Bahía Blanca | Viernes, 04 de julio

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Colapinto: "Hasta que no me subí no entendí la magnitud de lo que tenía en mis manos"

En diálogo con La Nueva., la joven esperanza argentina habló de esos días de ensueño a bordo del Williams FW45 en el circuito de Yas Marina.

@WilliamsRacing.

Más de dos décadas pasaron de la última vez. Y, ciertamente, pocas veces pudimos alimentar nuevamente el sueño de visualizar la albiceleste en ese majestuoso mundo.

Pero Franco Colapinto se encargó de hacernos creer otra vez en esa posibilidad; que nuestro país, actor principal en aquellos primeros y entrañables certámenes de mediados de siglo pasado, vuelva a ocupar un lugar en el circo de la Fórmula 1.

Talento sobra, a las pruebas nos remitimos. El joven piloto pilarense, de apenas 20 años, ganó en todas las categorías donde compitió. Ahora resta lo más difícil de la misión, la estocada final, donde el efecto embudo encuentra a cuantiosos talentos sedientos de butacas, y con la billetera como ancho de espadas para reforzar y mejorar cualquier oferta.

Sea como fuere, Franco está ahí, en la órbita de la máxima, integrando la academia de Williams y habiendo cumplido un muy satisfactorio test en F1, que, a la postre, le acreditó la Superlicencia.

“Los resultados son lo primero que contarán para que haya una posibilidad real, y para eso vengo trabajando tan duro en los últimos años, especialmente atendiendo cada detalle, dentro y fuera del auto. La temporada que viene (NdR: dará el salto a la Fórmula 2) será clave para intentar dar el salto, y también respecto al presupuesto. Que el país siga apoyando será clave, pero lo primero obviamente son los resultados. Encararemos con todo este 2024 en la F2”, le contó Colapinto a La Nueva.

Gracias a la gestión del bahiense Lucas Benamo, a quien define como “un hermano de la vida”, (ver adelante) pudimos hablar con la gran esperanza nacional del deporte motor y abordar cuantiosos temas.

Por supuesto, haciendo hincapié en ese fascinante cierre de temporada que comprendió el debut en la Fórmula 2 y el soñado contacto con el FW45 en el circuito de Yas Marina, de Abu Dhabi.

—¿Qué sentiste al manejar un F1?

—Es complicado describirlo. A mí me contaban en la previa, más o menos, qué podía llegar a sentir, pero hasta que no me subí no entendí la magnitud de lo que tenía en mis manos y lo que era esa máquina. No se compara con absolutamente nada. Venía de probar el F2 hacía dos días y manejar el Williams fue realmente de otro planeta.

“La capacidad de frenaje, la velocidad en curvas, la aceleración y todo; sencillamente, es lo mejor del mundo. Tiene un 100% de desarrollo y se nota en cada detalle. Poder manejar el auto más rápido del mundo fue algo increíble, además que el test fue muy positivo, pudiendo cumplir los objetivos propuestos con Williams (finalizó 9°). Fueron días que no voy a olvidar más, disfruté cada instante y, por suerte, respondí bien físicamente, que pensé que podía ser complicado. Ojalá tenga otra oportunidad pronto”, se esperanzó Colapinto, 4° en la temporada 2023 de F3.

Previo a esa doble jornada sobre el Williams, Franco vivió otra experiencia no menos enriquecedora en pos de adquirir conocimientos y descubrir cada detalle de este mundo tan sofisticado.

Una semana antes, el pilarense, hijo del bahiense Anibal Colapinto, ex piloto de Speedway, compartió a tiempo completo junto al equipo el Gran Premio de Brasil de F1.

“Fue una experiencia única. Estar con el equipo a full time, compartiendo cada reunión posterior a las tandas en pista, con ingenieros y pilotos, resultó de mucha ayuda para el test y sirvió para entender mucho más cómo viene la mano en estos casos. Estuve en muchas carreras, sobre todo cuando coincidí con la F3, pero ese fin de semana de Brasil fue especial, porque me aboqué 100% a ellos”, explicó.

“Fueron muchas situaciones nuevas. El F1 tiene miles de cosas que no te imaginás y que solo aprendes y entendés estando ahí. Fue un fin de semana de mucho aprendizaje y me ayudó mucho para el test en Abu Dhabi. Y bueno, lo ocurrido en pista fue el momento que soñé toda mi vida”, apuntó.

De lo apuntado, Colapinto destaca la enorme capacidad de aceleración y velocidad de estos monoplazas, incomparable con cualquier otro vehículo; cosa que rápidamente percibió al momento de aplicar el pedal derecho del acelerador.

“Manejé autos de mucha potencia, pero nunca sentí algo así. Cuando salí de boxes y frené, la Fuerza G me sacudió la cabeza para atrás y me corrió el caso. Me llevó un par de vueltas poder dominar la máquina y acostumbrarme a la potencia. Está todo al máximo; de hecho hay que hacer cosas permanentemente para lograr su óptimo funcionamiento, y ni hablar de la cantidad de botones que tiene el volante y sus utilidades. Es manejar y, a su vez, ir haciendo mil cosas arriba del auto”, detalló.

"Le salió bien"

Poco más de cinco años atrás, Lucas Benamo, previa presentación del por entonces joven proyecto en cuestión, envió el siguiente mensaje: “¡Acordate! Este chico tiene futuro de F 1”.

"Lo que me sorprendió de él, desde su primera prueba en Fórmula, fue que le salió todo natural y que sabía desde el vamos lo que tenía que hacer. Eso es talento natural", reconoció Lucas, su primer coach deportivo.

—No falló su visión, ¿o no Franco?

—Eso le decía a todos Lucas y le salió bien, tuvo suerte (risas). Confluyen muchos factores para poder llegar y no es nada sencillo. Pensá que son apenas 20 pilotos en todo el mundo con una butaca segura, sería un honor que nuevamente haya un argentino compitiendo en la máxima categoría a nivel mundial”, explicó.

“Lamentablemente hace tiempo que no hay y me encantaría poder serlo, especialmente para los muchísimos fanáticos que tiene el automovilismo en nuestro país, muchos de los cuales, como en mi caso, nunca vimos un argentino corriendo en F1”, deslizó.

Las cartas están echadas. Franco Colapinto está en el baile y queriendo bailar. Habrá que ver si lo dejan.

"Y hacia ello voy, es la razón por la que me fui desde tan chico a Europa, con muchos sacrificios de por medio. Todo eso fue dando resultados, aunque, cuando empezó todo, parecía súper loco dejar la vida de chico e irse a vivir a otro continente. Las cosas van saliendo bien y ese sacrificio no fue en vano", cerró.