En Cerri, Palito Ortega tendría unos cuantos fans. "La felicidad, ja, ja, ja..."
Por Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com
Pasás el último lomo de burro, entrás a General Daniel Cerri y te das cuenta enseguida de que algo cambió: el clima, la atmósfera y el ambiente son distintos.
Y, cuando te vas acercando a la cancha de Sansinena, las "barritas" de pibes con banderas y las caravanas de gente vestida de rojo y blanco son ejemplos elocuentes de que, del jueves en adelante, los cerrenses cambiaron, mucho o poco, su forma de vivir. Al menos ayer, en el pueblo, se percibió y se palpó un domingo distinto, como aquel 8 de diciembre de 1946, el día del último título del "Tripero" en Primera A de la Liga del Sur antes de repetir, por tercera vez, en este 2014.
"Hacía falta salir campeones. La gente sale a la calle contenta y feliz", describió Silvia Marinsalta, integrante de la comisión de festejos por los 100 años del club, además de colaboradora en el palco de prensa.
Y si Cerri rebalsa de alegría, ¿usted se imagina como está el plantel albirrojo?
Da la impresión de que estos jugadores disfrutan dentro y fuera del campo de juego. El jueves vencieron a Liniers en la final y ayer, frente a Sporting, jugaron como si todavía no hubiesen conseguido nada.
Ni relajados, ni idos, ni distendidos. Todo lo contrario: perilla en "on", maquina a fondo y un primer tiempo con un cortísimo 1-0.
En el segundo, el peso de tanta carga emocional surtió efecto, pero si no es Machain, Bowen, Linares o Ibarlucea, aparece "otro". Ese "otro" es tan adorado como los demás, porque se crió y se formó en la institución: Juanpy Schefer, quien plantó bandera en el medio y le hizo entender a sus compañeros cómo tenían que ganar aún cuando las piernas pesaban más que el cuerpo.
El árbitro Bruno Martínez, de excelente conducción, empezó a aplicar la ley de la ventaja que no había otorgado en el segmento inicial y el dueño de casa, con el 10 de hacedor e Ibarlucea de asistidor, le empezó a caminar por encima a un rival que contrató a uno de los mejores técnicos del medio (Luis Díaz), pero que le falta carretear bastante para llegar a la altura de un equipo compacto, equilibrado y feroz como Sansinena.
Los aciertos del referí: Vera le hizo zancadilla a Bowen y se fue expulsado por doble amarilla y, tras el cotejo, decidió cesantear (no mostró la roja porque el jugador se había introducido en zona de vestuarios) a Ludueña por gestos hacia la tribuna local.
Pensemos: Sansinena, con su elenco titular, completó una rueda sin derrotas. Ganó partidos hasta con un hombre menos y en 7 de los 18 compromisos que sostuvo en el año marcó 3 o más goles.
Entonces, comentarios, rumores y habladurías al margen. Es un justo campeón. Y que la fiesta siga al ritmo de Palito Ortega, "la felicidad, ja,ja,ja...