Bahía Blanca | Miércoles, 09 de julio

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Condenaron a un empresario bahiense por maltrato laboral

Natalia Viola denunció a Gastón Luciano Elias, de la financiera Intercambio, por daño moral y bullying laboral.

Foto: Archivo La Nueva

   Un fallo del Tribunal del Trabajo Nº 2 Bahía Blanca condenó a un empresario de nuestra ciudad por maltrato laboral, sentando así jurisprudencia local.

   Natalia Viola denunció a Gastón Luciano Elias, de la financiera Intercambio, por daño moral y bullying laboral y ahora el imputado deberá pagarle 300 mil pesos producto de la condena establecida por el Tribunal.

   En diálogo con La Nueva., Natalia relató cómo se dieron los hechos que le provocaron ataques de pánico y ansiedad y debió comenzar un tratamiento psiquiátrico.

   "El maltrato comenzó a las pocas semanas que ingresara a trabajar. Creo que no hay un por qué. Alguna vez cuando una de mis compañeras le hizo frente y le preguntó, ´¿por qué hacía llorar a otra de las chicas?´, él, riéndose, le dijo “déjame que me divierta un poco”. Quizá simplemente le divertía hacerlo", contó.

   "Hay un episodio que me parece que es clave e ilustra de cuerpo entero la magnitud de este siniestro personaje: un lunes llegó a la oficina luego de haber asistido a un partido de básquetbol de su hijo, en el cual vio trabajar a un chico con síndrome de down y llegó diciendo que quería uno para la financiera 'por que quedaba lindo´. Lo consiguió. Una vez que el chico asistió a la entrevista lo descartó puesto que no tenía los rasgos habituales de un chico con esa discapacidad. Dijo literalmente ´no me sirve´. Su nombre era Oscar, en función de la carga negativa que él le dio a ese nombre, desde aquel día comenzó a llamarme ´Oscarcito´, agregó.

   Natalia comentó, además, que "el maltrato era constante y por igual".

   "Quizá nos maltrataba de distintas formas, a mí por ejemplo me tiró una pera por la cabeza, me llamaba gorda, inútil, me obligaba a cambiar cheques a mi nombre. A otras compañeras las usaba como objeto de atracción para cuando venían clientes importantes, a otra de las chicas la obligaba a ponerse de rodillas y rasquetear el piso, aún cuando este estuviera limpio, simplemente para que la vieran hacerlo. No nos dejaba ir al baño, ni tomar el ascensor del edificio ya que decía que no estábamos capacitadas para hacerlo e incluso nos escondía el papel higiénico", recordó, con mucha bronca.  

   A su vez, la damnificada detalló que el maltrato recibido "me generó ataques de pánico y ansiedad y episodios de profunda angustia y depresión de la cual logré salir adelante gracias a la ayuda de mi terapeuta y psiquiatra". 

   Por su parte, aseguró que el fallo le provocó "una mezcla de emociones", aunque sostuvo que "paz es lo primero que se me viene a la cabeza, porque no puede ser gratis maltratar a la gente".

   Además, aconsejó a aquellas personas que sufren este tipo de maltratos "que denuncien, que no se callen, que se puede. Nadie tiene derecho a maltratarte. Alguien capaz de hacer este tipo de cosas es sencillamente un cobarde".