Bahía Blanca | Domingo, 29 de junio

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La inundación y lo que el agua se llevó y años después, devolvió

Días después de la inundación, un voluntario bahiense de la Fundación Sí que recorría las calles bahienses encontró entre el barro varios libros mojados que habían sido descartados. Entre ellos, un "tesoro" familiar que había pertenecido a sus hijos.

El psicólogo y abogado Oscar Dutari con el libro que perteneció a sus hijos, 30 años atrás.

Hay historias que, como las mareas, van y vienen, dejando huellas imborrables en quienes las viven. Esta es una de ellas, donde un simple libro infantil sobrevivió al paso del tiempo y a una inundación, regresando a sus dueños en un giro inesperado del destino.

"Hace más de tres décadas, por el año '91, cuando mis hijos eran pequeños, compramos un libro que se convirtió en su favorito. Se trataba de 'El jardín de Lucas', de Silvia Schujer. La historia se centra en un niño que no limpiaba su habitación pese a los insistentes recordatorios de su madre. En vez de ordenar, dejaba que la naturaleza hiciera lo suyo: las plantas brotaban, los árboles crecían y los pájaros encontraban refugio en su cuarto. Al final, lo que parecía un caos se transformaba en un jardín donde Lucas disfrutaba dormir. A mis hijos les encantaba, algo había en ese libro que hacía que noche tras noche sea el elegido para ser contado", cuenta el psicólogo y abogado Oscar Dutari, protagonista de este hallazgo.

Oscar y sus hijos: Tere, Ana Inés, Mercedes, Eugenio, Faustino y Justo

El tiempo pasó, los hijos de Oscar -Ana Inés, dueña del libro, Teresa, Eugenio y Mercedes- crecieron y los libros fueron donados para que otros niños pudieran disfrutarlos.

"Pasaron 30 años desde que decidimos regalarlo. Pero, después de la inundación del 7 de marzo, en una de las recorridas que estábamos haciendo con mis hijas por el barrio Universitario encontré un montón de libros a punto de ser descartados, empapados por el barro y el agua. Sin pensarlo demasiado, los recogí y los llevé conmigo".

Ese día, Oscar y sus hijas recorrieron distintos barrios por las calles Guatemala, Canadá y Mitre, escuchando las historias de los vecinos que habían perdido todo pero aún dudaban en aceptar ayuda.

"Hicimos toda la recorrida en donde me conmoví mucho con todos los vecinos, con toda su angustia, con todas las ganas que tenían de charlar. Muchos de ellos decían que no necesitaban ayuda, que la ayuda era para otros que necesitaban más que ellos, aunque uno los veía que no tenían nada, que la inundación les había llevado todo. Fue conmovedor ver su fortaleza y su resistencia. Al regresar, puse los libros al sol en la terraza para que se secaran. Entre ellos, sin saberlo, estaba el libro de la historia de Lucas. Cuando finalmente me di cuenta de qué libro era, sentí una emoción indescriptible. No solo era una historia querida de nuestra infancia, sino que al abrirlo descubrí algo aún más conmovedor: en la primera página, escrito con letras de una niña, estaba el nombre de mi hija: Ana Inés Dutari. Por un momento, dudé. ¿Lo habría tomado sin querer de alguna biblioteca? Pero no, era uno de los libros que había rescatado de la inundación. Ahí, entendí lo que realmente había pasado".

Ya sea por causa del azar o la suerte, el libro había vuelto a sus dueñas originales. Las lágrimas llegaron solas y nadie de la familia podía creer lo que había pasado.

"Les conté a mis hijas lo sucedido y tampoco podían creerlo, entonces me puse a llorar de la emoción. La casualidad, o quizás el destino, había traído de vuelta un pedazo de nuestra historia familiar en medio de tanta devastación. Fue un regalo, un recordatorio de que, en medio de las pérdidas, la vida también nos devuelve momentos que nos reconfortan. La vida nos sacude con tormentas y nos regala días soleados. A veces nos toca atravesar angustias, pero también hay alegrías inesperadas que nos llenan de esperanza. Esta historia me recordó lo fugaz que es el tiempo, lo valioso que es cada instante y que la vida pasa muy rápido".

Oscar -hoy papá también de Justo y Faustino- cuenta que, charlando con una amiga, se les ocurrió hacer un video de Instagram donde contaban la historia que con el tiempo, se hizo viral.

"Después de tanta devastación que habíamos visto, de tanta angustia y de todo lo que sufrió la gente pensé que para mí fue un hermoso momento y lo quise compartir. No sé si lo merecía, pero fue un gran regalo para mí y mis hijas que fueron las que me llevaron a la Fundación Sí y me anotaron como voluntario para colaborar con la ciudad después de la inundación", cerró.