Lo sacó de la calle y lo lleva en bicicleta a su trabajo en Castelli
Hilda, una vecina del barrio Pampa Central, lo carga en la mochila hasta el consultorio. Uno de los médicos lo bautizó Castellito. Tiene 4 perros más.
Licenciada en Comunicación Social egresada de la Universidad de La Plata. Docente en nivel superior. Redactora de La Nueva desde 2010. En LU2 Radio Bahía Blanca tiene la columna "Buenas buenas" y se desempeña como redactora creativa. Es especialista en cubrir historias humanas de superación. Además, es profesora de yoga.
Hilda, vecina del barrio Pampa Central (vive en calle Río Atuel al 1200) se las ingenia todos los días para cargar a Castellito en una mochila y llevarlo hasta su trabajo (hace tareas de maestranza, entre otras) en un consultorio de calle Castelli, en bicicleta.
Castellito,apareció en su vida hace dos años y medio y desde entonces son inseparables.
Estaba en la calle, en muy malas condiciones de salud: era prácticamente un esqueleto y tenía sarna. Esta vecina lo llevó con ella, lo curó y ahora es uno de los cinco perros que alimenta y cuida a diario. Tenía 7 pero entre al año pasado y este año perdió a dos.
"Hace años que tengo muchos perritos porque en realidad a mí me gustan muchísimo los animales en general", contó.
"El año pasado se me murió uno que se llamaba Milo. Le agarró un cáncer y lo tuve con quimioterapia y no lo pude salvar
Y este año en enero se me murió Morenita, que tenía 13 años", dijo.
Hoy le quedaron Bonzo y María Elenita, ambos de 8 años; Patón y Anita Esperanza, de 7; y Castellito de 2 años y unos meses.
"A Castelli me lo encontré cuando venía a trabajar en la bicicleta. Estaba tirado, desnutrido y con sarna. Y acá en el consultorio me dieron una mano para llevarlo al veterinario. Ahora me lo llevo todos los días al trabajo en la bicicleta; a él le encanta. Los otros perros son grandes de tamaño", dijo.
Uno de los doctores del staff es el traumatólogo Alberto Tulli.
Hilda se las rebusca para darles de comer: les compra una bolsa de alimento de 20 kg y también les cocina arroz con huesos.
"Los tengo divididos: dos en cada lugar. Y los dos que estaban adelante fueron los que se murieron", explicó.
"En mi trabajo no me hacen problema. Por suerte, a ellos también les gustan los animales. Uno de los doctores le puso Castelli porque estuvo acá en el consultorio 5 meses hasta recuperarse. Yo no me lo podía llevar a casa con sarna", comentó.
Antes de conseguir la mochila, Hilda iba y volvía de su trabajo caminando. Y Castellito la acompañaba.
La idea de llevarlo en la bici se le ocurrió luego de ver una vez a un señor que iba con su perro en una mochila pero en moto.
"Cuando se me murió Milo que era cruza con border collie, solo me levantaba para venir a trabajar y darle de comer a mis perros y limpiar. Todavía me duele el alma", confió.
"Y Castelli, cómo es chiquito y muy juguetón, es como que me da fuerzas", comentó.
Su otra perrita que murió, Morena, era viejita.
"Mi madre, mi hijo y mis perros son la razón de vivir. Los amo", concluyó esta vecina a quien no le vendría nada mal que quienes quieran y puedan colaborar la ayuden con los gastos del alimento para su prole perruna.
Su teléfono es: 291 646 33 04.
La masajista Gladys Linares, quien trabaja en un consultorio en calle Zelarrayán, fue quién descubrió esta historia y trasladó la inquietud a La Nueva. porque le pareció que el gesto de esta vecina era simpático y digno de ser conocido.