Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Ana Rosa Llobet: “En la búsqueda de chicos perdidos el olvido no existe”

Una mujer comprometida. Con el buen vocabulario y el mejor idioma: el de la solidaridad.

   Quizás nunca, Ana Rosa Llobet, imaginó que ya en su etapa de jubilada como profesora de Lengua y Literatura iba a estar tan ocupada. Y en varios frentes. El que tiene que ver con su pasión por la buena escritura y su taller. Y otro cuyo compromiso pasa por ayudar a encontrar, nada menos, que a niños perdidos. El de liderar a nivel país Missing Children, con todo lo que ello implica.

   Claro que aquel paso lo dio con una sola e innegociable condición: no restarle tiempo ni presencia a sus nietos.

   Una mujer comprometida. Con el buen vocabulario y el mejor idioma: el de la solidaridad.

En diez conceptos

   1. “Disfruto muchísimo de mi taller de escritura. Ni se cómo me lo propuse. Empezó a incorporarse gente y se armaron grupos increíbles. El aspecto social y afectivo, más allá del objetivo de mejorar y expresarse a través de la escritura, me gratifica”.

   2. “Más allá de estar totalmente de acuerdo con la inclusión, no utilizo el lenguaje inclusivo. La inclusión pasa, en especial, por las actitudes y los hechos y no por modificar el lenguaje. Nadie va a dejar de ser discriminador por hablar diferente. Pero no me parece mal que haya hablantes que quieran utilizarlo y lo hagan con libertad”.

   3. “Soy una privilegiada de la vida, porque desde el primer trabajo que tuve, que fue el de administrativa de una junta de enseñanza media, siempre me encantó lo que hice y hago. Volvería a elegir la docencia, aunque debo admitir que es un ámbito que tiene sus dificultades”.

   4. “Por allí hoy son mucho más importantes los valores que el docente transmite a los chicos que la información que pretende incorporarles. Creo que todos nos acordamos de esos maestros y profesores que fueron ejemplares como seres humanos”.

   5. “Terminé de trabajar y quería colaborar en alguna actividad solidaria. Mi mamá María Luisa, una mujer excepcional, muy comprometida con la docencia y la solidaridad, fue muchos años voluntaria del Hospital Municipal. Siguiendo un poco ese hábito familiar de colaborar con la comunidad, yo tenía tiempo, estaba ya jubilada, y me fascinó esto de colaborar con la búsqueda de chicos perdidos. Un tema sumamente sensible. Humildemente la llamé a Laura Meloni, quien estaba a cargo de Missing Children Bahía Blanca, y le dije que tenía facilidad para redactar, aunque en realidad no había demasiado para escribir. Pero Laura enseguida me incorporó como voluntaria. Y así empecé”.

   6. “Laura fue una amiga entrañable. Una persona cálida, afectiva, generosa… Empezamos a trabajar en forma denodada en tiempos en los que no existían las redes sociales. Ibamos a visitar a las familias de los chicos perdidos, a contener a los padres, hablar con ellos. Un trato afectivo y de contención que es fundamental en nuestra labor. Las familias necesitan sentirse apoyadas. A veces las instituciones oficiales tienen una frialdad y un manejo más burocrático en el trabajo que desarrollan. Nosotros vamos más por el lado humano”.

   7. “Sí, es cierto… Cada menor que se pierde es una tragedia. Las redes sociales hoy son de gran ayuda para la búsqueda, aunque también presentan sus complejidades, como el tema del grooming que es gravísimo. La red social presenta la imagen del niño perdido por un tiempo acotado, donde todo el mundo la comparte, pero ese interés con el tiempo queda en el olvido. Por eso son tan importantes las primeras 48 horas en la estrategia de búsqueda. Pero más allá de esto, nosotros aún tenemos chicos perdidos desde el año 2004. Cada dos o tres meses llamamos a la familia, preguntamos cómo están. El olvido no existe. Missing Children persiste una y otra vez en la difusión de la imagen del chico”.

   8. “No es cierto que la mayoría de los chicos que se pierden provengan de estratos sociales pobres. Los hay de todas las clases. Los conflictos de adolescentes, por ejemplo, se dan en cualquier familia y ámbito sociocultural”.

   9. “Un caso recordado fue el de Aaron, un chiquito de 3 años que vivía con su mamá en Patagones. El papá se lo llevó, en un caso muy común de secuestro parental. Estuvo 3 años desaparecido. Difundimos muchísimo el caso. El papá era boliviano y se había ido hacia el norte. Difundimos mucho las fotos en Salta. Tuvimos un llamado de una mujer que nos indicaba que el chico estaba en General Güemes. Nos comunicamos con la comisaría de la localidad y se rescató al menor, que luego de tanto tiempo reconoció a su mamá en forma inmediata”.

   10. “Otro caso para recordar es el de Giuliana, que se había ido a los 14 años de su casa y estuvo cinco años perdida. No había forma de encontrarla. Ibamos permanentemente a ver a la mamá. Hasta que un día yendo para Ingeniero White con Laura Meloni, ella recibe una llamada de un muchachito que decía que la conocía, pero que la joven pensaba que la familia no la quería. Le dijo que todo lo contrario, que la estaban buscando en forma denodada. Y bueno… Cortaron y al rato sonó de nuevo el celular y Laura, con toda su generosidad, me emociona contarlo (se entrecorta)…, me pasó el teléfono y me dijo: ´tomá, atendela vos´. Era Giuliana. ¡Después de cinco años! Me dijo que tenía un bebé, que estaba en pareja y que quería volver a ver a su familia. Lo de Laura de haberme cedido ese momento de placer fue de un valor inconmensurable”.  

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