Bahía Blanca | Jueves, 03 de julio

Bahía Blanca | Jueves, 03 de julio

Bahía Blanca | Jueves, 03 de julio

El Centro Marillac no para de crecer y ahora apunta a una Cocina Escuela

Es un espacio de integración y ayuda social centralizado en las familias más necesitadas de los barrios 9 de Noviembre, Cabré Moré y Stella Maris.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

El Centro Marillac es un espacio de integración y ayuda social centralizado en las familias más necesitadas de los barrios 9 de Noviembre, Cabré Moré y Stella Maris.

Es una obra de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul que proyectó a partir de la donación, a fines de 2019, de una familia bahiense de 7 parcelas.

Y en estos 4 años, el crecimiento ha sido exponencial, tanto en obras como en servicios. 

“En una de esas parcelas, de 2.600 metros cuadrados, ya construimos 400 metros cuadrados cubiertos”, señaló Mauricio Abrile, referente del Centro de Integración, que ya tiene en marcha otros proyectos en Remedios de Escalada al 2300.

En ese espacio se ofrecen talleres de tejido; corte y confección industrial; electricidad; soldadura; refrigeración y peluquería.

“Todos salen con título oficial provincial y son gratuitos. Si el interesado no tiene título secundario, se los espera para incorporarlos una vez que concluyan sus estudios con el plan Fines en el anexo del Centro Social Vicentino”, añadió.

Para los que no tienen el primario concluido, con voluntarios se dan clases de electricidad básica, instalación de aires acondicionados y arreglo de porteros eléctricos, entre otros.

“Y se los apoya para que culminen los estudios”, explicó Abrile.

Aunque es una institución de formación cristiana y católica, el Centro está abierto a otras religiones.

“A la gente le damos las herramientas necesarias para que puedan modificar su estilo de vida. Pero, como comúnmente se dice, no le damos el pescado, sino que le enseñamos a pescar”.

El Centro recibe apoyo económico externo (entre el 20% y 40%) y el resto lo reúnen con apoyo local.

“Tenemos varias campañas para juntar fondos. Por ejemplo, con la UTN celebramos un convenio, con un principio sustentable. Ellos, en el anexo de calle Montevideo, recepcionan ropa de los profesores y profesionales, la clasifican y luego se arma una feria en el hall de entrada de la casa central. Lo que no se vende allí, se pone a la venta en el anexo”, contó Abrile. 

A través de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y de la hermana Costanza Roldán se presentaron varios proyectos en España, más precisamente en el municipio de Albacete, donde nació la hermana Constanza.

“Ellos nos apoyaron muchísimo en este emprendimiento y nos otorgan entre el 20 y el 40% de los proyectos que emprendamos, obviamente luego de presentarlo y que lo aprueben”.

Y añadió: “Eso nos permite comenzar con los trabajos y después ir juntando dinero para continuarlo y concluirlo. Siempre buscamos la excelencia en lo que hagamos. Porque tenemos claro que esas obras deben perdurar por mucho tiempo”.

Por eso, sus construcciones son ecológicas y sustentables.

“Eso también nos permite mostrarle a la gente que acude la manera de buscar la eficiencia térmica en su casa”.

En el Centro propiamente se construyó un espacio para la primera infancia y cuatro aulas con tres baños para utilizar para el dictado de distintos talleres.

“Ahora estamos trabajando en el siguiente proyecto, que es construir una Cocina Escuela”.

Según señaló Abrile será la primera en Bahía que no sólo se va a utilizar para dar talleres de cocina sana, cuestiones de higiene y conservación de alimentos, sino que también se va a prestar, en una segunda etapa, para emprendimientos de los vecinos.

“Para eso debemos formalizar un protocolo, con controles de calidad permanentes. Será dual, a gas y eléctrica, para que aprendan a cocinar de las dos maneras. También proyectamos que sean asesorados por equipos de nutrición, para madres e hijos”.

El Centro también brinda capacitaciones sobre normas de vida, que sirven para fidelizar clientes, aprender sobre cómo se tienen que promocionar y cómo se tienen que comportar cuando están en un hogar que no es el de ellos.

Primera infancia

En el Centro de Integración funciona un espacio para la primera infancia, que es vital para familias carenciadas.

“Abarca desde las primerizas niñas madres embarazadas de 12 años, sus bebés hasta los 4 años, realizando en forma permanente un control profesional no sólo físico sino también psicológico y de estimulación para luego continuar el seguimiento en entidades públicas de jardín maternal, primaria y secundaria, dándoles apoyo con psicopedagoga”, indicó Abrile.

La primera infancia es el período más importante y significativo de la vida. Allí se van adquiriendo las bases para todas las áreas de desarrollo; salud, bienestar y educación.

Se suceden los momentos que dejan las más profundas huellas en el ser humano y de algún modo van marcando ciertas diferencias significativas cuando ese periodo es colmado por una contención positiva o bien se encuentra cargado de carencias. Dado que se busca reducir las inequidades y disparidades sociales, la intervención en este período resulta crucial.

“Durante estos años de trabajo en el barrio hemos visto como estas carencias tienen su impacto directo sobre la salud de los niños, el desarrollo cognitivo, así como su estado emocional y afectivo. Es imperante que todos los niños reciban todas las oportunidades que les permitan una vida plena, productiva, en el ejercicio de sus derechos”.

Un poco de historia

La presencia de las Hermanas de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en Bahía Blanca comienza en 1916, cuando asumen el Patronato de la Infancia.

La tarea en el barrio 9 de Noviembre como misión de la Familia Vicentina la inició la Sociedad de San Vicente de Paul en 2007, cuando comenzó el apoyo a familias en extrema necesidad y actividades lúdicas y apoyo escolar con los más chicos.

Pero en 2013 se vio obligado a suspender el apoyo escolar ya que las instalaciones de la Sociedad de Fomento, donde se realizaban, fueron requeridas para otro tipo de propuestas.

Ese mismo año, con la llegada de Sor Constanza, se inicia un proceso de intervención social para mejorar la calidad de vida de las familias, a través de la mejora de sus viviendas (muchas de plásticos y chapas).

Todas esas labores desembocaron en la construcción del Centro de Integración Marillac.