Bahía Blanca | Lunes, 20 de mayo

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(Despiértame) Cuando pase el temblor bonaerense

La columna semanal de nuestro corresponsal en la capital de la provincia.

Con la campaña proselitista marcando el ritmo, el tablero político parece volverse más complejo cada día que pasa. La elección bonaerense, nacionalizada ahora por la sucesión de episodios sospechados de corrupción en las últimas semanas, ingresó en una etapa de posibles consecuencias con fuerte componente electoral.

Son tiempos tumultuosos con un trasfondo político que puso tanto al oficialismo gobernante como al arco opositor al borde de un ataque de moralidad.

Es que cualquier escándalo de índole cercano a la ilegalidad y con chance de saltar al terreno judicial, choca frontalmente contra los altos niveles de pobreza, desempleo o inseguridad que se dan fundamentalmente en el Gran Buenos Aires.

Si todo este entramado de “denuncias cruzadas” encuentra algún nivel mínimo de certeza, las probablemente “operaciones políticas” y el bombardeo mediático porteño abrieron una incómoda puerta difícil de cerrar.

El affaire de Martín Insaurralde, que en un principio amenazó la estabilidad del propio tejido gubernativo de Axel Kicillof, parece haber pasado de ser una debilidad a una fortaleza dentro del espacio del Gobernador. Parece un razonamiento esquizofrénico pero  hoy, la realidad política es así de volátil y cambiante.

La caída del ahora exjefe de Gabinete de Ministros parece haberse circunscripto –por ahora- a su propia figura. La rápida reacción del ministro/candidato presidencial, Sergio Massa primero, y Kicillof después sacándole la “tarjeta roja” al referente lomense cercano a la liga de intendentes peronistas del Conurbano, pusieron a salvo la figura del mandatario bonaerense.

Es más, la salida del hombre fuerte de Lomas de Zamora del espacio gubernamental de calle 6 puede verse como una victoria, no forzada pero victoria al fin, del propio Kicillof, logrando vengarse de la virtual “intervención” a la que lo sometieron Cristina y Máximo Kirchner luego de la derrota electoral del Frente de Todos en las legislativas de 2021.

De alguna manera el gobernador goza de su mayor momento de fortaleza, tanto hacia adentro como hacia afuera. Si finalmente logra ser reelecto en la Provincia, el próximo período lo encontrará liderando un espacio nuevo, dentro del universo PJ/K, sin la presión constante a la que lo sometieron desde el kirchnerismo más duro estos últimos 2 años de su gestión.

Esto, en gran medida, dependerá de la suerte que corra el tigrense Massa en las elecciones del 22 de octubre, y de la performance que el libertario Javier Milei pueda lograr en la Provincia, uno de los lugares en los que peor le fue en las PASO, saliendo tercero.

En Buenos Aires no hay segunda vuelta electoral. Se gana o se pierde por un voto. Se sabe, cualquier tropezón del oficialismo, puede meter a JxC o a la Libertad Avanza en la definición electoral definitivamente.

Según se comenta en las diagonales, el escándalo en el quedó envuelto Insaurralde “va a beneficiar” a JxC en muchos municipios. El hecho quizás tenga algún impacto electoral, “sobre todo en el votante propio del kirchnerismo donde existe mucha calentura” dicen, por la dimensión pública que tomó el caso cuando Kicillof iba por su reelección sin mayores rasguños.

Puertas adentro de la Gobernación el poco simpático “error político” de Insaurralde “es un caso cerrado”. En todo caso, aclaran, si corresponden situaciones de orden administrativo y legal, tendrán que ser explicadas en el ámbito judicial.

Mismo ejemplo es utilizado ante la denuncia que involucra a “Chocolate” Rigau -el puntero peronista detenido sacando millones de pesos de un cajero platense, cuando tenía casi medio centenar de tarjetas de débito en su poder, todas de empleados legislativos- ya que no es una situación que incumbe al Ejecutivo sino que tiene que ver con la Cámara de Diputados bonaerense.

El caso,  que parece no tener final, conmovió hasta sus cimientos a la Legislatura. Siempre en época de campaña, los recintos de sesiones del Senado y de Diputados han sido la caja de resonancia de la oposición de turno. Es el lugar que los legisladores utilizan como escenario de sus propuestas, ideas o chicanas políticas. Hoy, la estrategia es clara, no hacer olas hasta que pase la tormenta.

Claro que siempre hay alguien que aprovecha la ocasión, como dice el refrán popular: a río revuelto, ganancia de pescador.

En ese caso, los “pescadores” fueron varios dirigentes opositores que denunciaron a los jueces que archivaron la causa de "Chocolate", pasando por un legislador de Juntos que propuso la unicameralidad y hasta el propio Gobernador que le hizo un guiño a esa propuesta para achicar el gasto político,  aunque primereó que se trata de una reforma constitucional “compleja”.

También avanzó en ese sentido el candidato a gobernador de Juntos, Néstor Grindetti,cuando propuso una reforma de la Constitución bonaerense que contemple también la unicameralidad, además de otras iniciativas de reforma, como la boleta única de papel, desdoblamiento de elecciones, reducción de ministerios, autonomía municipal y modernización de los órganos de control.

Los representantes de la oposición amarilla barajan dos opciones: la primera, el tratamiento legislativo común, y la segunda, la convocatoria a una Asamblea Constituyente, para que sean los propios bonaerenses los que decidan qué prefieren.  Sea cual fuera la manera de encarar la iniciativa, se deben respetar los mandatos vigentes, por lo cual, si llega a aprobarse, recién entraría en vigencia en 2027.

Casi con el almanaque electivo encima, la política entró en una espiral que comenzó a tomar velocidad, con una lógica propia que parece distanciarse cada vez más de la coyuntura económica y social.