Entre San Blas y Bahía Blanca: una historia de amor incondicional
Silvia Inés Ferreiro y Daniel Delvas no escatimaron tiempo, gastos ni cuidados para salvar la vida de su perra Sofía -a quien adoptaron hace 13 años- luego de que se tragara un anzuelo en la playa.

Licenciada en Comunicación Social egresada de la Universidad de La Plata. Docente en nivel superior. Redactora de La Nueva desde 2010. En LU2 Radio Bahía Blanca tiene la columna "Buenas buenas" y se desempeña como redactora creativa. Es especialista en cubrir historias humanas de superación. Además, es profesora de yoga.
Audionota: Marina López
Tantas veces hablamos de la fidelidad y amor incondicional de los perros hacia sus dueños humanos pero pocas veces lo planteamos al revés. ¿Qué somos capaces de hacer por nuestras mascotas?
Los bahienses Silvia Inés Ferreiro y su esposo Daniel Delvas viajaron más de 1000 kilómetros hasta Mar del Plata y pagaron una costosa endoscopía para salvar la vida de su perra Sofía, de 13 años, la cual se tragó -por accidente- un anzuelo con carnada en una tarde de pesca en Bahía San Blas, destino que la pareja suele frecuentar al menos tres veces al año en busca de paz y descanso.
Pero, esta vez, el disfrute se transformó en una pesadilla porque Sofía requería intervención profesional lo antes posible y de una aparatología especial.
Por instancia del radiólogo y vecino de San Blas, Enzo Gioventu, la trasladaron al Centro de Diagnóstico por Imágenes de Stroeder donde los atendió Marina Koch -quien le realizó una radiografía- y luego la revisó el médico veterinario Daniel Mazzarini, el cual se involucró en la paciente y su familia.
Como la pareja vive en Bahía Blanca, regresaron y llevaron a Sofía con su veterinario, Pablo Montes de Oca, para evaluar los pasos a seguir ya que no expulsaba el anzuelo de forma natural.
"Entonces dimos con la doctora Florencia Spampinato quien vive en Mar del Plata y está canchera en retirar los anzuelos de los perritos de allá. Es experta. Mientras le retiraba el anzuelo yo estaba en la sala de espera de consultorio y rogaba porque saliera con vida. Al rato salió la doctora y me trajo el anzuelo sobre una gasa. Me puse a llorar como una loca", dijo.
"Me dijo Florencia que fue un milagro porque apenas lo tocó al anzuelo se giró. Como agradecimiento fui a Tandil subí dos veces hasta el Cristo. Soy muy creyente. Le di las gracias a Dios por todo", contó.
Los cuidados no terminaron allí. Luego de esa experiencia Sofía tuvo un paro cardíaco y la veterinaria Ana Lila Paz le detectó que tiene agrandadas las válvulas del corazón por lo que es recomendable que evite las situaciones de estrés, como los viajes.
"Desde ese momento mi marido se va solo a San Blas y yo me quedo con ella. Está quedándose sorda y ciega, come un alimento especial y toma una medicación muy costosa pero no me importa pagarlo, así se lleve toda mi jubilación. Lo hago con gusto. Es una hija para mí", destacó.
Entre el alquiler de un departamento, los traslados, los estudios y la operación gastaron más de 100 mil pesos para salvar a Sofi
"La gorda está entre algodones. Hay que cuidarla, es mi responsabilidad y lo hago con muchísimo amor. Lo más triste es que en cualquier momento me va a faltar. De solo pensarlo me pongo mal pero es la ley de la vida", reflexionó.
Silvia suele cuidar a Nela, su perri-nieta, mascota de su hijo y de su nuera, quienes están fuera de casa muchas horas. Y cuando su hija se va de viaje también le deja a su perrita.
"Mi casa parece una guardería canina pero no me importa porque los disfruto a todos. Tengo un imán con los perros. Miro uno y se me pega. Los miro a los ojos y me enamoro. Para mí son ángeles que Dios envió a la tierra", expresó.
Daniel es mecánico de motos y lanchas y Silvia trabajó como operadora en ENTEL.
Adoptaron a Sofía el 9 de setiembre de 2009 cuando tenía apenas 30 días y ya no se separaron. Se la dio una sobrina.
Si bien Silvia ya no comparte con ella las tardes de pesca y largas caminatas por la arena y por las callecitas de Bahía San Blas, la sigue cuidando, mimando y disfrutando.Y es gracias a todo lo que hicieron por ella.
Una historia de amor y un ejemplo de que los humanos también podemos ser los mejores amigos de nuestras mascotas.