Bahía Blanca | Viernes, 11 de julio

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El bar de todos, la tierra santa, un rascacielos y una antena

De lugar de encuentro de profesores, políticos y periodistas a rascacielos con antena.

Mario Minervino / [email protected]

   En noviembre de 1958 comenzó la demolición de la vienja casona de Zelarrayán y Sarmiento, presentada en ese momento como una “rémora del progreso urbano”, desvencijada y vencida, su destrucción daría lugar a la construcción de un rascacielos, que sería, según señaló este diario, “índice del adelanto de esta pujante perla del sur argentino”.

   Vecina a la iglesia Catedral, el inmueble había sido construido en 1886, con la idea de darle un destino comercial, organizando en varios locales.

   Sobre calle Sarmiento se instaló Lorenzo Temossi con su negocio de joyería y platería, mientras que sobre Zelarrayán abrió sus puertas la farmacia Bianchi. Pero la popularidad del bien fue impulsada por Enrique Ferri, que instaló, con acceso por la esquina, su bar Americano, el cual funcionó hasta 1942.

   Por su estratégica ubicación, ese punto gastronómico fue el lugar elegido por los profesores del Colegio Nacional para sus reuniones previas y también por los correligionarios radicales, que tenían a pocos metros su comité. Había además mesas reservadas para los conservadores y socialistas. Por otro lado, las del Americano puertas se mantenían abiertas hasta las primeras horas de la madrugada, esperando la llegada de los redactores y gráficos de los diarios de la mañana que, cerrada la edición del día, concurrían a disfrutar de los sabrosos bifes a caballo o las raciones de pollo.

De jardín religioso a rascacielos con antena

   En la década del 20 la Curia local había hecho una propuesta para adquirir ese edificio, con la idea de incorporar el terreno a un ambicioso proyecto de ampliación de la iglesia Catedral, de acuerdo a lineamientos presentados por del arquitecto Guido Buffalini, que agregaba al templo existente un grandioso atrio, elevaba las torres, sumaba dos naves laterales y un crucero coronado con una gran cúpula que “se lanzaría al espacio hasta una altura de 40 metros”. En ese proyecto la esquina conformaba una suerte de patio-jardín lateral, sin edificación, un generoso terreno de 23 metros de frente sobre Sarmiento y 26 sobre Zelarrayán.

El proyecto de la Catedral, jamás completado

   Lo cierto es que la iglesia nunca concretó esa compra y el terreno fue finalmente adquirido, en 1958, por un grupo de inversores para la construcción de un edificio de 16 pisos, al que llamarón Miguel Caviglia, y que comenzó a construirse aese mismo año, diseñado por el arquitecto Mario Cantarelli, actuando Ritacco-Pucci como constructores, el cual quedó terminado en 1965.

El Caviglia empieza a ganar altura, 1960

   Un año antes de terminada la obra, TeleNueva Canal 9, primer canal de televisión de la ciudad, montó en la azotea del edificio su antena de trasmisión de 59 metros de altura, que hizo del conjunto edilicio una postal de la ciudad.

   Cuando en la década del 80, cuando se comenzó a tener un criterio diferente para el análisis de ciertas intervenciones urbanas, se tomó conciencia de lo agresivo que el edificio resultó para el templo vecino, quitándole protagonismo en el paisaje urbano y aplastando su presencia en la cuadra.

La esquina hoy, un hito del centro