Bahía Blanca | Viernes, 03 de mayo

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San Miguel Arcángel: fueron a la escuela y se encontraron con un candado

La Congregación de Hermanas Franciscanas cerró un colegio y un jardín en esta localidad. Asegura que no tienen monjas para enviar y que el Estado dejó de pagar el subsidio a los maestros. Los padres, docentes y chicos están desesperados.
Fotos: Gentileza Silvana Gallardo

Hernán Guercio / hguercio@lanueva.com.ar

   Casi 50 chicos de San Miguel Arcángel permanecían esta tarde afuera del Colegio Niño Jesús y el Jardín de Infantes Virgen Niña, sin poder asistir al primer día de clases después de las vacaciones, después de que las autoridades de la Congregación Religiosa de las Hermanas Franciscanas decidieran cerrar el establecimiento.

   La noticia se había conocido días antes del comienzo del receso, cuando se había anunciado a los padres que, por falta de monjas que estuvieran en el lugar y ante el retiro del subsidio a los maestros por parte del Estado, la escuela -que existe hace mas de 100 años- iba a dejar de funcionar.

   Y eso fue lo que pasó. Cuando los chicos, padres y maestros fueron arribando hoy para entrar a clases a las 13, se encontraron con la puerta externa cerrada y con candado, la puerta interna con llave y las persianas bajas. Cerrado, absolutamente cerrado; sin vida.

   Los más pequeños empezaron a llorar; y los que son un poco más grandes se quedaron esperando ver qué hacían los padres y los propios docentes, que también esperaban afuera. Comenzaron a llegar bancos y sillas de una institución cercana, y los chicos se sentaron en ellos; los papás tomaban mate en el cordón y los maestros los acompañaban.

   “Hace frío y los chicos están afuera, de mochila y guardapolvo -contó a La Nueva. Silvina Gallardo, madre de dos pequeños-. El colegio está cerrado y nosotros estamos afuera esperando que alguien nos dé alguna respuesta”.

   La situación, en pocas palabras, es desesperante. Los chicos quedaron sin clases a mitad de año y, aunque la congregación les ofrezca una beca para estudiar en los colegios que posee en Darregueira y Carhué -a 35 y 50 kilómetros de San Miguel, respectivamente-, lo cierto es que esas distancias hay que cubrirlas por caminos de tierra hoy en gran parte inundados.

   Las maestras, a quienes les habían anunciado que serían trasladadas a esos mismos establecimientos, finalmente no fueron matriculadas y se las está tratando de despedir sin pagarles indemnización.

   Por si fura poco, la otra escuela que funciona en la localidad, la EP Nº 18 Islas Malvinas, no tiene cupo para tantos alumnos.

   “Las inspectoras de Dipregep nos dicen que esto es ilegal, y no avalan nada de lo que está ocurriendo. No sabemos cómo vamos a hacer para que los chicos terminen el año”, lamentó Gallardo.

   Por ello, mañana habrá una nueva reunión con las autoridades docentes de la región; y se espera que el jueves se haga presente en San Miguel Arcángel la madre superiora de la Congregación de las Hermanas Franciscanas para dar una explicación.

"A todas las ideas que se les ocurran: no" 

   Hace un par de semanas se había producido la primera reunión entre los padres, la hermana Mabel -directora de la entidad-, otra integrante de la congregación, un asesor legal, un abogado y un escribano.

   En ese encuentro se anunció que la escuela no iba a abrir las puertas después de las vacaciones “porque el estado le quitaba la subvención” a los docentes y la congregación no podía pagarle a los maestros.

   “Les proponíamos soluciones y les preguntábamos si había alguna manera de arreglar la situación. Lloraban todos: los chicos, los maestros y los padres; acá hay personas que van a este colegio desde que tenían un año y medio de edad”, recordó.

   Gallardo señaló que el asesor legal de la congregación llegó a decirles cosas como “a todas las ideas que se les ocurran: no”, “a tres cuadras tienen otra escuela” y “debían tomar esto como una muerte”.

   “Se nos rieron en la cara. La hermana Mabel nos dijo que rezáramos un Padrenuestro y que 'afrontáramos lo que teníamos que afrontar'; o que juntáramos plata y le pagáramos nosotros a los maestros”, manifestó.

   En el colegio, al que asistieron todas las generaciones de una población en la que nacieron varios obispos argentinos -como Jorge Gottau, Enrique Rau, Jorge Novak y Jorge Mayer-, trabajan unos once docentes y dos personas en portería.

   También brindaba el servicio de comedor, que ahora fue cerrado. No era un establecimiento arancelado, y solo se cobraban 50 pesos mensuales en concepto de ayuda; aunque pagaba quien realmente podía hacerlo.

   “Hoy quienes predican sin el ejemplo brillan por su ausencia -señaló el vecino Waldo Beratz-. Hace dos semanas que estamos solos sin explicaciones, ni soluciones ni gestión estatal. No sólo cerraron un colegio y echaron por tierra la fe de un pueblo católico, sino que también firmaron un certificado de defunción al progreso y a las ilusiones de seguir en nuestra tierra”.

“Hoy quienes predican sin el ejemplo brillan por su ausencia -señaló el vecino Waldo Beratz-. Hace dos semanas que estamos solos sin explicaciones, ni soluciones ni gestión estatal. No sólo cerraron un colegio y echaron por tierra la fe de un pueblo católico, sino que también firmaron un certificado de defunción al progreso y a las ilusiones de seguir en nuestra tierra”.