Se demoran las tarjetas, pero apuestan a que en septiembre SUBE esté operativo
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Mario Minervino
mminervino@lanueva.com
No hubo novedades la semana última y el Municipio sigue a la espera de la primera remesa de las tarjetas de lectura que se utilizarán en el Sistema Único de Boleto Electrónico (SUBE).
De acuerdo a los dichos del presidente de Bahía Transporte Sapem, Tomás Marisco, estará operativo el mes próximo.
El inconveniente radica en que Nación Servicios SA --la entidad del Banco Nación responsable de la administración de SUBE--, tiene problemas para el suministro de las tarjetas por la creciente demanda desde muchas ciudades que se manejan con esta modalidad de pago.
La expectativa de BTS era recibir las primeras 50 mil tarjetas, sobre un total de 300 mil necesarias para ser canjeadas por la Bahía Urbana, para iniciar un proceso de cambio que suele demandar un tiempo importante y una organización logística adecuada.
La carencia de tarjetas se advierten hoy de manera clara en la ciudad de Buenos Aires, donde circulan 12 millones de unidades.
Es tal la situación que los pocos puntos de expendio que disponen de existencia están cobrándola 40 pesos, cuando el precio oficial de venta, establecido por el ministerio de Transporte de la Nación, es de 25 pesos.
"Confiamos en que mientras completamos instalar la instalación de validadoras en los ómnibus y los aparatos wi-fi en las terminales vamos a recibir las tarjetas", señaló el funcionario.
La SUBE, más segura
Marisco refirió que la tarjeta SUBE ha tenido varios controles en los años que lleva funcionando, lo cual le da un importante grado de seguridad en su funcionamiento.
Consultado sobre si podría ocurrir lo mismo que con Bahía Urbana, cuyo sistema no logró detectar el uso de tarjetas con saldo infinito, el funcionario dijo que SUBE "es más segura".
Al igual que Bahía Urbana, SUBE es un tarjeta MIRAFE, nombre de la tecnología de tarjetas inteligentes sin contacto, la más difundida del planeta con 250 millones de unidades.
Poseen una memoria divididas en bloques con mecanismos simples de seguridad. Su capacidad no permite operaciones de autentificación de alto nivel y por eso exige el apoyo de una base de datos que monitoree los saldos y otras estrategias operativas.