Bahía Blanca | Domingo, 05 de mayo

Bahía Blanca | Domingo, 05 de mayo

Bahía Blanca | Domingo, 05 de mayo

“Manos que curan”, el librito cabecera de Liniers

Cuando el Chivo estaba rendido a los pies de Bella Vista, surgieron las palmas de Partal para contener el penal de Bellegia y dejar con vida a su equipo. Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com
Ojos cerrados, los de Acosta y Lebad. ¿Qué no querrán ver?

“Manos que curan", el libro guía de las curaciones espirituales. Ese es el título completo de la obra literaria publicada en 1987 por la escritora estadunidense Barbara Ann Brennan.

En Liniers ya se convirtió en un libro de cabecera. Porque está basado en hechos reales. Y sin final, porque mientras siga atajando Lucas Partal, siempre va a surgir un nuevo capítulo de dramatismo y suspenso.

Ayer, en la Loma, el Chivo hizo todo el gasto y tuvo más situaciones de pregol que su rival, pero cuando empezó a ser maltratado por Bella Vista, las palmas de Luquitas lo reanimaron en el momento donde creyó que todo estaba perdido.

El albinegro, con un 3-4-1-2, con toques cortos y rápida transición al momento de hacerse del balón, le llegó por todos los flancos a un dueño de casa que cambió ataque por ataque pero que nunca gozó de las apariciones fulminantes de Lucas Machain o los estiletazos lacerantes del "Boli" Priore.

El visitante, aún con algunos desacoples al momento de retroceder, siempre fue el que mejor impresión dio con juego asociado y la del cuero al piso. Hasta que llegó la acción bisagra en el ir y venir de un cotejo más que entretenido.

Fue a los 34 minutos del complemento: Ribes lanzó el pelotazo frontal, Lucas Martínez corrió como Carl Lewis, Partal salió apresurado y lejos y Mauro Martínez, confundido y sin mirar la pelota, tomó del cuello al "7" gallego, de frente al árbitro Gustavo Altuna, quien venía siguiendo la jugada a medio metro. Penal clarísimo, segunda amarilla para el Turu y expulsión. Después, Altuna, frío como un revólver y tranquilo por el acierto, tuvo que aguantar la reacción del central de Liniers, quien se le puso cara a cara antes de darle un leve empujón y de ¿insultarlo? de arriba a abajo.

Pero después de la tormenta siempre viene la calma. Partal, por "pura intuición", como él aclaró después en zona de vestuarios, voló a su palo derecho y contuvo el remate no tan potente de Gabino Belleggia.

Si era gol, hubiese sido demasiado premio para el albiverde, que por ahí no sabía que el guía espiritual de Liniers es Lucas Partal, el de las "Manos que curan".