Monte Hermoso: “No vamos a permitir que reconstruyan o reparen las casas sin permiso”, dijo Arranz
El intendente indicó que los vecinos de Villa Faro Recalada, muy afectada por el temporal del fin de semana pasado, tendrán que pedir un permiso especial para reparar sus casas. "Son viviendas que no figuran en catastro", explicó.
El temporal que el último fin de semana azotó a la región dejó importantes secuelas en Monte Hermoso, algunas de ellas inesperadas. Además de destrozos en la rambla de madera, calles, paradores playeros y puestos de guardavidas, la sudestada provocó graves derrumbes en las viviendas de la Villa Faro Recalada y abrió un posible foco de conflicto entre el municipio y los propietarios de esos inmuebles.
“El tema es que esas casas no figuran en el catastro municipal; es decir, esas construcciones no están dentro de la ley. Hubo gente que construyó allí hace muchas décadas en forma irregular, y luego las propiedades fueron pasando de mano en mano, pero sin que hubiera títulos de propiedad”, explicó el intendente Hernán Arranz.
“En este contexto, estamos contactándolos a los propietarios de Villa Faro Recalada para pedirles, en primera instancia, que retiren los escombros y residuos que quedaron esparcidos por la costa”, añadió.
En cuanto a la reconstrucción total o parcial de las viviendas, Arranz aclaró que no la podrán efectuar sin contar con un permiso.
“En esto quiero ser claro: no van a poder reconstruir libremente sus casas, sino que tendrán que pedir permiso en el municipio; luego, en conjunto, veremos hasta dónde pueden construir y dónde no”, subrayó.
Los daños en las viviendas de Villa Faro Recalada fueron muy importantes. En algunas casas hay riesgo de derrumbe total.
En los casos en que se otorgue permiso para efectuar construcciones o reparaciones, se fijarán los límites que correspondan –según las normas vigentes- para evitar la contaminación del espacio costero con materiales o insumos de construcción. Además, se limitará el uso de maquinaria pesada.
El problema de las viviendas construidas sin permiso en terrenos fiscales o no habilitados para este uso no es nuevo en Monte. Barrios enteros se edificaron así durante décadas y, para cuando el municipio fue creado en 1979 y decidió tomar cartas en el asunto, decenas de propiedades se encontraban en situación irregular.
En algunos casos el problema pudo ser resuelto, pero en muchos otros las viviendas quedaron en una suerte de limbo legal que no permite a sus dueños acceder al título de propiedad o disponer libremente del inmueble, pero al mismo tiempo tampoco habilita al municipio o la Provincia –según sea el caso- a disponer la demolición de las estructuras.
Esta es la situación en la que se encuentran las casas de la Villa Faro Recalada, ubicada a pocos metros del faro, sobre la línea costera adyacente a la playa (sobre a cual se suelen construir los paradores playeros y las líneas de carpas).
Estas viviendas sufrieron como nunca el temporal del último fin de semana. Varias de ellas perdieron ambientes enteros, que se derrumbaron al quedar socavado el suelo sobre el cual estaban asentados.
Se estima que son unas 25 las viviendas que sufrieron “daños estructurales de consideración” y quedaron casi inhabitables. Dos de esas casas están ocupadas en forma permanente y las restantes son de uso turístico.
En el municipio estiman que, por la gravedad de los daños, el riesgo de derrumbe y la complejidad de los trabajos que se deberían realizar para repararlos, varios inmuebles serán demolidos.
“En Villa Faro Recalada, cuando hay temporales de este tipo, suceden muchos destrozos con afectación de viviendas. Esta vez demolió parcialmente algunas casas, en la parte que daba a la playa”, describió el intendente Arranz.
“Temporales como los del último fin de semana se dan cada 20 años. Se dio una conjunción de factores: se unieron las dos pleamares porque el viento no dejó bajar (al mar), al tiempo que soplaron vientos con ráfagas de 100 kilómetros. Esto hizo que subiera tanto la marea que hizo un desastre”, amplió.
En el frente costero urbanizado las olas levantaron las tablas de la rambla de madera y socavaron el suelo.
“El agua penetró tanto en la calle que estamos revisando si no hay afectación subterránea en la costanera. Subió por las calles perpendiculares y casi llegó hasta la avenida Argentina”, agregó.
“Además arrastró todo: se llevó desde puestos de guardavidas hasta parte de los paradores y carpas”, completó.
El problema de fondo –aclaró Arranz- no es la naturaleza, sino las malas decisiones que se tomaron hace décadas.
“Construimos y planeamos una ciudad, hace muchos años, muy cerca de las olas. Ese fue el principal error. En su momento no lo sabíamos, pero la costanera tendría que estar, como mínimo, donde hoy está la avenida Argentina. Pero bueno, ya está; ahora hay que mirar para adelante, disponer y hacer respetar los nuevos criterios de urbanización y entender que, cada tanto, se van a dar situaciones lamentables como las del último fin de semana”, cerró.