Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Facundo Garayoa, con raíces en la región: el ingeniero que cambió la vida de casi 2 mil estudiantes

Su madre es de Tres Arroyos y su lugar en el mundo, Claromecó. Dejó todo para dedicarse a apoyar, a través de una fundación sin fines de lucro (FONBEC, Fondo de Becas), a jóvenes que por su situación socio-económica están en riesgo de deserción escolar. Patricia Bertacco es la coordinadora en Bahía Blanca.

Facundo Garayoa con Federico Pelegrina, quien fue becario y hoy es contador de FONBEC, en su visita a los barrios bahienses.

Por Anahí González Pau / agonzalez@lanueva.com

   El ingeniero mecánico Facundo Garayoa, cordobés y con raíces en nuestra región (su mamá es de Tres Arroyos y su lugar en el mundo, Claromecó) tuvo hace más de dos décadas una idea brillante.

   Pensó: “Si hay mucha gente con posibilidades económicas y ganas de ayudar y también, muchos jóvenes que necesitan esa ayuda ¿cómo hacer para vincularlos y que sean los protagonistas de un círculo virtuoso en el que mejoran sus vidas mutuamente?

   Así nació FONBEC, una fundación civil sin fines de lucro que selecciona a estudiantes de bajos recursos socioeconómicos, con buenas notas y compromiso académico, y los vincula con “padrinos”, es decir, donantes particulares, personas/empresas que tienen el interés afectivo y la capacidad económica de estimular su esfuerzo a través de un aporte socio-económico, generando las condiciones necesarias para que no interrumpan sus estudios.

   Hoy FONBEC está presente en 15 ciudades argentinas, entre ellas Bahía Blanca, actuando en las escuelas y brindando apoyo a más de 1.800 estudiantes de niveles primario, secundario, terciario y universitario.

¿Cómo funciona FONBEC? Posibilita, mediante un aporte económico y acompañamiento académico y personal, que estudiantes de entornos socio-económicos vulnerables puedan continuar sus estudios y concretar sus metas académicas y personales.

   Garayoa, quien recibió el premio Abanderados de la Argentina en 2011 por su labor solidaria y es fanático de los deportes (ama el agua) confió a La Nueva.: "Dejé todo por apoyar la terminalidad educativa de nuestra juventud y su posterior inserción laboral".

   La empatía lo acompaña desde muy chico, cuando empezó a participar en actividades solidarias como voluntario en barrios de bajos recursos (en Córdoba y en otras provincias). Allí vio situaciones injustas, gente en extrema vulnerabilidad y, como consecuencia, dificultades para progresar y generar mejores condiciones de vida. Muchos jóvenes querían cambiar su realidad, pero los múltiples obstáculos que se les presentaban terminaban resultando insalvables.

    Garayoa, quien también estaba inserto en otros ámbitos, en contacto con personas de buen pasar económico y con mayores oportunidades, observaba esa brecha con una sensación amarga y hasta paralizante.

   Si bien disfrutaba de ayudar en los barrios, a la vez, sentía frustración: veía que sin estudios era muy difícil que la gente cambiara su realidad. Y aunque había muchos jóvenes comprometidos y con ganas de estudiar, que hacían tremendos esfuerzos por progresar, la mayoría terminaban bajando los brazos.

   Era demasiado complicado estudiar cuando una tormenta se llevaba el techo de sus casas o la violencia familiar les hacía cerrar los libros y renunciar a sus sueños. Ni hablar del desigual acceso a la tecnología.

   En los comedores veía a niños con hambre y jóvenes desanimados.

   Años después de esta experiencia que lo marcó, en 1999, en una visita a un amigo médico (Gustavo M), Facundo Garayoa tuvo una revelación.

   Su amigo, que también se dedicaba a tareas solidarias, le confesó que lo mejor que había hecho en su vida no era la medicina sino el dar educación y capacitación a una familia de escasos recursos económicos.

   Facundo le contó entonces lo que había visto en los barrios en su juventud y el médico le preguntó: "¿Conocés a alguien que esté estudiando y necesite ayuda para continuar? Así, Facundo lo vinculó con Daniela P., una joven que estaba a punto de dejar su carrera universitaria (estudiaba Ciencias de la Comunicación) para salir a trabajar. Ella necesitaba USD 100 por mes para poder continuar. El médico sacó la billetera, le dio a Facundo exactamente esa suma y le pidió que le transmitiera a Daniela que él la apoyaría hasta que terminara los estudios.

    Garayoa rápidamente acercó este dinero a la joven universitaria y, luego lo hizo todos los meses, a la par que iba contándole a Gustavo M. sobre los progresos de Daniela. Pronto, el médico se decidió a ayudar a otro chico, Carlitos.

   Fue tan virtuosa la experiencia que, el solo contarla, fue inspirando a otras personas a sumarse a colaborar y así se llegó a la creación de FONBEC, en 1999, por la necesidad de dar un marco formal a estas iniciativas solidarias.

  
El grupo de FONBEC visitó a los becarios de la flamante experiencia a nivel local.

   Hoy, ya reconocida y en constante desarrollo, FONBEC invita a los “padrinos” a conocer a su ahijado además de brindarle información sobre el destino de su dinero, para que no tenga dudas de que su misión se cumple con transparencia.

   La metodología es altamente vinculante: los estudiantes que piden la beca son anotados en una lista de espera, mientras se gestiona el padrinazgo entre donantes particulares, instituciones y/o empresas. Una vez que se encuentra el Padrino, el estudiante recibe una Beca que tiene dos componentes, uno económico y otro afectivo (se confía en él, en que va a lograr sus proyectos de vida gracias a sus propios méritos).

   Una vez terminado su ciclo de estudio se les ayuda en la inserción laboral. Por último, se les ofrece la posibilidad de colaborar de algún modo en la fundación, por ejemplo, siendo padrinos  de un nuevo estudiante.


Facundo Garayoa junto a Patricia Bertacco, coordinadora de FONBEC en Bahía, y una voluntaria.

    Para entonces ya se habían sumado Marcos G. (que hoy es el presidente de la fundación), Mario M. C., Hernán M., José C. V.  En 2005, se sumó Carlos S., director de la empresa Plásticos DISE, quien empezó a colaborar, y sugirió a Garayoa que parte de lo que se ingresara fuera para los gastos administrativos de FONBEC.

   En ese momento Facundo reconoció que quienes trabajaban para la entidad, además de tiempo, tenían que poner dinero de sus bolsillos para los gastos de librería, fotocopias, teléfono y viajes a los diferentes barrios. Para entonces la fundación ya tenía 100 becarios.

Los resultados de FONBEC

   Hoy FONBEC cuenta con numerosos resultados. Hay jóvenes que ya están trabajando y son muchos los padrinos y las empresas que acompañan. Hay chicos que han sido becarios y hoy son padrinos, como es el caso de Federico Pelegrina, Federico, un chico de Córdoba que fue becado por FONBEC cuando estaba en el secundario y se recibió de contador. 

   Federico trabaja en la administración de FONBEC desde hace más de 10 años y hoy es el que lleva junto a Paula (otra becaria) la administración de FONBEC, en su sede de Córdoba. Hoy tiene 31 años y fue uno de quienes acompañó a Facundo en su recorrida por las viviendas de los becarios de Bahía Blanca.   

FONBEC cuenta con 16 empleados y 300 voluntarios. Contacto: info@fonbec.org.ar o www.fonbec.org.ar Facundo Garayoa (0351) 153146013 fmgarayoa@gmail.com

   “Hoy, muchos de esos chicos que no tenían un lugar para estudiar en su casa lograron ser abanderados en la escuela y graduados de la universidad. Si hubieran abandonado el colegio, hoy se perjudicaría la sociedad entera", dijo Facundo.

   "Entre todos tenemos que proteger a estas personas con alto potencial y FONBEC es un canal para llevarlo a cabo”, expresó. FONBEC se guía por las palabras de Deepak Chopra: "Toda relación es una relación de dar y recibir. El dar engendra el recibir y el recibir engendra el dar", y eso se vio desde el primer momento.

La experiencia en Bahía Blanca

   La docente Patricia Bertacco es la coordinadora de FONBEC en Bahía Blanca y, desde febrero, trabaja arduamente de forma voluntaria en la tarea de armar la filial, sumando voluntarios´y padrinos.   

   Los contactos en Bahía: Facebook/fonbecbahíablanca; Instagram/fonbecbahíablanca; WhatsApp/2916439416

   En este momento hay 18 chicos becados, en nuestra ciudad. Las escuelas a las que pertenecen son: EES N°37, EESN°38, EESN°15,ETécnica N°3, EESN°34, EESN°43,EETN°1 y EPN°55.