda en que se convirtió, aun desde antes de su muerte, en una clínica de Munro.
Miguel Peralta fue empleado metalúrgico, carpintero, verdulero y botellero. Fue cantante, compositor, mimo y poeta de la vida y aunque sostenía que era y seguiría siendo "un negrito peleador que no se asusta por nada" --en referencia a una infancia y adolescencia que transitó entre el reformatorio y las reiteradas expulsiones de las escuelas estatales--, se convirtió en referente y objeto de culto de varios, incluidos sus colegas.
De hecho, en su reciente visita a la Argentina, el cantautor español Joaquín Sabina recordó haber conocido la obra del fallecido músico a través de su compañero de banda Andrés Calamaro.
"Me parece que en sus canciones había un desenfado y naturalidad envidiables, sin compromisos y para la época, ya que estamos hablando de los '70 o '80 era un adelantado, siento que muchos artistas argentinos siguieron su temática", agregó el trovador.
Nito Mestre, quien fuera integrante del mítico dúo Sui Generis, conoció a Miguel en Francia, cuando Los Abuelos de la Nada todavía no habían pegado el gran salto.
"Como Charly García fue el productor de su primer álbum, tuvimos la dicha de compartir giras y presentaciones en vivo", evocó.
"Era un petiso bravucón, pero muy macanudo. Si bien es cierto que teníamos una relación interna de tono amable, en algunas ocasiones los celos de Miguel propiciaban algún tipo de disputa.
"Pertenecía a esa generación de músicos que había decidido exiliarse en el extranjero y siempre comentaba sus experiencias en bandas que había formado en Europa", sentenció Mestre.
"Creo que el enganche del Abuelo con la gente tiene relación con la polenta infernal que demostraba arriba de los escenarios. Recuerdo aquella noche de agosto de 1985, cuando en la cancha de Vélez en un festival de la Rock and Pop, a pesar de un profundo corte en la frente por una lata que le arrojaron, siguió cantando".
Marcelo "Chocolate" Fogo, sobrino de Abuelo y bajista de la última etapa del grupo, recordó que "Miguel me legó toda su música. Al lado de él aprendí los secretos que tiene componer y hacer lo que uno quiere".
"Cuando tenía plata invitaba a todos a comer y ayudaba en lo que podía a todo el mundo, la diferencia es que cuando él andaba seco, muy pocos se le acercaban y le daban una mano, sus últimos días fueron muy solitarios", repasó Fogo.
"Siempre tuve la idea de rearmar a Los Abuelos..., incluso una vez tocamos con Kubero Díaz, Juan Del Barrio, Gustavo Bazterrica, el fallecido Polo Corbela, pero todo quedó en el intento, incluso cantó su hijo el `Gato Azul' Peralta, pero sentimos que no era lo mismo, faltaba Miguel", sentenció el músico.
Por su parte, Norberto Pappo Napolitano, quien alguna vez también pasó por la banda en la primera formación, expresó que "nunca fui amigo de Abuelo, nuestra relación no fue muy fluida, pero jamás tuve problemas con él. Musicalmente creo que aportó un estilo original que hoy es adoptado por varios grupos a la hora de hacer música".
Y, precisamente entre los grupos a los que Pappo se refiere, se encuentran Juana la Loca, Turf y Babasónicos por citar algunos.
Justamente Adrián Dargelos, cantante de la última de estas agrupaciones, afirmó que "guste o no, nadie puede negar que Los Abuelos de la Nada marcaron un estilo. A partir de ellos la cosa kitsch comenzó a ser tomada en cuenta y ninguno se escandalizó".
Iván Noble, ahora solista y ex Caballeros de la Quema, precisó que "Los Abuelos de la Nada fueron originales porque tenían un líder con una distinguida personalidad. Miguel Abuelo fue un imán que ejerció notable influencia sobre todos los que lo rodearon y conocieron e inclusive en quienes sólo lo escuchamos a través de sus canciones".
* "La muerte me apasiona, me encanta. Me apasiona el hecho de encontrarla, de ir pensando qué pasa después. Es como una amiga, una compañera y yo la quiero bien.
* "Soy temperamental, no soy autoritario. Lo que me interesa es que todo funcione muy bien y es por esa razón que vivo solo, porque no soporto a ninguna mujer".