Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Camila Perochena: “Cristina se alinea con Yrigoyen y Perón cuando señala que la historia ya la absolvió”

Camila Perochena, magíster en Ciencias Políticas y docente universitaria, analiza el uso político de la historia en la publicación de su flamante libro.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   “¿Qué diferencia hay entre aquellos que le decían a Belgrano que se rinda, que se entregue, de los que me dicen a mí que negocie en cualquier termino con los fondos buitres? Ninguna”. CFK, diciembre 2014

   El 2 de diciembre de 2019, la actual vicepresidenta Cristina Fernández se presentó ante el Tribunal Oral Federal para declarar en la causa en la que se investiga si, durante su gobierno, direccionó obra pública en favor del empresario Lázaro Báez. Ese día manifestó a los jueces su particular visión sobre los hechos. “A mí me absolvió y me va absolver la historia. Y a ustedes, seguramente, los va a condenar la historia”, les dijo a los jueces. 

   Ese uso de la historia que hace Cristina Fernández de Kirchner (CFK), no sólo como un componente capaz de absolver y de condenar sino también para justificar determinadas posturas de su accionar, es el eje central de la tesis doctoral de la historiadora Camila Perochena que sirvió de base para su libro “Cristina y la historia. El kirchnerismo y sus batallas por el pasado”. Allí Perochena analiza como la ex presidenta recurre en sus discursos a personajes y hechos del pasado para justificar muchas de sus decisiones y pensamientos.

   En entrevista exclusiva con La Nueva., Perochena –que además de doctora en Historia es magíster en Ciencia Política y docente universitaria— da cuenta de cómo el pasado se convierte en parte viva de la conducta de Cristina Fernández, de quienes la actual vicepresidenta se considera heredera y continuadora de sus luchas y de cómo se encarga de mantener abiertos muchos antagonismos de nuestra historia.

   --¿En qué momento se despierta su interés en analizar el uso que hace CFK de la historia?

   --Yo empecé a estudiar historia cuando Cristina era presidenta y me recibí en 2012, después del bicentenario. Lo que me daba cuenta mientras estudiaba es que la historia ocupaba un lugar central para CFK y me pareció que podía ser una buena opción analizar porqué esta materia estaba tan presente en el espacio público, porque hablaba tanto de historia. Ahí descubrí que era algo que le servía políticamente. Eso empezó a despertar mi curiosidad.

   --Considerando que nace a partir de una tesis doctoral, ¿cómo puede presentar su libro?

   --Es un libro que combina la historia con la ciencia política. Hay una rama, dentro de la historia, que se conoce como historiografía y que estudia, entre muchas cosas, como la historia se usa públicamente, como aparece en el espacio público, como hablan de historia quienes no son historiadores. Este libro combina historia y conciencia política y se centra en como CFK usa la historia para gobernar. Pero también puede ser pensado como un ensayo porque si bien es el tema con el que trabajé mi tesis para el doctorado de historia, al transformarla en libro busqué que su escritura se presentara en una forma más amable y más apta para el gran público.

   --Usted menciona que con CFK “la historia vino a ocupar un lugar político central”, ¿cómo detecta ese hecho y como usa Cristina ese componente?

   --Para CFK la historia ocupa un lugar político central y eso se ve no solo en sus discursos –durante su presidencia pronunció 1592 y de ese total en el 51% hizo referencia al pasado— sino también en los monumentos que inauguró, en los museos que abrió durante su gestión y en los feriados creados. ¿Cómo usa esa historia? Cristina hace un uso político del pasado, polarizado. Es una división que reconstruye, un antagonismo que desde la política abre en el presente, un “nosotros” y un “ellos” rastreados en los 200 años de historia. CFK recurre a la historia para ver o asociar a sus enemigos políticos con determinados momentos del pasado, por ejemplo al poder judicial o a los medios de comunicación con los golpes militares o a los sectores agroexportadores con el Centenario (1910). Hay un intento por relacionar los antagonismos del presente con los del pasado. Por eso hablo de un uso político polarizador.

   --Cristina se identifica con Juan Domingo Perón y con Juan Manuel de Rosas. ¿Ella está convencida de que la historia estableció cuál es el bando de los buenos y cuál el de los malos?

   --Sin dudas hay una división entre buenos y malos en la interpretación que hace o entre momentos en los que quiere marcar su alineación. Entre los que establece una continuidad o momentos “buenos” del pasado está la revolución de Mayo, donde se  identifica con personajes específicos como Manuel Belgrano ó Mariano Moreno. En otros elige a José de San Martín. También mantiene una identificación con Rosas, con el peronismo y con la militancia juvenil de los años 70. Sin dudas marca una división entre “buenos” y “malos” y traza una continuidad directa con 1810 al sostener que el kirchnerismo viene a terminar con las promesas incumplidas de los revolucionarios de Mayo. Cristina se presenta como una especie de punto final en la historia argentina, un momento de  absolución y redención del pueblo.

   --¿Cristina usa la historia para poner punto final a las diferencias o, por el contrario, mantener y justificar que siempre va a existir un “nosotros” y un “ellos”?

   --Para ella el conflicto es algo inherente a la política, es imposible de ser reducido, no se agota ni se supera, siempre va a estar y piensa la política como una forma de radicalizar ese conflicto. Los antagonismos que detecta en el pasado no están para ser superados o para ponerles fin sino que es la forma en que ella entiende la política. No busca superar o terminar con ese “nosotros” y “ellos”, como  por ejemplo lo intentó Carlos Menem en su presidencia. Menem iba al pasado, por los menos los dos primeros años de su mandato, para cerrar algunos capítulos que dividían a los argentinos, por ejemplo con los indultos a los militares o la decisión de repatriar los restos de Rosas. Su objetivo era traer el pasado para cerrarlo, para olvidarlo y superarlo. En el caso del kirchnerismo ese antagonismo no pretende ser resuelto ni superado sino que pasa a ser parte de la política actual.

   --¿Es exclusivo de Cristina ese uso el pasado?

   --No. La mayoría de los presidentes ha hecho uso del pasado. La diferencia es que es que Cristina hace un uso bien intenso, tiene a la historia muy presente. Sin ir más lejos, el primer presidente de la Argentina unificada es un historiador, Bartolomé mitre. De hecho Alberdi decía sobre Mitre que “gobernar es historiar”. Creo que Cristina, salvando las inmensas distancias, sigue esa consigna. Pero muchos presidentes hicieron uso del pasado. Perón se acercó a una interpretación liberal de la historia durante sus mandatos mientras que después de su derrocamiento empezó a defender una visión revisionista. Raúl Alfonsín también hizo uso, aunque después no consideró que le sirviera para gobernar. En el caso de Mauricio Macri, intentó no hablar ni referirse a la historia pero para marcar una distancia con el kirchnerismo, lo cual puede ser un problema en una sociedad como la nuestra, donde la gente discute sobre historia, apela a la memoria y donde el pasado tiene un lugar fundante en su identidad.

Los alcances de la historia

   “La historia no está para absolver o condenar a nadie”, dice Perochena, aunque explica que es la memoria colectiva la que puede llevar a una sociedad a adherir a determinados personajes o hechos del pasado y condenar a otros.

   “Para CFK había solo dos tribunales de justicia: la historia y el pueblo. Ambos inasibles, pero con una potencia política redentora”. Camila Perochena, Cristina y la historia.

   --¿De dónde viene el convencimiento de Cristina de que será absuelta por la historia?

   --No puedo hablar sobre su estructura mental, no puedo evaluarla, pero generalmente cuando habla de sus causas judiciales y asegura que la historia la absolverá, suele compararse con Hipólito Yrigoyen y con Juan Domingo Perón. Ella menciona que a ambos presidentes les armaron causas luego de sus derrocamientos y que fueron demonizados por sus opositores. Cristina asegura que a ella le sucede lo mismo y que, como sucedió con ellos, la historia los entronizó. Esa es la comparación que hace recurriendo al pasado.

   --¿La historia realmente puede absolver a alguien?

   --La historia no es algo que pueda absolver o condenar a alguien, no es lugar de los historiadores decidir quién puede ser condenado o absuelto. Eso sí sucede con los usos públicos o políticos del pasado, ya sea por parte de los políticos o los medios de comunicación. Ahí se observa como desde el presente algunos momentos históricos son absueltos, otros criticados, otros revisados. Pero tampoco hay una visión definitiva del pasado. La historia está siempre siendo reinterpretada a la luz del presente, ya sea por historiadores, políticos o sectores sociales.

   --¿Cristina sigue siempre una línea de vinculación con determinados hechos del pasado o los modifica de acuerdo a las circunstancias?

   --Puede haber algunas contradicciones dentro de la interpretación que hace de la historia, pero en general suele  tener una lectura bastante sistemática sobre distintos momentos del pasado, excepto sobre el peronismo. La visión que Cristina tiene en relación con la tradición peronista y los gobiernos de Perón suelen cambiar o modificarse según como sea su relación con el partido Justicialista, por un lado, y con los sindicatos, por otro.

   --Si tuviese que establecer una línea de próceres o hechos de la historia con los cuales se identifica Cristina, ¿Cuáles serían?

   --Cristina se asocia con la Revolución de Mayo, con el rosismo, con el peronismo y con los años 70. Y mira como antecedentes de su propia presidencia lo sucedido con Yrigoyen y con Perón.

La historia bien contada

   Además de su tarea como investigadores y docente, Perochena ocupa un lugar en los medios de comunicación. Es cocreadora de los podcats “La Banda Presidencial” y “Hay que pasar el invierno”, tiene un segmento de historia en el programa periodístico Odisea Argentina y participar en programas de radio y televisión hablando de su especialidad. 

   --Usted ha ganado un lugar en los medios hablando de historia. ¿Cómo logra que ese contenido llegue o interese al común de la gente?

   --Soy una convencida de que la historia se puede contar de manera rigurosa y a la vez entretenida. Creo que quienes trabajamos en las universidades tenemos mucho para aportar a los medios, porque la historia ayuda a entender y pensar mejor el presente. Podemos aportar en términos de contenidos muchas cosas novedosas a lo que usualmente se escucha en los medios y que además ese contendido sea entretenido. Es importante el que y el cómo se cuenta: en la universidad se han hecho muchísimos estudios importantes en las últimas décadas que no han tenido divulgación, muchas veces por que los historiadores dialogamos con mucha especificidad. Pero creo que en los últimos tiempos muchos historiadores han llegado a los espacios públicos y eso es un aporte interesante a la discusión pública en general.

   --¿Se puede ser historiador sin tomar partido por alguna línea de pensamiento o acción?

   --Se puede contar la historia sin tomar posición, intentando comprender el pasado y no juzgarlo. Es la diferencia entre historia y memoria. Los historiadores cuando hacemos historia tenemos determinadas reglas del oficio y aspiramos a cierta interpretación de los hechos que se condigan con los documentos y no con nuestro juicio de valor. Es importante intentar explicar la historia sin esos juicios de valor del pasado.

   --¿Cómo considera que se enseña la historia argentina en nuestro país?

   --En los últimos años, tanto los diseños curriculares como los manuales de las escuelas primarias y secundarias buscaron incorporar las nuevas visiones históricas, con lo cual cambió muchísimo la manera de abordar la historia en las escuelas. Después lo que sucede en el aula en cada caso en particular puede ser diferente, no es posible generalizar, pero en términos generales se ha intentado modificar el abordaje de la historia.