Bahía Blanca | Viernes, 18 de julio

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Diez años sin el fiscal Nisman

Un caso que todavía conmueve y que lejos está de resolverse.

Hace diez años el periodista Damián Pachter daba los primeros indicios de un hecho que conmocionó al país: “Me acaban de informar de un incidente en la casa del fiscal Alberto Nisman”.

El incidente era la muerte del hombre que trabajaba en la Unidad Fiscal del Atentado a la AMIA y denunció el Memorándum de Entendimiento firmado por Cristina Kichner con Irán, el cual encubría a los responsables del ataque a la mutual judía que dejó 85 muertos.

El departamento en Puerto Madero se convirtió de inmediato en escenario de un sainete. Funcionarios, policías, gendarmes, curiosos, todos invadieron el lugar, la escena del crimen. Para cuando llegó la fiscal a cargo todo era un pisoteo y un mamarracho de acciones.

Diez años después de los hechos, la Fiscalía Federal N°3 de Eduardo Taiano confirmó que el fiscal Nisman fue asesinado debido a esa denuncia.

“Fue víctima de un crimen ejecutado por actores que lo buscaron silenciar por hallazgos comprometían a funcionarios del gobierno Cristina Kirchner”, detalló.

El informe se enfoca en los avances obtenidos desde que la causa fue transferida al fuero federal. Pericias forenses, comunicaciones y entrevistas a testigos consolidaron la tesis del homicidio.

El escrito señala que se corroboró la participación de terceras personas, las cuales lo trasladaron al baño, lo obligaron a colocarse de rodillas y le dispararon en la cabeza con un arma a nombre de Diego Lagomarsino.

Repasa “la labor ineficiente de la custodia”, deja en claro que no sabe por dónde salieron los autores y menciona que numerosos pedidos de documentos fueron ignorados o demorados de manera injustificada.

Por eso ahora hizo un pedido de desclasificación de documentos de inteligencia que podrían contener información para determinar la ejecución del crimen.

La fiscalía supone entonces lo que siempre se presumió, revela posibles causas del asesinato --simples de detectar--, sospecha de quienes siempre se sospechó, solicita informes que ya no deben existir y no aporta ninguna prueba.

Pareciera ser un paso más hacia la nada, de un caso intrincado, de un accionar policial y judicial vergonzoso, de uno de los hechos más oscuros de nuestra historia.