Bahía Blanca | Lunes, 06 de mayo

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Vidal dio el batacazo y se quedó con la gobernación de Buenos Aires

La candidada por la alianza Cambiemos logró lo que muy pocos creían posible: imponerse en el principal estado del país. Escrutado el 90% de las mesas, ganaba por el 39,72% contra 34,92% de Aníbal Fernández (FpV).
Con su mentor, Mauricio Macri, María Eugenia Vidal pronuncia sus primeras palabras públicas cuando aún no había datos oficiales pero sí optimismo.

Agencia DyN

María Eugenia Vidal, con la alianza Cambiemos, conducida por el Pro, se imponía anoche, ya entrada la madrugada de hoy, con el 39,72% de los votos sobre el candidato del Frente para la Victoria, Aníbal Fernández, que lograba el 34,92% y quedaba anclado en una derrota histórica del oficialismo, con el 68% de las mesas escrutadas.

Lejos quedaron los resultados del 9 de agosto: en las primarias el Frente para la Victoria, con Fernández-Martín Sabbatella, había obtenido 40,2%, Cambiemos el 30% y UNA 19,6%, con un nivel alto nivel de votos en blanco.

Si se confirmaba la tendencia, el jefe de Gabinete, candidato de la Casa Rosada a la gobernación, perdía casi 5 puntos en relación con lo que obtuvo su fuerza en conjunto en las primarias del 9 de agosto: muchos de los que votaron al FpV en la interna Fernández-Julián Domínguez migraron a otras zonas políticas, en un rechazo abierto al hombre de Quilmes.

Una diferencia de 5 puntos es contundente, siempre según los cómputos provisorios, y Cambiemos, con el Pro a la cabeza, obtuvo un triunfo histórico en una provincia que puede barrer al mismo tiempo con las aspiraciones presidenciales de Daniel Scioli.

Felipe Solá, el candidato del massismo en la Alianza Unidos por una Nueva Alternativa (UNA), que llevó en la fórmula a Daniel Arroyo, alcanzaba el tercer lugar con el 19,23% de los votos, mientras cuarta se ubicaba la Alianza Frente de Izquierda y de los Trabajadores, con Néstor Pitrola y Rubén Sobrero como candidatos y el 3,80%.

La Alianza Progresistas se ubicaba quinta, con la postulación de Jaime Linares y Juan Carlos Pugliese, llega al 2,42%, con 7,52% de votos en blanco.

La provincia de Buenos Aires, en la que no hay balotaje, representa el 37% del padrón con 12 millones de electores y los comicios son clave para marcar el mapa en el que los candidatos presidenciales del FpV y Cambiemos, Daniel Scioli y Mauricio Macri, llegarán al balotaje de noviembre.

La derrota de Aníbal Fernández, que llegó a manifestar que la elección era un trámite porque el FpV la tenía ganada después de haber derrotado a Domínguez en las PASO, arrastra al oficialismo y puede jaquear las aspiraciones para el balotaje de noviembre, con una tendencia nacional además adversa.

Cambiemos hizo pie en la provincia que define cualquier elección presidencial, en territorio del oficialismo, donde no gobierna un dirigente de otra filiación política desde la primera gestión que acompañó a la presidencia de Raúl Alfonsín, con Alejandro Armendáriz en 1983.

Apenas cerrados los comicios, el intendente de Vicente López y jefe de campaña de Vidal, Jorge Macri, destacó que había un crecimiento verificable de Macri y de Vidal que los ponía con una "inmensa chance" de imponerse en la provincia.

Poco después, Elisa Carrió dijo que Vidal iba a ser la gobernadora de la provincia, volvió a hablar de la posibilidad de un fraude, pidió que los fiscales permanezcan en los lugares y dio por seguro el ballottage presidencial.

A las 20.20, Vidal, que fue acompañada en la fórmula por el radical Daniel Salvador, dio por segura la segunda vuelta y aumentó la tensión en la provincia, flanqueada por Gabriela Michetti, al reclamar a los fiscales que permanezcan en sus lugares, porque Cambiemos contaba con "muy buenos resultados en la provincia de Buenos Aires".

Todos parecían tener la certeza de que afrontaban una jornada histórica para su partido, que los dejaba a las puertas de la presidencia en noviembre.

Vidal hizo en la provincia lo que pocos imaginaban y lo que las encuestas no preveían: se impuso al aparato del oficialismo en un distrito adverso, al que se considera por momentos ingobernable, el más importante del país, territorio de Daniel Scioli. Todo, en una fuerza ascendente clave para el balotaje de noviembre.