Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

La chica que convierte todo en algo “oficialmente asombroso”

Natalia Ramírez Talero es la adjudicadora del Guinness World Records en Latinoamérica. Hace días, en Carhué, fue testigo de un hecho histórico.
Natalia Ramírez en Carhué, a orillas del lago Epecuén, donde el último domingo constató que casi 2 mil personas flotaron de la mano sin ayuda externa.

Hernán Guercio / hguercio@lanueva.com

Natalia Ramírez Talero tiene -centímetro más, centímetro menos- 1,60 metros de altura, pelo castaño y una sonrisa gigante. Enfundada en un saco azul, con camisa blanca, pollera gris y pañuelo azul a manera de corbata, cada vez que habla se le nota esa tonalidad propia de los países del norte de América del Sur, entre correcta, agradable y musical.

Con 27 años, esta abogada nacida en Bogotá se ha convertido en una suerte de hada madrina de los sueños de muchas personas: como ocurre en los cuentos fantásticos, su presencia en un momento y un lugar demarca que algo especial e increíble está por ocurrir.

Testigo de incontables hazañas, Natalia es una de las principales responsables de fiscalizar y otorgar las nuevas marcas de los Guinness World Records en Latinoamérica. Como ella bien lo define, su trabajo es tomar algo que puede parecer ordinario, normal y corriente, y convertirlo en algo “oficialmente asombroso a nivel mundial”.

Así, ha presenciado y adjudicado más de 15 récords en el último año en todo el continente, entre los que estuvieron la mayor cantidad de rocotos (morrones) rellenos en Arequipa, Perú; o el reciente de mayor cantidad de personas flotando en línea en un lago sin elementos de flotación, en Epecuén.

Se ríe cuando le dicen que su trabajo, la posibilidad de viajar y ser testigo de cosas increíbles es “el sueño del pibe”, y cuenta que aplicó para este trabajo a través de un aviso “como en cualquier otra oferta laboral”.

Pero también reconoce que una de las primeras cosas que debe dejar afuera son los prejuicios, ya que no hay nada que pueda ser extraño o raro para el Guinness: si siente que no está capacitada para fiscalizar un récord, su primera idea es pedir que sea otro quien fiscalice.

“Entre los valores que tenemos como adjudicadores, se encuentran el respeto ante cualquier tipo de aplicación, la integridad que mantenemos y la inclusividad. No hablamos de cosas raras, sino de cosas diferentes; cada récord es diferente a los demás. Cuando uno entiende la pasión que hay detrás del título, es menos raro, y más aceptable y emocionante poder participar de ello”, cuenta.

“Nuestro objetivo es observar que se realiza algo que es normal y tornarlo oficialmente asombroso; en eso nos especializamos. Los prejuicios quedan afuera cuando estamos en campo: somos amables, pero exigimos que se cumplan las reglas; no podemos ser laxos, porque se trata de un récord a nivel mundial”, agrega.

Según Natalia, cualquier persona puede aplicar para un Récord Guinness; y son muchos los que prueban. Por semana, recibe unos mil correos electrónicos desde todos los puntos de Latinoamérica; y todos son contestados. De ahí hasta el intento de batir la marca hay varios pasos más, vinculados mayormente con el tipo de récord a vencer, las reglas que habrá que cumplir, o cómo y dónde se hará, por ejemplo.

“Cada récord que quieras intentar va a tener reglas, vas a tener que cumplirlas, y por más pequeño que parezca, hay gente que se dedica años para poder batirlo. Y cualquier persona en cualquier ciudad del planeta va a querer vencerlo; y deberá cumplir exactamente las mismas reglas”, cuenta.

“Somos la única autoridad a nivel mundial que certifica récords. Entonces, ser premiado por el Guinness World Records, te permite ser reconocido a nivel mundial con un título que solo tú vas a ostentar”, concluye.