De la cárcel a jugar en Racing: "Me gusta contar mi historia para que la gente vea que se puede cambiar"
Adrián "Maravilla" Martínez pasó por Bahía y dialogó mano a mano con La Nueva. Sus días en prisión, el vínculo con su padre, Messi, Di María y más...
(Nota ampliada de la publicada en la edición impresa)
-¿Llegó a incomodarte o molestarte que cuando empezaste a hacer goles en Racing, que te llevó a una gran exposición, se te preguntara o relacionara tanto con tus pasado, con tus días en prisión y cómo era vivir en la cárcel? ¿Incluso que se hablara tanto o más de eso que de tu presente futbolístico?
-No. Al contrario. A mí me gusta para que la gente vea que se puede hacer un cambio, que el que cree, se esfuerza, se esmera y tiene disciplina puede llegar a conseguir lo que quiera.
Adrián "Maravilla" Martínez habla con calma, con voz algo baja, tiene siempre a mano en su vocabulario la fe y la palabra Dios. Parece estar lejos de algunas costumbres típicas de un jugador de fútbol de alto rendimiento. No viste ropa de marca ni luce tatuajes llamativos, tampoco tiene un corte de pelo extraño. De cierto modo pasa desapercibido.
Pero no oculta su historia, al contrario: la cuenta. Sobre todo para los jóvenes, para que vean que hay un camino correcto y que se puede volver si se equivocaron en algunos de sus pasos. También admite que se codeó con los extremos: "Si yo toqué la cárcel fue por algo, muy buenas personas no éramos en mi familia. Teníamos nuestro carácter".
Mientras tanto, repasa sus días en prisión y su vida que de a ratos parece cinematográfica: estuvo seis meses en la cárcel acusado de liderar una venganza familiar, luego de que su hermano recibiera tres balazos. Encontró su camino de salvación en la religión. Salió en libertad libre de culpa y cargo.
Con 26 años y sin una formación en categorías juveniles debutó en la C para Defensores Unidos de Zárate. Escaló y siempre fue creciendo a base de goles, pasó por el fútbol paraguayo y también por Brasil. Retornó a Instituto de Córdoba y saltó a Racing Club de Avellaneda, donde sus números son de ensueño: 20 goles en 25 partidos. Se transformó en una de las figuras del fútbol.
En el medio, luchó para que su familia tenga un poco de paz y tranquilidad. También para cerrar la historia con su padre, quien recién le aceptó una prueba de ADN cuando ya tenía 27 años: "Ya soy futbolista ahora, no necesito nada. Me quiero hacer el ADN", le dijo.
Cree en el perdón como uno de sus pilares fundamentales y admite que el nacimiento de su hija le cambió la vida: "Fue un regalo extra de Dios. Creo que ella me terminó de ablandar el corazón".
Casi pierde una mano por un accidente con la moto, cuando trabajaba como recolector de basura y eso todavía hoy le trae complicaciones en su movilidad y hasta para algún ejercicio en entrenamiento.
Todo eso y mucho más vivió "Maravilla" en apenas 31 años.
Por eso, aprovechando su visita en Bahía como parte de los ciclos de charlas organizados por el grupo "Atletas de Cristo", valía muchísima la pena sentarse a charlar un rato con el goleador oriundo de Campana.
"Creo que mi palabra llega. Porque no hablo solamente de fútbol o del momento que estoy pasando, porque yo sé que esto es pasajero. En diciembre podemos estar hablando de otra cosa. Uno está siempre sabiendo que el fútbol puede cambiar, para bien o para mal. Yo vengo a contar las cosas por las que pasé y que uno creyendo y siendo disciplinado puede cambiar", admite Adrián en diálogo con La Nueva.
-¿Y vos que te llevas de esas charlas con la gente que te va a escuchar?
-No sé si la palabra es llevarme, pero sí disfruto de cruzarme con algún chico después de un tiempo y que me diga que después de eso su vida cambió, que asentó su cabeza para lo que quería y para su futuro. Creo que eso no tiene precio. Más allá de si le va bien en el fútbol, lo lindo es ver que se restauraron y cambiaron su mentalidad.
-¿Cómo te llevás con todo esto que te toca vivir?
-En mi carrera fue todo muy rápido, dos años después de haber debutado me encontré jugando la Copa Libertadores y casi salgo goleador. Me choqué con muchas cosas muy rápido, que quizás no tuve tiempo a disfrutar. Capaz alguien trabajó de chiquito para llegar a eso y yo me lo choqué, entonces quizás no me doy cuenta. Ahora más que nada lo están viendo mis familiares o la gente de Argentina, pero a mí ya me había ido bien en otro clubes, había salido campeón…
Si bien su reconocimiento público explotó tras sus goles en Racing (entre otros, le hizo tres a San Lorenzo, uno a Independiente para ganar el clásico de visitante y uno a Boca en La Bombonera), Adrián ya había tenido un buen paso por el fútbol paraguayo donde fue campeón con dos colosos como Cerro Porteño y Libertad. Además de la gran campaña que hizo en Instituto, donde marcó 18 goles y fue clave para que el equipo mantenga la categoría.
-¿Disfrutás lo extrafutbolístico?
-Sí, obvio. Se siente el aprecio de la gente. Por ahora siempre me ha tocado ir para arriba, ir escalando, no me han tocado momentos muy malos. Pasé por clubes en lo que no hice ningún gol pero al salir campeón se tapa todo. Al revés es lo mismo, yo capaz tengo un partido malo pero hago un gol y se tapa todo. Todavía no me ha tocado pasar por momentos malos gracias a Dios. A todos lados donde voy la gente me quiere y estoy disfrutando de eso.
-¿Crees que te sirvió esa escalera, ir creciendo progresivamente?
-Sí, anímicamente te ayuda un montón. Más allá de que con la creencia en Dios todo es mejor. He pasado por distintos procesos, arranqué en la C y cuando me quedaba un año y medio de contrato me mandaron a jugar a la Liga, como que no me tenían en cuenta. Estaba jugando con los pibes de los barrios de vuelta pero lo tomé con mucha alegría porque pasar de la cárcel a que te paguen por jugar en una Liga ya es un montón. En Libertad venía bien, había hecho goles y había salido campeón, y me mandaron a jugar a la Reserva pero siempre me levanté de los obstáculos que tuve. Siempre fui escalando pero, al mismo tiempo, tuve que pasar por distintos procesos.
-¿Qué tan importante fue lo que viviste en prisión para superar esos obstáculos? En el sentido de que todo te parezca poco, en relación con aquello que viviste...
-Sí, no sé si tanto la prisión sino ser agradecido con Dios. Dios te hace ver las cosas de distinta manera. La paz que vos encontrás en Jesús es impresionante. Yo no estoy preocupado por si mañana me erro un gol o me va mal, o me rompo la pierna y no puedo jugar más. Yo estoy agradecido porque Dios me dio la oportunidad. Pude restaurar mi familia, porque mis hermanos que se quedaban dormidos en una zanja drogados hoy en día tienen su trabajo; ver a mi abuela que ahora cree en Dios no tiene precio... no todo lo otro que me está pasando. Yo vivo de la Gracia porque esto también se acaba. Yo en dos o tres años no juego más y esta nota que estamos haciendo no me la viene a hacer nadie pero Dios va a permanecer y su palabra también.
-¿Llegó a incomodarte o molestarte que cuando empezaste a hacer goles en Racing, que te llevó a una gran exposición, se te preguntara o relacionara tanto con tus pasado, con tus días en prisión y cómo era vivir en la cárcel? ¿Incluso que se hablara tanto o más de eso que de tu presente futbolístico?
-No. Al contrario. A mí me gusta para que la gente vea que se puede hacer un cambio, que el que cree, se esfuerza, se esmera y tiene disciplina puede llegar a conseguir lo que quiera. Ya sea en el deporte o querer comprarse un terreno, un auto… Si vos te propones a cambiar y a hacer las cosas bien, sembras lo que cosechas, es la realidad.
-¿Cuánto te sirvió todo esos momento duros a la hora de llevarlo a una cancha?
-El fútbol es muy diferente… el otro día iba a patear un penal y decían mirá si este se va a poner nervioso por un penal después de haber estado en prisión...
-¿Te dicen cosas en los partidos en cuanto a eso?
-Algunos sí, cuando arrancaba. Pero yo me les reía y les decía: ‘O yo soy muy bueno o vos sos muy malo porque los dos estamos jugando al fútbol acá’. Ahí no te pueden decir más nada. Pero el fútbol es diferente, el fútbol carga otra presión que no es de miedo. A mí lo que me ayudó mucho fue Dios, el ser agradecido. Además, si a vos todos los días te están bardeando y diciendo cosas malas, le escriben a tu familia, nosotros somos carne también, aquellas personas que se enojan fácilmente dejan todo de lado. A mi me ayudó mucho Dios. Si yo toqué la cárcel por algo fue, muy buenas personas no éramos. Teníamos nuestro carácter. Eso lo fui trabajando durante todo este año, a saber poner la otra mejilla. Mucha gente tiene otra opinión y se va a equivocar, como yo quizás me equivoqué en otro tiempo, y hay que respetarlo a cada uno.
El perdón es uno de los pilares en su presente y así se lo transmitió a las más de 250 personas, en su mayoría futbolistas o deportistas de nuestro medio, que fueron a escucharlo al auditorio de la Biblioteca Rivadavia.
En relación al episodio que lo llevó a prisión contó que tuvo la chance de disculparse con la otra familia involucrada.
"Ello son cuatro hermanos y creo que tres están presos. Al padre lo crucé el otro día en el hospital y le dí la mano, le pedí disculpas por lo que había pasado. Le dije que cualquier cosa contara conmigo. También me ha tocado pedir perdón por mis hermanos, ir a tocar puertas ajenas y pedir perdón porque yo quiero estar tranquilo, poder pasear con mi hija sin preocuparme. No quiero andar cuidándome por si alguien me quiere pegar un tiro".
Además, reconoció ante el auditorio cómo el perdón lo ayudó a atravesar otro de los duros momentos que tuvo que sortear en su vida.
"También tuve que perdonar a mi papá. Eso fue lo más fuerte que tuve que perdonar. Mi mamá nunca me lo presentó. Cuando a los 18 me quise hacer un ADN me dijo que él nunca se había acostado con mi mamá. A los 27 volví, le toqué la puerta y le dije 'ya soy futbolista ahora, no necesito nada. Me quiero hacer el ADN'. Me lo pude hacer, dio positivo y hoy en día puedo compartir un asado con él sin dolor", rememoró.
Y redondeó de la siguiente manera: "Cada uno de los que está acá tiene su batalla ganada, hoy me toca a mí estar jugando al fútbol y que Dios me haya salvado. Pero sin el perdón no llegamos a ningún lado".
-¿Cómo vivís ser papá y la relación con tu hija, después de lo que viviste vos con tu padre?
-A mi señora (Anabella, quien también estuvo en Bahía junto a él) la conocí con un hijo de un año y medio, el padre de él está presente, ayuda, lo va a visitar pero siempre vivió con nosotros; ahora va a cumplir 16. Y que me haya venido mi hija fue un regalo extra de Dios, se llama Génesis por el principio. Creo que ella me terminó de ablandar el corazón porque viste que los chicos son más duros pero las nenas son mas cariñosas, vienen, te abrazan, se te suben. Ella ya tiene 7 años y eso me ayudó a mí sacar esa dureza que tenía mi corazón en este tiempo. Yo trato de darle lo mejor, pero no económicamente porque no quiero que piensen que la vida es fácil. Andan con lo justo porque no quiero que piensen que todo es fácil y después se choquen con otra realidad. Creo que eso fue fundamental, trato de ser padre como puedo y trato de ser mejor padre de lo que fueron conmigo para que ellos el día del mañana también sean mejores que yo.
Presente y futuro
Sus números en Racing fueron extraordinarios desde que llegó y, en poco tiempo, no sólo obtuvo la titularidad en un plantel que está lleno de figuras. Sino que también se ganó el cariño de la gente a base de goles.
-¿Con qué soñás a futuro?
-Mirá, desde que arranqué nunca soñé ni con jugar en Primera. Siempre trabajé a full para el equipo donde estaba y adonde Dios me puso y después las puertas se fueron abriendo. Si cuando estaba en Paraguay me preguntabas por jugar en Racing lo veía lejos, no porque no tenga las cualidades, sino por eso que decimos de la suerte o que se te abran puertas, porque sabemos que el fútbol se maneja de una sola manera, hay que tener conocidos y a veces es difícil llegar. A veces pasa porque te pongan ahí.
-Admitiste que nunca soñaste con ser futbolista, pero hoy estás en un lugar de privilegio, en el que muchos soñaron y sueñan con estar, ¿cómo explicás eso?
-Lo primero fue tener a Dios, tener suerte. Por ejemplo, hoy Racing está bien y podría traer a cualquier “9” para que la gente no diga cosas, entonces tener esa cuota de suerte siempre sirve. Porque al presidente le deben haber dado a elegir entre cinco delanteros y apostó por mí. Después como jugador uno trata de dar lo máximo, con la ayuda de Dios me ayuda a ser una persona disciplinada, ordenada, a ser una persona que se esfuerce, de honrar, de respetar. Creo que todo eso aporta a lo largo del campeonato uno va rindiendo o haciendo cosas que otra persona deja de lado.
-¿Qué te sorprendió de este mundo del fútbol?
-Nunca me había pasado y es lindo salir en todos los teles. Que tu mamá o un amigo te diga que te está viendo. Que antes yo ya hacía los goles pero no pasaba tanto eso. Yo creo que hacer 18 goles en Instituto, sin penales y peleándola, es más meritorio que hacer goles en Racing que tenes uno de los mejores planteles del país. Pero hacerlos acá y que salga en todos lados, es lo que a uno le sorprende. Es algo muy lindo llegar a un club grande y que la gente te haga sentir el aprecio. Justo me tocó arrancar bien, porque los hinchas siempre son exigentes. Si te va bien, sos el mejor y si te va mal, sos juzgado. Por eso creo que es fundamental la cabeza del jugador.
-¿Crees que tu tranquilidad en tu vida actual lo estás pudiendo reflejar en la cancha y todo está relacionado?
-Yo tomo las cosas del fútbol con tranquilidad porque en el fútbol en sí las cosas no se merecen, se hacen. Entonces a veces un equipo se merece ganar y no ganó, por eso el fútbol es tan lindo. Peor obviamente que uno tiene la tranquilidad entrar a la cancha y saber que si no se dio fue porque Dios no quería. Podes patear tres veces al arco y pegan en el palo y se van a afuera y perdieron por culpa tuya. Al otro partido me pega en el hombro y es gol. Entonces decís bueno, era hoy. Porque el otro equipo hace todo lo mismo que vos. No es por merecimiento. Nos pasó con Talleres (de Remedios de Escalada, en la eliminación por Copa Argentina), todos decían que íbamos a ganar porque veníamos goleando o por nombres. Pero no es por merecimiento, ellos también se prepararon y ganaron. Yo para estar tranquilo en los partidos dejo todo en mano de Dios. Si no me salió nada, Dios no quiso que me saliera nada. Yo, por mi parte, me acuesto a dormir y estoy tranquilo porque di lo máximo. Si no me alcanza, me cambiarán. Es así.
-Pero también entendés la bronca del hincha en esos momentos que no se dan las cosas...
-Sí, obvio. Uno hasta a veces exige a los hijos en una canchita. Me imagino al hincha, porque además de que es el club que ama capaz le da bronca porque viaja desde lejos, paga una entrada…obviamente que te vas a enojar. Los re entiendo. Aparte está bueno jugar bajo presión, porque te obliga a no relajarte, a cuidarte y que no te de lo mismo.
-Vi que inauguraste un complejo de canchas en Campana y en la charla en la Biblioteca dijiste que capaz en un tiempo, comiendo un asado, te dieras cuenta de todo lo que estás viviendo. ¿Si te digo que vas a estar comiendo un asado en ese complejo de acá a unos años, qué crees que vas a estar recordando de todo esto?
-Capaz que hasta eso mismo, porque uno hizo ese complejo por fe, por decirlo así. Yo juego de los 26 años en primera y tengo 31 recién, tampoco es que hice plata jugando al fútbol. Entonces todo lo que voy logrando es por medio de la fe. Capaz el día de mañana, cuando esté más tranquilo, pueda ver todo el camino recorrido.
-¿Te atreves a soñar cosas tan grandes como la Selección, por ejemplo?
-Yo estoy tranquilo. Si me llaman iré como cuando me llamó Racing. Cuando llegué a Racing me dijeron si tenía presión por usar la “9”, por qué no había elegido la 50. Presión no tengo, si voy a hacer goles o no, no va a ser por el número. Esto sería lo mismo, si voy a estar en la Selección y me hacen pases Messi y Di María y no hago goles, tengo un problema yo. Pero también te marcan mejores jugadores... Pero yo estoy preparado para lo que sea, para lo que Dios quiera y tenga para mí.
Parece irreal volar tan lejos pero en la vida de película de Maravilla siempre parece haber un capítulo más. Quién sabe...
Mientras tanto, el goleador de Racing pasó por Bahía con su historia de fe y reivindicación como bandera, para contarle a los pibes que siempre hay revancha y que el esfuerzo tiene recompensa.
Atletas de Cristo en Bahía
"El movimiento es un grupo de personas, de atletas de distintas disciplinas, que están diseminados por muchísimos países de Latinoamérica. En Argentina tenemos equipos que trabajan en distintas ciudades y en Bahía Blanca hay uno", contó el pastor Delfín Viano, quien fue el moderador de la charla de Maravilla en la Biblioteca Rivadavia.
"Estamos trabajando para llegar a la gente del deporte –agregó-, intentando darle valores morales, éticos y espirituales. Pero también ayudarles en el desarrollo de su mentalidad, enseñarles el cuidado, hablarles sobre la importancia de la disciplina y la perseverancia. Y, por su puesto, hablamos de espiritualidad, de fe, de Jesús, y de los valores de la Biblia".
Las reuniones en nuestra ciudad se realizan todos los lunes, a las 20.
"La actividades siempre están dirigidas a personas que practiquen cualquier actividad de manera profesional o estén intentando serlo, o en divisiones formativas, o que hayan sido profesionales en el pasado”, reconoció Delfo.
Aquellos que quieran sumarse o saber más sobre esto, pueden hacerle a través de [email protected]