Bahía Blanca | Miércoles, 02 de julio

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Bahía Blanca | Miércoles, 02 de julio

Una amistad de 30 años que se convirtió en esperanza para Bahía

Un grupo de amigos, unidos por su paso por la UNS, movilizó una gran campaña solidaria para asistir a los damnificados por la inundación: reunieron fondos, recolectaron donaciones y viajaron para brindar ayuda.

Alejandro Pecini, Christian Bal, Pablo Pecini, Emmanuel Justo Zabalza, Cristian Stoessel , Sebastian Schaller, Cristian Dietrich

El 7 de marzo Bahía Blanca fue escenario de una devastadora inundación que dejó a su paso muertes, dolor y pérdidas incalculables. Sin embargo, en medio de la tragedia, surgió la solidaridad de aquellos que, aunque lejos, llevan a la ciudad en el corazón.

Uno de estos gestos provino de un grupo de amigos que, hace 30 años, compartieron una etapa en la Universidad Nacional del Sur (UNS) y su pasión por el deporte en el Club Universitario. Hoy, convertidos en socios de Antares Technologies, una empresa con sede en Villa Constitución, Santa Fe, decidieron movilizarse para ayudar a los damnificados.

A pesar de residir en distintos puntos de Argentina, Estados Unidos y México, la noticia de la inundación los conmovió profundamente. Así, motivados por el deseo de colaborar, Alejandro y Pablo Pecini, Cristian Stoessel, Cristian Dietrich, Christian Bal, Sebastián Schaller y Emmanuel Justo Zabalza pusieron en marcha una campaña solidaria que pronto reunió una ola de apoyo.

"Nos hicimos carne de lo que estaba pasando y nos preguntamos qué podíamos hacer. Entre charlas, surgió la idea de juntar plata. Todos los socios y las empresas aportaron. Con eso, en una semana hicimos todas las compras", contó Alejandro Pecini, socio gerente de Antares en Argentina.

En diálogo con La Nueva., Pecini destacó que "apenas compartimos la idea, un montón de gente se ofreció a acompañarnos. En cada compra que realizábamos, al decir que era para Bahía, los vendedores nos recomendaban lugares con mejores precios, incluso cuando eran su competencia. Se sintió como una causa común".

En la época de estudiantes

En cuestión de horas, recaudaron más de 15.000 dólares gracias a aportes corporativos, donaciones personales y el apoyo de colaboradores.

Con estos fondos se adquirieron insumos esenciales, entre ellos: dos bombas autónomas, dos hidrolavadoras, 25 colchones, 1052 prendas de ropa interior nueva para adultos y niños, además de ropa y calzado donados en distintos talles y tamaños. También se compraron 500 kg de alimentos no perecederos, 50 kg de carne, 40 juegos de sábanas de una plaza, 40 juegos de toallas y toallones, 40 frazadas de plaza y media, 200 litros de lavandina, así como productos de higiene y limpieza (guantes, trapos de piso, jabón, pasta dental, cepillos, desodorante, shampoo, velas, repelente y pañales). Además, reunieron alimento para perros y gatos.

Asimismo, el grupo realizó una contribución de 3.000.000 de pesos al fondo de recuperación de la UNS, que sufrió graves daños en laboratorios y en la biblioteca, y donó 2.000.000 de pesos a sociedades barriales para la compra de alimentos no perecederos.

"Además, canalizamos la ayuda de Cáritas en Arroyo Seco para que llegara a Bahía Blanca, junto con una gran cantidad de ropa reunida por asociaciones civiles de Villa Constitución", agregó Pecini.

De Santa Fe a Bahía Blanca: un viaje con propósito

El 15 de marzo, apenas una semana después del desastre, empresarios, colaboradores y vecinos emprendieron el viaje hacia Bahía Blanca con tres utilitarios cargados de donaciones.

"Fue un gran esfuerzo: llenamos un utilitario grande y dos chicos. Al llegar, descargamos en un centro de recepción y vimos cómo la gente se llevaba lo que bajábamos. Esa fue una clara señal de que la ayuda llegó a destino", relató Pecini.

Las entregas se realizaron en puntos clave como el Club Universitario de la UNS, el Dow Center, Cáritas y el Centro Comunitario San Roque, asegurando que la asistencia llegara directamente a quienes más lo necesitaban.

Un lazo inquebrantable con la ciudad

Para este grupo de exalumnos, la tragedia reavivó viejos lazos y reafirmó su compromiso con la ciudad que los vio crecer.

"Cuando llegamos nos encontramos con una población muy resiliente. La verdad que el esfuerzo de los bahienses por reconstruirse es heroico. Vienen sufriendo un reto tras otro. En ese momento, la ciudad intentaba ponerse en pie: el centro ya estaba más o menos limpio, pero muchas casas seguían destruidas", contó Pecini.

"Tenemos muchos amigos que aún viven allí, con familia e hijos. Nos compartieron lo que fue la inundación y el desafío de retomar la normalidad. Al principio, el panorama era desolador, pero luego ves la garra sobrehumana de la gente", agregó.

"Era una tierra arrasada, pero con personas llenas de ganas de salir adelante", resumió.

Lo que comenzó como una amistad en los pasillos de la UNS y en las canchas del Club Universitario hoy se traduce en una empresa de impacto internacional, pero con un espíritu solidario que nunca olvida sus raíces. 

"Bahía necesita muchísima ayuda", concluyó Pecini, quien expresó su deseo de seguir colaborando en la reconstrucción.