Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Nuevos billetes para una realidad indiscutible

Millones de dólares le cuesta al país no sincerar también en sus billetes el avance de la inflación

En un país donde la inflación es un mal endémico imposible disimular, disfrazar y mucho menos ocultar, finalmente el gobierno nacional decidió emitir billetes de mayor denominación para hacer más simple, práctico y económico el manejo del dinero.

La Argentina ya sabe de este tipo de situaciones. En la historia de su moneda debió quitarle 13 (trece) ceros para hacer frente a los embates de la inflación. De no haberse hecho esto, hoy necesitaríamos 27 mil millones de pesos comprar un dólar.

De igual modo, distintos gobiernos debieron modificar la emisión de moneda para corregir semejante desbarajuste, como en 1981 cuando se tenía un billete de un millón de pesos.

Desde hace algunos años el gobierno se niega a emitir esos billetes de mayor denominación, creyendo que de esa manera niega un proceso inflacionario que es visible, contundente e indiscutible.

Pero si esa decisión no tuviese más consecuencias que la de querer tapar el sol con las manos, el asunto no sería tan serio como sí lo es por el dinero que se gasta al no hacerlo.

Especialistas han señalado que, por ejemplo, no emitir billetes de $ 5000 le costó al país unos 100 millones de dólares adicionales al aumentar la cantidad de billetes en circulación. Cien millones de dólares malgastados por un capricho.

En 2020 se emitieron 1000 millones de billetes de $ 1000, con un costo de u$s 84 millones. Si se hubieran impreso billetes de $ 5000 se hubiesen ahorrado u$s 64 millones. Incluso se debió recurrir a la importación de billetes desde España y Brasil.

Emitir billetes de alta denominación es entonces algo más que una necesidad. El costo de no hacerlo ya no es esencialmente político o de forma, sino que significa malgastar dinero público en un país donde la pobreza tiene índices alarmantes.