Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Una agenda llena de cuentas, cálculos y predicciones

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en la capital provincial.

   La agenda de campaña se va abriendo paso sobre la habitual superficie de barro político y frente a un contexto de medidas gubernamentales espasmódicas, cuestionamientos opositores y pronósticos electorales de cara al futuro provincial. 

   Desde Juntos creen que perder las PASO “obnubiló" al kirchnerismo duro, a la vez que aprueban que el electorado acepte los beneficios que va anunciando el Gobierno. Pero confían al mismo tiempo en que habrá un rechazo en las urnas a esas medidas porque tienen más que ver “con una especie de soborno electoral que con una gestión administrativa de ayuda social”, según señalan. 

   Creen además que la población advierte que tras los comicios puede sobrevenir un  “peligroso 'Arreglate como puedas'”, con inflación galopante, desempleo y poder adquisitivo en rojo. 
Desde las góndolas parlamentarias de Juntos calificaron de “metodología populista pura” el reciente anuncio del gobernador Axel Kicillof de invertir dinero de las arcas públicas para regalar un viaje de egresados a 220 mil alumnos, mientras los índices de pobreza e indigencia son “inadmisibles y vergonzosos”. 

   Por supuesto, el oficialismo respaldó el programa, que incluye el subsidio de $ 30 mil con el objetivo de fomentar a los sectores hoteleros y gastronómicos. Y ante las críticas del arco opositor, señalan con ironía que “los paladines de la desinversión pública educativa siempre ven todo negativo”. 

   Kicillof, en tanto, sabe que si los números finales  del escrutinio son adversos estará más que obligado a llegar a acuerdos para que la gobernabilidad sea posible. Sobre esa agenda de pronósticos, cuestionó con dureza a Juntos, al afirmar que, si ganan las legislativas “van a apostar a que la Argentina sea ingobernable”. 

   El resultado que arrojaron las PASO marcó una tendencia que -saben tanto en el FdT como en Juntos- difícilmente se modifique demasiado.  En gran parte dependerá de algún acierto en las medidas que tome el Gobierno nacional. 

   A los efectos prácticos, el sueño de Kicillof de afianzar la mayoría en Diputados y alcanzarla en el Senado quedó lejano en septiembre. De todas formas, la gobernación puso su norte en dar pelea en aquellas secciones que eligen senadores, para, por lo menos, sumar algún legislador más. 

   En paralelo, la llegada del exintendente lomense Martín Insaurralde a la jefatura de Gabinete es una clara señal de que, de producirse una nueva derrota del oficialismo, habrá que tender puentes para negociar las leyes que el Gobierno va a necesitar. 

   A pesar de que el comienzo de la relación de Insaurralde con la oposición no fue el mejor -faltó a la bicameral de seguimiento, fiscalización y control para la emergencia por el Covid en el Senado- al nuevo funcionario lo precede la fama de dialoguista. 

   Mientras tanto, en Juntos se van instalando debates, ya que descuentan que, a partir de diciembre, el panorama será, de mínima, el mismo que el actual.   Desde el radicalismo, por las dudas, siguen convencidos de que no pueden relajarse electoralmente porque aún no se ganó nada. Pero, al mismo tiempo, ya comenzaron los movimientos por las sillas para los próximos dos años, sobre todo por la titularidad de los bloques. En ese sentido, lo más complejo va a ser definir quién presidirá la bancada en el Senado. 

   En Diputados todo parece más claro. La presidencia de Maximiliano Abad no parece correr peligro, sobre todo por la movida interna de las PASO, que con Facundo Manes a la cabeza logró reposicionar a la UCR como una fuerza competitiva. 

   También es cierto que la incorporación de figuras como Margarita Stolbizer o Emilio Monzó puede modificar la lógica de funcionamiento de los bloques. En tal sentido, circulan rumores acerca de la posibilidad de que en la Provincia se replique el modelo nacional de mantener bancadas propias, dentro de un gran interbloque. Algo que siempre sobrevoló en la cabeza de los dirigentes bonaerenses pero que nunca se llegó a plasmar. 

   Habrá que ver cómo evoluciona esa idea. Hasta el momento el ritmo y el pulso de Juntos en la Provincia lo marcó el PRO, y si bien es cierto que Diego Santilli ganó la interna, la realidad muestra a un radicalismo con claras intenciones de estructurar un proyecto propio. Quizás este sea el hueco que ve el oficialismo gobernante del FdT, y sea la llave hacia lo que ya se empieza a escuchar por lo bajo, pero que va ser muy reiterado a partir de diciembre: la gobernabilidad.