Manos Libres: por una infancia sin smartphones
Un movimiento de padres propone fomentar el juego libre, presencial, en contacto físico con otros, además de tiempo en familia sin distracciones de estímulos digitales.

Recibido en 1993, acumula 28 años de trayectoria en el periodismo local. Ex jefe de la sección Deportes y La Ciudad y actual secretario de Redacción de La Nueva. Ex profesor de los dos institutos de Periodismo de la ciudad. Especialista en temas deportivos, sociales y gremiales.
Audionota: Danilo Belloni
“Manos Libres” se denomina un movimiento de padres de alumnos en edad escolar que propone formar comunidades y pactos entre familias para bajar la presión social del uso de smartphones en la infancia y fomentar el juego libre, presencial, en contacto físico con otros, además de tiempo en familia sin distracciones de estímulos digitales.
Este grupo nació en Buenos Aires y ya tiene varios adeptos en nuestra ciudad, donde intentan, entre otras cosas, evitar que los niños utilicen sus teléfonos a las escuelas.
Inspirados en el movimiento Smartphones Free Childhood (una iniciativa que nació en Inglaterra, por un grupo de madres que querían demorar la entrega de smartphones a sus hijos), decidieron compartir con sus pares argentinos su preocupación por el uso indebido de la tecnología y comenzaron a fomentar un movimiento al que bautizaron Manos Libres.
“Numerosos estudios demuestran que el uso prematuro de smartphones y redes sociales está asociado directamente con problemas de atención, problemas de visión, cyber bullying, grooming, aislamiento social, mala calidad del sueño, y problemas de salud mental en niños y adolescentes”, señaló Loli Larguía, una de las fundadoras del movimiento junto a Gonzalo Arauz, Luciana Schwartz, Flor Colela, Javier Leveretto y Elena Griolli.
Muchísimos padres se sumaron a esta iniciativa y armaron comunidades en grupos de WhatsApp por todo el país, basando su idea en cuatro pilares: uso de smartphones recién a partir de los 14 años, redes sociales a partir de los 16 años, colegios libres de smartphones y juego libre y responsable.
“Con esta propuesta se busca que los niños desarrollen las habilidades necesarias para manejar la tecnología de manera responsable y beneficiosa, y así proteger su infancia y garantizar su bienestar integral. Generar el compromiso es crear un entorno estimulante, alejando a los chicos de la dependencia tecnológica en sus primeros años, fomentando actividades al aire libre y tiempo de calidad con la familia y amigos”, explicó Larguía.
Según Larguía, ya hay varias escuelas en las que se están organizando los padres para evitar el uso de celulares en las aulas.
“Básicamente proponemos correr la edad del primer celular, posponer la vida en redes sociales y que el primer dispositivo sea un teléfono que solo sirva para llamadas y mandar mensajes, tal como impulsa el grupo global”.
Son concientes que no será tarea sencilla que los adolescentes se desprendan de sus celulares para evitar que pasen horas frente a la pantalla y cambiárselos por un dispositivo analógico.
“No es fácil. Para los niños más chicos me imagino que va a ser más sencillo. Para los más grandes, es un plan intermedio que implica no llevar los celulares al colegio, no cargarlos en el cuarto y, si se hace un plan familiar o se está en la mesa, que no se usen”.
Desde que se sumó a esta movida con otras familias, puso una norma: las pantallas solo se usan cuando baja el sol, después de bañarse y antes de cenar. En promedio, resulta ser una hora diaria.
“Los primeros días, mis hijos mayores estaban enojados, sobreactuaban un poco, se pusieron a hacerle barcos de papel al más chico, como cargándome a mí, pero al final se terminaron enganchando de verdad, y se divirtieron. Lograr ese momento en el que se olviden del celular es increíble”, afirmó Loli, madre de tres hijos, de 15, 13 y 7 años.
Al menos 30 colegios en CABA y el corredor norte bonaerense, ya quitaron el celular de las aulas y los recreos durante la jornada escolar. Los dispositivos permanecen en un locker con llave y los chicos los retiran al final del día.
“El tema es que no tenemos que ser uno solo. Tenemos que ser muchos para que ninguno termine teniendo que darle un celular a su hijo para que no se quede afuera de todo”, cerró Larguía.