Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Agricultura y ganadería argentinas: los costos para producir ponen las condiciones

De acuerdo con CREA, los precios de la hacienda están en los máximos históricos de los últimos 12 años. Y los valores de los granos se mantienen altos, pero al mismo ritmo del incremento de lo que insume producirlos.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   La recomposición en el precio de los novillos mejora la relación compra-venta, generando algún alivio en los sistemas de corrales. Asimismo, los precios de la hacienda se encuentran en los máximos históricos de los últimos 12 años.

   Así aparece en el Reporte de Actualidad Agro, de la Unidad de Investigación y Desarrollo Movimiento de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), de este abril.

   Para el resto de los sistemas productivos, la estrategia apunta a sistemas más pastoriles con ciclos más largos. Esta última alternativa también se implementa en los sistemas de encierre, de modo de diluir los costos de compra del novillo.

   Por su parte, se indica que, para el presente año, las estimaciones en la cantidad de terneros a destetar son similares o mayores a los obtenidos en 2021; inclusive, con las condiciones climáticas adversas acontecidas. Así, el porcentaje promedio de terneros a destetar estimado es de 4,2% vs. ciclo pasado.

   Por otro lado, en relación a las señales internas, las tasas de extracción (TE) de machos y hembras disminuyeron en 2021.

   Dicha situación posiblemente sea consecuencia —se sostuvo— a la extensión de los ciclos productivos por el incremento en el precio de los granos, y debido a estrategias defensivas para resguardar valor frente al contexto inflacionario y ante un escenario de incertidumbre.

El año 2022 inició con volúmenes de faena más elevados que el promedio histórico, pero menores a los de 2019 y 2020, que fueron años récords.

   A pesar de ello, el consumo de la carne bovina sigue disminuyendo (—5,5 % vs. 2021), principalmente asociado al poder adquisitivo del salario que, a marzo de 2022, está en valores mínimos históricos (139 kilos de carne/salario). Respecto a los precios, la variación interanual indica que la carne bovina apenas supera la inflación (+ 4 p.p.).

   En cuanto a las señales externas, se concluye que, con precios internacionales en buenos niveles y una demanda traccionando, la Argentina toma parcialmente las oportunidades que el mercado internacional ofrece, dada las medidas regulatorias vigentes en el comercio desde mediados de 2021.

   En cuanto a la agricultura, las señales externas indican que la guerra entre Rusia y Ucrania agrega volatilidad a un mercado internacional firme, no sólo en el corto plazo mediante la oferta comercial, sino en el mediano plazo, con incógnitas en la reactivación productiva de los países para la campaña 22/23.

   Por el momento, el precio de todos los commodities agrícolas se mantienen en valores históricamente altos, siendo superados —en la mayoría de los casos— sólo por los precios acontecidos durante el 12/13.

   Según el panorama actual, no se esperarían —de acuerdo con la evaluación de CREA— grandes cambios para la soja, el maíz y el sorgo, mientras que para los cereales de invierno y el girasol podría haber alguna variación positiva.

   En las señales internas, desde diciembre de 2021 rigen los volúmenes de equilibrio (VE) para el trigo y el maíz y limitan el aprovechamiento del contexto internacional de precios.

   Además, los derechos de exportación, las restricciones cambiarias y comerciales son un condicionante que disminuyen ingresos en el corto plazo y pueden poner en riesgo la sostenibilidad de las empresas en el largo plazo.

   Para el ciclo 22/23, del relevamiento surge que se incrementa la intención de los empresarios de destinar más hectáreas de la rotación a los cultivos de invierno: aumentan los cultivos de servicio y cebada, en detrimento del trigo.

   En cuanto al negocio, mientras que los precios de los granos se mantienen altos se debe tener en cuenta que, también, incrementaron los valores de los costos productivos.

Para la campaña 22/23, los costos de implantación del trigo y la cebada aumentaron cerca del 50 % respecto a la campaña 21/22.

   Para los cultivos de verano, de mantenerse el precio de los insumos actuales, se esperarían incrementos de 20 % a 30 % en los costos de implantación intercampaña.

   Es clave realizar el ejercicio de analizar las decisiones de inversión incorporando las diferentes variables del negocio. En este caso en particular, para los bienes de cambio como granos en stock son las cotizaciones de posiciones futuras, la inflación, el tipo de cambio y demás.

   En cuanto a la situación lechera, las señales internas de corto plazo esperan una leve caída en las producciones individuales, en razón de las condiciones climáticas ocurridas durante el verano.

   Según precisa CREA, habrá que ver cómo evoluciona, teniendo en cuenta las estrategias productivas que llevarán adelante los empresarios en un contexto de menor disponibilidad de reservas y costos productivos en aumento.

   Se recordó que el corriente año se inició con números negativos para la demanda interna, en cuanto a la facturación, dado que disminuyó el volumen de ventas; los precios crecieron por debajo de la inflación, y el poder de compra del salario se deterioró respecto de la canasta láctea.

   Si bien las exportaciones lácteas argentinas comenzaron el año con una baja en el volumen comercializado, tal circunstancia fue compensada por los mayores precios percibidos.

   Para los próximos meses los valores de la leche en polvo disminuyen, pero se mantienen muy por encima de los precios históricos (U$S 4.300 vs. U$S 3.000 la tonelada). Así, se plantea un interrogante por la dimensión del impacto del conflicto bélico Rusia-Ucrania en la performance de las exportaciones argentinas para los próximos meses.

   Apareció un semáforo amarillo para el negocio lechero en este marzo, con aumentos en los costos productivos (+ 8,8 % i.a.), principalmente de la alimentación (50 % del gasto total), y casi sin variación en el precio percibido (+ 1,6 % i.a.).

   La relación de los índices de precio y costos es la más baja del último año (0,81). Y el deterioro en los resultados comienza a notarse en el análisis financiero mediante el incremento en los días de endeudamiento a corto plazo, que pasó de 31-32 días, de noviembre de 2021, a 35 días en este marzo.

¿Cuál es el contexto económico y político?

—“El acuerdo con el FMI provee una hoja de ruta hacia adelante y vino acompañado por una reducción de la brecha cambiaria (de 114 % a 70 %). Así, con el ingreso de fondos netos procedentes del organismo (U$S 7.610 millones) y la llegada de la cosecha gruesa, el Gobierno gana aire en el frente cambiario”.

—“El acuerdo exacerbó las diferencias al interior de la coalición gobernante y la frágil relación entre las distintas partes pone un manto de duda sobre la capacidad política del oficialismo de alcanzar objetivos y metas, especialmente la parte fiscal del acuerdo. Más, si se tiene en cuenta el efecto de la guerra en Ucrania sobre los precios de la energía y los subsidios a las tarifas”.

—“Todo apunta a una mayor inflación en 2022. El shock de los precios internacionales difícilmente pueda ser absorbido por una política monetaria con muy pocos instrumentos; más aún, considerando que se monta sobre una importante inercia inflacionaria previa al conflicto: 50,9 % anual, pese al anclaje de las tarifas y del dólar en 2021”.

—“Sumado a eso, el Gobierno adelantó la apertura de paritarias y el acuerdo con el FMI contempla tanto un aumento de las tarifas, que no ocurre desde el año 2019, como una mayor depreciación del tipo de cambio que ya comenzó a observarse”.

—“El riesgo es que la elevada inflación lleve al Gobierno a tomar más medidas que perjudiquen a la producción en busca de un beneficio, en el mejor de los casos, de corto plazo”.

—“Los distintos indicadores muestran la continuidad de la recuperación pospandemia, aunque con un déficit fiscal que crece —respecto a 2021— y una inflación que se acelera. El gran interrogante es si este proceso puede sostenerse”.

Deterioro adicional de la situación macroeconómica

   A pesar de la coyuntura actual de precios, el ICEA (Indice de Confianza del Empresario Agropecuario) registró una leve baja respecto a la medición de noviembre, principalmente por el deterioro en las expectativas.

   En ese sentido, la evolución del indicador para el próximo año se explica por una disminución en el componente que capta la situación del país: —12,1 % vs. noviembre de 21 y de la situación futura de los precios, —5,2 %.

   Así entonces, el ICEA indica que se espera un deterioro adicional de la situación macroeconómica y que los altos precios vigentes son transitorios y tenderán a bajar en el próximo año.