Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

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Violento asalto sufrieron un abogado, su hijo de diez años y su secretaria

El doctor Miguel Ángel Asad fue abordado por tres individuos que lo encañonaron, golpearon y ataron a la mujer y luego se alzaron con 20.000 dólares, 3.000 pesos y dos relojes. Se les escapó un tiro antes de marcharse.
El doctor Miguel Ángel Asad afirmó ayer que los asaltantes amenazaron con matar a su hijo si no les entregaba el dinero.

La policía de la ciudad dispondría de pruebas fehacientes para esclarecer en corto plazo un violento robo a mano armada que sufrieron un reconocido abogado, su hijo menor de edad y su secretaria, quienes fueron sorprendidos por tres asaltantes que encañonaron y golpearon al profesional, ataron a su empleada y sustrajeron una fuerte suma en dólares y pesos en efectivo.

Según informó ayer el propio damnificado, el asalto se registró minutos después de las 20 del miércoles, en el estudio jurídico del doctor Miguel Ángel Asad, ubicado en la calle Lavalle 263, en donde irrumpieron dos hombres y una mujer y al menos dos de ellos esgrimieron pistolas calibre 9mm.

Consultado en su lugar de trabajo, la víctima admitió que tiene sospechas de un sujeto que mantuvo contacto con él para que asesorara legalmente a su hermana, quien sería víctima de violencia familiar, aunque --aclaró-- en realidad habría sido un artilugio que tendría vinculación con el atraco.

“El asalto tiene un antecedente porque una persona, que no llegó a ser cliente mío, me venía haciendo observaciones y preguntas por momentos impertinentes. Ayer (por el miércoles) esta persona me llamó por teléfono a las 15.30 para preguntarme a qué hora atendía en el estudio y le contesté después de las 18”, explicó Asad a un cronista de La Nueva.

“Me dijo que tenía una hermana con problemas de violencia familiar, entonces los cité a las 19. A las 19.30 me llamaron y me dijeron que estaban atrasados, pero era porque acá en el estudio había gente”, acotó.

Y sostuvo que ”a las ocho y cinco tocaron la puerta del estudio, entonces mi secretaria abrió y entraron dos tipos y una chica con pistolas (reglamentarias) de la policía, que actuaron a cara descubierta. Uno vino y me apuntó con el arma directamente a la cabeza”.

“Inmediatamente se me vinieron encima y me dijeron 'h...de p..., dónde están los dólares'. Sólo tres personas sabíamos de la existencia de esos dólares; les entregué 3.000 pesos que tenía encima”, precisó el damnificado.

“Me seguían preguntando dónde estaban los dólares y yo negué la existencia de la divisa. Eran todos jóvenes de alrededor de 25 años y estaban bien conscientes”, continuó diciendo.

Un disparo

Mientras los atracadores se hallaban en otra dependencia del inmueble, la empleada de Asad --no se suministró su identidad-- corrió hasta el jardín del estudio, donde la interceptó el cuarto delincuente que estaba de campana al volante de un automóvil estacionado en el frente y la introdujo por la fuerza nuevamente adentro de la oficina.

“La ataron con el cable de la bordeadora y escuché que dijeron 'a esta la vamos a tener que violar', entonces reaccioné, pero me pegaron el primer culatazo. Luego me exigieron que me quedara tirado en el piso y empecé a sangrar. También me patearon la cabeza y me pisaron la espalda”, detalló el abogado.

“En un descuido de ellos escapé, fui hasta la puerta, la abrí y cuando iba a salir al jardín, se me vino encima el delincuente que me había encañonado primero, me empujó y me metió adentro. El que estaba con la pistola me agarró de los pelos, me apuntó con el arma y me dijo 'los dólares o el pibe', y le puso el arma en la cabeza a mi hijo de diez años”, recordó Asad sobre la odisea.

“Mi hijo sabía dónde estaban los dólares y me dijo 'papá, tengo miedo de que te maten; les voy a decir dónde están'. Así que el nene los llevó hasta el dormitorio donde estaba oculto el dinero en un cajón de ropa. Me robaron calculo que 20.000 dólares, además de los 3.000 pesos”, agregó.

Los desconocidos también se apoderaron de dos relojes pertenecientes al abogado y a su secretaria.

Y antes de darse a la fuga uno de los maleantes efectuó un disparo de manera accidental que impactó en un ropero y no en las víctimas, según se supo.