Bahía Blanca | Domingo, 28 de abril

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Los policías "salvadores" y el increíble guiño del destino

Los dos efectivos de la Policía Local que le hicieron maniobras de Heimlich a un bebé que estaba sin signos vitales en un colectivo contaron detalles de la tensionante experiencia con final feliz.

Maximiliano Camilleri y Maximiliano Altamirano, los "héroes" de Benjamín.

Solo la impredecible mano del destino quiso que los dos oficiales de la Policía Local que ayer a la tarde le salvaron la vida a un bebé de apenas 45 días subieran a ese colectivo de línea en el momento de la emergencia.

Los efectivos Maximiliano Camilleri, de 29 años y Maximiliano Altamirano (26) habían terminado su turno e ingresaban en el franco cuando se dirigían, como casi todos los días, a la parada de colectivos de Moreno casi Vieytes.

"Nos dan franco a las 15, hacemos un par de cuadras hasta la parada y generalmente tomamos la 506 o la 514. Cuando estábamos llegando se nos pasó la 506, así que tuvimos que esperar. Al rato venían la 514 y atrás la 506. Íbamos a tomar la 6 pero dijimos, mejor vamos en la 14, porque, por ahí, llegamos un poquito antes", relató Camilleri a lanueva.com.

Ni bien subieron al micro, que estaba lleno de pasajeros, escucharon los gritos de auxilio.

"Estábamos parados en la parte de atrás y obviamente nos llamaron a nosotros porque estábamos uniformados. Vino la abuela del bebé (Benjamín, que también iba con su madre de 17 años) y nos dijo que estaba ahogado", amplió.

"Cuestión de segundos"

Los dos policías debieron volcar en una emergencia atípica, y con una víctima tan pequeña, los conocimientos que reciben en cada capacitación de primeros auxilios.

"Es cuestión de segundos, porque una persona adulta, a los 3 minutos que pierde el conocimiento no tiene oxígeno en el cerebro, y en este caso era un bebé, aún más. Lo que hice fue revisarle los signos vitales, actué rápido, y mi compañero le dijo al chofer que se detuviera y después decidieron seguir la marcha al hospital Municipal", explicó.

Altamirano regresó al lugar y se encargó de las maniobras de Heimlich, mientras Camilleri lo sostenía desde el chaleco antibalas y se tomaba del pasamanos para mantener cierta estabilidad en tránsito, otra dificultad para practicar esta acción.

"En los bebés se ponen dos dedos abajo de la tetilla, en el esternón, y se hacen compresiones para gerar que largue lo que obstruye las vías. Y otra acción es boca abajo, apoyado sobre el antebrazo, es darle palmadas en la espalda, a la altura de los omóplatos", amplió.

"Pensé que se nos iba"

Altamirano reconoció que no tuvo las mejores sensaciones cuando pasaban las cuadras y el bebé no reaccionaba.

"Pensé que se nos iba. A medida que uno aplica la maniobra tiene que ir viendo y lo veía cada vez más violeta, pero gracias a Dios, media cuadra antes del hospital, largó los fluidos con saliva y empezó a hacer soniditos. No sabe el alivio que sentí", confesó Altamirano.

Al llegar el colectivo a Bravard y Vicente López, a metros de la guardia del centro asistencial, Camilleri bajó rápidamente y pidió ayuda de un equipo médico, que intervino en la emergencia.

"Recién nos quedamos tranquilos cuando lo recibió un médico", admitió Altamirano, quien en otro momento atendió una situación de emergencia similar, pero con un adulto mayor y en un contexto de un festejo familiar.

"Esto es totalmente distinto", aseguró.

Ambos reconocieron que gran parte del pasaje no tomó dimensión de lo que pasaba, pero el ámbito para la emergencia no era el mejor.

"Nos enseñan que tenemos que llevar tranquilidad a la gente, porque si la gente está intranquila y nosotros también, el resultado no es bueno. Tenemos que llevar seguridad", sostuvo Altamirano.

El pequeño, mientras tanto, se encuentra internado, grave pero en condición estable, en el Municipal.