Un colegio bahiense que se suma a la solidaridad
A través de un reciente proyecto institucional, la escuela San Cayetano impulsó una importante ayuda para un merendero creado por un niño de 11 años.
Por Cecilia Corradetti / [email protected]
“Ayudando por amor” se denomina el proyecto solidario institucional que la escuela San Cayetano desarrolla en el merendero Los Amigos, en Villa Caracol, donde Alejandro, un nene de 11 años, junto a su mamá, crearon un merendero para los chicos del barrio.
Cuando este acto solidario de un chico humilde llegó a oídos de los docentes Silvina Rubio, Lucas Sandoval y Santiago Aracena, de inmediato pusieron manos a la obra y comenzaron la campaña que el colegio tomó como propia.
Este proyecto llevó incluso al colegio a participar del concurso Premio Presidencial Escuelas Solidarias, que representaría, en caso de ganar, dinero para reconstruir y mejorar espacios de esta naturaleza.
En principio fue 6to Sociales el primer curso que comenzó a juntar artículos de primera necesidad frente a la carencia más extrema que se vive en Belisario Roldán 2351, donde unas pocas chapas albergan todos los días a chiquitos del barrio que necesitan comer.
Alimentos, ropa de abrigo, artículos de higiene comenzaron a juntarse en el colegio y, de a poco, el resto de los cursos se fue sumando.
“Dividimos la colecta en los tres niveles y la colaboración apareció enseguida”, dijo Marina Dietrich, directora del nivel secundario. Directivos, docentes y alumnos organizaron la entrega, que fue mucho más que eso.
Fueron dos jornadas, sábado y domingo, inolvidables para todos, aunque el proyecto se extiende todo el año.
“Esto resultó importante por dos motivos. En primer lugar, por el compromiso puesto de manifiesto por parte de nuestros adolescentes, hecho que demuestra que no todo está perdido, que tenemos muchos jóvenes de corazón noble”, indicó.
Asimismo, la iniciativa representa una gran ayuda para Elba Carreras, mamá de Ale, quien todos los días trabaja a pulmón para que nadie se quede sin merienda “de lunes a lunes”.
“Muchos chicos refuerzan esa merienda porque carecen de cena y Elba, que pone toda su voluntad en medio de carencias extremas, necesita leche, pan y todo lo necesario para comer, pero también otra gran cantidad de elementos”, explicó Dietrich, para recordar que el frío agrava la situación en estos días.
Un niño de corazón enorme
Por Belisario Roldán, a pocos metros de las vías y sobre el costado derecho de la calle de tierra, un cartel avisa que el merendero “Los Amigos” está abierto hasta las 19.
Alrededor, se emplazan casas de chapas en terrenos no regularizados. Muchos patios son compartidos. Hay vehículos viejos, gatos, perros y chicos jugando en cada rincón.
Alejandro, Ale para sus amigos, tiene 11 años y cursa quinto grado en la escuela 37. Vive en una casa de chapa, como la mayoría de sus compañeros. Y siente un gran compromiso con los suyos.
Hace un tiempo atrás su mamá hizo un guiso de arroz y se quedaron a comer varios de sus vecinitos. Cuando se fueron, le surgió una idea: hacer un merendero para los amigos que no siempre tienen leche para tomar.
Se lo comunicó a su familia. Después, pensó cómo hacerlo. Así comenzó el merendero "Los Amigos", al que asisten alrededor de 25 chicos y funciona en el patio delantero de la casa de Ale, donde no hay cloacas ni gas.
Pasadas las 17, los chicos se sientan para disfrutar la merienda. Todos, menos Ale, que entra a su casa y ayuda a su mamá a llevar más bandejas.
El hambre en este barrio no da tregua. Y Elba repite que la ayuda es imprescindible en Belisario Roldán al 2300.
Reconstruir el lugar
Una de las familias involucradas en esta cruzada solidaria logró reunir chapas y otros materiales de construcción para lograr reconstruir el precario lugar donde asiste cada vez más cantidad de chicos.
“Claro que si resultáramos ganadores del concurso solidario antes mencionado, sería integral, por eso estamos muy ilusionados”, concluyó Marina Dietrich.