Bahía Blanca | Lunes, 13 de mayo

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Lo sacó de la calle y lo lleva en bicicleta a su trabajo en Castelli

Hilda, una vecina del barrio Pampa Central, lo carga en la mochila hasta el consultorio. Uno de los médicos lo bautizó Castellito. Tiene 4 perros más.

Hilda, vecina del barrio Pampa Central (vive en calle Río Atuel al 1200) se las ingenia todos los días para cargar a Castellito en una mochila y llevarlo hasta su trabajo (hace tareas de maestranza, entre otras) en un consultorio de calle Castelli, en bicicleta.

Castellito,apareció en su vida hace dos años y medio y desde entonces son inseparables.

Feliz, Castellito se prepara todos los días para este momento.

Estaba en la calle, en muy malas condiciones de salud: era prácticamente un esqueleto y tenía sarna. Esta vecina lo llevó con ella, lo curó y ahora es uno de los cinco perros que alimenta y cuida a diario. Tenía 7 pero entre al año pasado y este año perdió a dos.

"Hace años que tengo muchos perritos porque en realidad a mí me gustan muchísimo los animales en general", contó.

"El año pasado se me murió uno que se llamaba Milo. Le agarró un cáncer y lo tuve con quimioterapia y no lo pude salvar
Y este año en enero se me murió Morenita, que tenía 13 años", dijo.

Así lo encontró hace dos años y meses.

Hoy le quedaron Bonzo y María Elenita, ambos de 8 años; Patón y Anita Esperanza, de 7; y Castellito de 2 años y unos meses.

"A Castelli me lo encontré cuando venía a trabajar en la bicicleta. Estaba tirado, desnutrido y con sarna. Y acá en el consultorio me dieron una mano para llevarlo al veterinario. Ahora me lo llevo todos los días al trabajo en la bicicleta; a él le encanta. Los otros perros son grandes de tamaño", dijo.

Este era Milo: aún llora su pérdida.

Uno de los doctores del staff es el traumatólogo Alberto Tulli.

Hilda se las rebusca para darles de comer: les compra una bolsa de alimento de 20 kg y también les cocina arroz con huesos. 

"Los tengo divididos: dos en cada lugar. Y los dos que estaban adelante fueron los que se murieron", explicó.

"En mi trabajo no me hacen problema. Por suerte, a ellos también les gustan los animales. Uno de los doctores le puso Castelli porque estuvo acá en el consultorio 5 meses hasta recuperarse. Yo no me lo podía llevar a casa con sarna", comentó.

Antes de conseguir la mochila, Hilda iba y volvía de su trabajo caminando. Y Castellito la acompañaba.

La idea de llevarlo en la bici se le ocurrió luego de ver una vez a un señor que iba con su perro en una mochila pero en moto.

"Cuando se me murió Milo que era cruza con border collie, solo me levantaba para venir a trabajar y darle de comer a mis perros y limpiar. Todavía me duele el alma", confió.

"Y Castelli, cómo es chiquito y muy juguetón, es como que me da fuerzas", comentó.

Su otra perrita que murió, Morena, era viejita.

Morena es la perra viejita que partió este año.

"Mi madre, mi hijo y mis perros son la razón de vivir. Los amo", concluyó esta vecina a quien no le vendría nada mal que quienes quieran y puedan colaborar la ayuden con los gastos del alimento para su prole perruna.

Su teléfono es: 291 646 33 04.

La masajista Gladys Linares, quien trabaja en un consultorio en calle Zelarrayán, fue quién descubrió esta historia y trasladó la inquietud a La Nueva. porque le pareció que el gesto de esta vecina era simpático y digno de ser conocido.