Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Una chica muy inteligente busca Inteligencia Artificial

Licenciada en Ciencias de la Computación con 9.85 de promedio, esta puntaltense de 23 años, que ya inició el doctorado, rechaza las generalizadas críticas a la juventud y agradece a la universidad pública. Los chicos suben y baja por las escaleras. Están muy apurados. Dicen que no tienen tiempo... aunque la mayoría recién anda por los 20 y pico. Unos buscan ansiosos sus apellidos en la lista de aprobados, otros, un lugar en el aula para otra clase. También están los que corren antes de que cierre la biblioteca y los que necesitan unos minutos en privado con el profesor.

Licenciada en Ciencias de la Computación con 9.85 de promedio, esta puntaltense de 23 años, que ya inició el doctorado, rechaza las generalizadas críticas a la juventud y agradece a la universidad pública.






 Los chicos suben y baja por las escaleras. Están muy apurados. Dicen que no tienen tiempo... aunque la mayoría recién anda por los 20 y pico. Unos buscan ansiosos sus apellidos en la lista de aprobados, otros, un lugar en el aula para otra clase. También están los que corren antes de que cierre la biblioteca y los que necesitan unos minutos en privado con el profesor.


 En ese mundo que marcha hacia el futuro, María Julieta Marcos ya ha completado una etapa y ahora pasa buena parte de sus días trabajando en pos del doctorado, al que se encamina con un proyecto de Inteligencia Artificial. Claro que por estas horas no es una más en esa caravana que va y viene por los pasillos de Alem 1251.


 Ya es vox populi que esta puntaltense de 23 años --aunque parecen muchos menos-- se recibió de licenciada en Ciencias de la Computación con 9.85, el promedio más alto de las 227º colación de la Universidad del Sur cumplida a fines de junio en Colón 80. Además, una foto en la tapa del diario basta para dejar, aunque más no sea por unos días, el anonimato y entonces hay que "bancarse" las cargadas, y las felicitaciones también. Y ella lo admite con una sonrisa tímida y un rubor que se agiganta.




 --¿Cuándo y cómo llegaste al planeta UNS?


 --Fue en el año 2002, con la meta de recibirme, por supuesto, pero antes tenía que ver si la carrera me gustaba. De lo contrario, la cambiaba, porque no tenía mucha idea de lo que quería seguir. Al terminar el secundario, en el Instituto Estrada de Punta Alta, mi cuñado, que había iniciado Ciencias de la Computación, me dijo que podía interesarme. Así que me decidí, porque también el test vocacional se inclinó por este tipo de carreras.

* * *




 María Julieta nació y creció en Punta Alta, desde donde llega todas las mañanas con su papá o en colectivo. A sus jornadas, que se extienden hasta las 18 o las 19, las considera un poco cansadoras, peo ya se siente adaptada a ese ritmo.


 --Cuando se llega de otra parte, aunque sea muy cerca, ¿cuesta integrarse a la UNS?


 --Para nada. Puedo hablar de lo que pasa en el departamento de Computación, donde compartimos el estudio y el trabajo con chicos de muchas otras ciudades y está todo bien.


 --¿Un promedio de excelencia también formaba parte del objetivo?


 --Noooo. Al principio, sólo traté de aprobar sin reparar en la nota. Recién superada la mitad de la carrera fui viendo el tema del promedio, pero nunca me generé presiones.




 Compiladores e intérpretes fue la última materia y la resolvió con un 9, en diciembre del año pasado. En marzo, por su tesis de la licenciatura, mereció un 10. Concluir el doctorado, en unos cinco años, y hacer su trabajo lo mejor posible son sus objetivos porque cree que por medio de la computación podrá llegar a serle útil a la sociedad.


 --¿Tiene límites este inmenso mundo de la informática?


 --Sí, como todo, aunque no pare de sorprender. Acá, en la UNS, ya tenemos bases con algunos robotitos, pero la inteligencia artificial sólo puede ser un instrumento muy valioso, porque nunca llegará a reemplazar a la humana.


 --¿Es necesario probar suerte en el exterior?


 --No tengo nada en vista. Después del doctorado, veré. Los argentinos disponemos de una universidad pública donde formarnos, posibilidad que en otras partes cuesta mucho dinero. Aunque nos quejamos, yo estoy muy contenta de vivir en mi país y creo que hay que aprender a valorarlo.


 --¿Te imaginás dividiendo tu tiempo entre el desarrollo profesional y el cuidado de una familia?


 --No me lo he planteado, pero si llega el momento, tendré que asumirlo sin inconvenientes. Es lo que hace todo el mundo. Y a mí me gustaría.


 --¿Estás de acuerdo con las críticas que recibe la juventud, por ejemplo, en el sentido de que no tiene rumbos?


  --En mi entorno universitario todos tienen rumbos y saben lo qué quieren. Por allí el problema de la desorientación está más centrado en un porcentaje de adolescentes, pero generalizar tanto es injusto.

* * *




 Es tiempo de volver al gabinete. María Julieta suspira como si hubiera aprobado el más duro de los finales. Para ella, tildada en su casa de monosilábica, tantas respuestas fueron una prueba para el hemisferio izquierdo. De todos modos, está claro que sus expresiones van mucho más allá de la palabra.





Muy personal

* Hija de Ana María Tombolato y Guillermo Marcos, María Julieta es la menor de tres hermanas: las mayores son Ana Carolina y María Romina, de 25 y 26 años respectivamente.
* Ni de Sporting, ni de Rosario. Cero fútbol.
* Muy poca TV. Le encantan el cine y la música. Mira y escucha de todo.
* No le interesa la política y pide consejos a la hora de votar.




Las máquinas con neuronas




















 "Se trata de lograr un comportamiento inteligente en una máquina (robot). El trabajo tiene matemática y mucha lógica", explica María Julieta cuando se refiere a la Inteligencia Artificial.


 Desde la década de 1930, la posibilidad de que la inteligencia no sea una cualidad exclusiva de los seres humanos fue argumento de decenas de obras literarias que se centraron en la figura del robot.


 Los científicos no se quedaron atrás, ya que en 1943 se comenzó a investigar sobre la posibilidad de crear una neurona no natural, y esto constituyó la base de lo que hoy se llama Inteligencia Artificial (IA).


 La IA es una disciplina, incluida dentro de las ciencias computacionales, que abarca dos ramas, la cognitiva y la técnica. Ambas ramas interactúan.


 La cognitiva, a cargo de especialistas en psicología, estudia las manifestaciones intelectuales humanas, como el razonamiento, el aprendizaje y la memoria, a través de la simulación computacional. Mientras la técnica, en manos de expertos en electrónica e informática, investiga el desarrollo de sistemas inteligentes artificiales.


 La robótica móvil rodante, que tiene como centro la construcción de un robot que se mueve con ruedas, es la más conocida popularmente.