Bahía Blanca | Sabado, 11 de mayo

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Violencia de género: cómo se lucha contra un delito con cifras que impactan

Casi 2.300 causas se iniciaron en lo que va del año en Bahía y la región. Cómo actúan los talleres de recuperación.

Fotos: Archivo LN.
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Audionota: Natalia Marinelli

A mediados de mes se produjo un incidente de magnitud en una vivienda de Villa Ressia, cuando un joven golpeó a su novia, a sus suegros y hasta intentó incendiar una parte de la casa.

La secuencia finalizó con las mujeres internadas y el violento tras las rejas.

El motivo, según dijeron, habría sido la intención de la chica de poner fin a la relación con el agresor.

Los delitos mediando violencia de género son moneda corriente dentro del Departamento Judicial Bahía Blanca y, según la estadística oficial, se denuncia, en promedio, un caso cada dos horas.

En este universo se contemplan lesiones, robos, abusos y amenazas, entre otras cuestiones.

Según datos brindados por el Ministerio Público Fiscal, hasta el pasado 15 de junio se habían radicado, en lo que va del año, 2.290 presentaciones.

La proyección de las autoridades determina que en 2023 se equipararía o superaría la cifra de 5.128 denuncias en 2022.

También señalaron que en 2021 habían sido denunciados 4.964 casos, lo que representa un aumento constante en los últimos años.

“Nuestra sociedad es cada vez más violenta a todo nivel, entonces supongo que eso también produce individuos más violentos, no solo a nivel familiar sino social”, reconoció la licenciada en psicología Laura Vulyscher.

La profesional, que forma parte de la ONG El Nido, también opinó sobre el crecimiento de las denuncias presentadas ante la Justicia.

Consideró que “estas cuestiones están más visibilizadas. Las mujeres se van empoderando, tomando conciencia de que tienen derechos y no esperan para hacer una denuncia o que los episodios de violencia duren años”.

“Sabemos que creció la violencia, pero hoy hay muchos más lugares de atención de estos casos, no solo en El Nido, sino que también se puede acudir a la Comisaría de la Mujer y la Familia o al municipio”.

Espacio indicado

Las estadísticas a nivel provincial determinan que en el 85% de las denuncias los imputados resultan ser varones.

Aquellos individuos vinculados a hechos de violencia de género tienen un espacio en el que pueden trabajar sobre ese aspecto de su personalidad y buscar un cambio.

Si bien durante algunos años funcionó en nuestra ciudad un ámbito de este tipo, actualmente el Grupo Buenos Ayres brinda un lugar en el que se puede participar de manera virtual, denominado “Por buenas masculinidades”.

Vulyscher dijo que “la mayoría llegan enviados por la Justicia y algunos de manera voluntaria. Muchos de estos últimos son hombres cuyos abogados les han recomendado participar del dispositivo psicosocioeducativo para varones que ejercen violencia”.

Explicó que los interesados tienen que llevar adelante una serie de entrevistas de admisión, para luego tomar parte de las charlas que se desarrollan semanalmente.

“Consideramos que esas conductas han sido aprendidas, por lo tanto pueden desaprenderse y construir una nueva. Se aprendieron en el hogar y fueron naturalizadas como la única manera de respuesta a un conflicto”.

El equipo de coordinación trabaja con distintos temas, como estereotipos de géneros, maneras de respuesta y comunicación acertiva, tanto en el área psicológica y emocional como en la teoría. 

Vulyscher explicó también que “se observan todos los tipos que conocemos de violencia, como la física, psicológica, económica, sexual o emocional, a través de la descalificación o desvalorización”.

“Me sirvió mucho”

Ricardo lo puede comentar en primera persona. Vive en Capital Federal y asistió a uno de los grupos de El Nido en nuestra ciudad.

Aseguró que este tipo de acciones le permitió evolucionar en varios aspectos y que es efectivo cuando existe una real voluntad de cambio.

También comentó que se encuentra imputado en una causa por violencia familiar, a partir de una denuncia presentada por su expareja.

Ricardo lamentó los tiempos "excesivamente lentos" de la Justicia.

“Entré como muy enojado por mi situación, pero con la dinámica del grupo empecé a ver temas como, por ejemplo, poder detectar cuando uno se empieza a poner violento, cómo se manifiesta esa situación en el cuerpo, qué es lo que uno percibe y qué se debe hacer”, relató.

El hombre indicó que “se habla de estereotipos, patriarcado, es decir, cosas que uno no las tenía incorporadas. La gente de mi edad tuvimos una crianza donde no se explicaba mucho del tema y donde se daban situaciones violentas”.

“No estoy enojado con mis padres, sino que creo que actuaban como se vivía en esa época. Hoy las cosas son diferentes y uno tiene que cambiar”, continuó. 

Ricardo sostuvo que al grupo llegó de manera voluntaria y que le sirvió “muchísimo”.

“Se nota la gente que desea cambiar y los que van por oficio (enviados por la Justicia) y solo quieren cumplir y listo”.

“Hay gente que sigue enojada y no lo aprovecha. Esto sirve si uno quiere cambiar. El curso no te obliga, te muestra lo que hay, cómo son las formas de violencia, de comunicación y de qué se trata”.

Finalmente señaló que “todos, tanto hombres como mujeres, tendrían que realizar este tipo de actividades como para generar empatía” y evitar nuevas situaciones violentas.