Bahía Blanca | Jueves, 16 de mayo

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Pepe Sánchez siempre construyó su propio destino

En cada paso que dio, el presidente de Bahía Basket buscó desafíos, sin quedarse en la zona de confort.

Por Fernando Rodríguez / ferodriguez@lanueva.com

  —¿Cuál sería un desafío desde Bahía Basket para la ciudad?

   —Hace un tiempo le pregunté a Manu si el tema del estadio estaba abortado para él y me dijo que sí. El desafío mayor es pensar y proyectar que como ciudad podamos tener un estadio multifunción. Y con esto no hablo de un mega estadio, ni de un estadio a construir con recursos públicos solamente, sino, con un gran aporte del sector privado.

   —Es decir, no el estadio que había vehiculizado Manu y que políticamente terminaron abortando.

   —Un estadio para cinco o seis mil personas. En la ciudad no podemos ser incapaces, desde lo público y lo privado, de poder proyectar un estadio así. Como ciudadano y desde la organización que encabezo, entiendo que necesitamos infraestructura. El estadio, a esta altura, nos lo debemos como ciudad. Y no es un reclamo al estado. Es un desafío concretarlo.

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   El 8 de julio de 2013, Pepe Sánchez le contaba a “La Nueva” algo que rondaba en su cabeza.

   Pasaron algo más de cuatro años. Bahía Basket se fue moldeando, tomando y descartando; ganando y perdiendo a nivel deportivo; corrigiendo errores y fortaleciendo virtudes.

   La organización se convirtió en modelo, viene marcando un camino para el básquetbol argentino y, de alguna manera, también fronteras afuera.

   Esto se fortalecerá con la construcción del Centro de Entrenamiento y Hogar de Bahía Basket, que se oficializará mañana, a las 12, en el Centro de Capacitación de Dow.

   El sueño de Pepe no resultará tal cual lo imaginaba hace tiempo, aunque igual significará un aporte de altísima calidad para la ciudad. Y lo más valioso, únicamente motorizado con fondos propios y privados.

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   Se fue a General Roca para dar el salto al profesionalismo; regresó a la ciudad y dio pasos más firmes en la Liga Nacional. Cuando estaba afirmándose en la competencia, priorizó ampliar su universo y se metió en el mundo universitario de los Estados Unidos.

   Allí terminó de moldearse como basquetbolista y persona, siempre manteniéndose firme en sus convicciones. Cumplió exitosamente con los estudios, triunfó deportivamente y se convirtió en el primer argentino en jugar la NBA.

   Más tarde dejó su huella en Europa y con la Selección ganando el oro olímpico. Mientras tanto, a esta altura de su carrera y con intenciones de ponerle freno a la vida nómade, su cabeza empezó a focalizarse en su terruño, el lugar de sus raíces, de sus afectos. Esa tierra donde los sentimientos le afloraban naturalmente.

   La procesión iba por dentro. Él sabía que podía. Como en cada paso que dio en la vida. Siempre fue hacia adelante.

   Superó pruebas acompañando su discurso con hechos concretos, teniendo que rendir examen permanentemente en una ciudad difícil, que se caracteriza por mirar de reojo y juzgar antes de observar para después poder evaluar.

   Y muchos fueron descubriéndolo sobre el final de su carrera, coincidiendo con el inicio de lo que hoy resulta un proyecto ya consolidado como Bahía Basket.

   De pie señores... ¡Aplaudan este emprendimiento de Pepe Sánchez! Un verdadero orgullo de la ciudad.